Doble crimen de Barracas: difunden un video del asesino del policía y el barrendero durante un robo en un colectivo

subió al interno 4845 de la Línea 100, que circulaba por Vieytes en Barracas, y mató a un policía de la Federal y a un barrendero que iban entre el pasaje durante un robo.

Diego Guida está prófugo de la Justicia y su cómplice, detenido: se trata de Cristian Ramon Vivas (41), preso desde el 26 de octubre tras una serie de allanamientos en Barracas, según pudo saber Clarín.

Las mismas fuentes explicaron que, para poder capturar a Guida, se decidió difundir un video del sospechoso que se viralizó en octubre de 2019, cuando los vecinos de Barracas lo denunciaron en las redes sociales por maltrato animal.

Allí se ve toda la violencia de un hombre con numerosas causas penales por robos y daños, y que “salió de la cárcel el 29 de septiembre pasado, tras una libertad extraordinaria donde la fiadora fue su mamá”, destacaron las fuentes.

Veinte días después de haber logrado la libertad, cometió el doble crimen de Barracas, a metros de su casa de la calle Alvarado. 

Sí, Guida vivía también en el mismo barrio donde ocurrió el trágico robo al colectivo en el que fueron asesinados Roberto Bonifacio (43), empleado de la empresa Higiene Urbana AESA-Veolia de la Ciudad de Buenos Aires, y Esteban Lagos (28), que trabajaba en la División Ferrocarril Mitre de la PFA.

Es más, Guida tiene domicilio a 350 metros de Vieytes y Quinquela Martín, la parada donde ese 19 de octubre a la noche se subió junto a Vivas a la unidad de la Línea 100, ramal 1.

Según la investigación, Vivas, por su parte, vivía aún más cerca: sobre la calle Vieytes y a 130 metros de donde abordaron el interno 4845.

Según la causa que investiga el fiscal Martín López Perrando, Vivas es el delincuente que ese 19 de octubre “fue hasta el fondo de la unidad”.

Mientras que Guida -sintetizaron las fuentes- “se quedó adelante, tomó de rehén a un pasajero y mató al policía”, que era papá de una beba de 2 años, y al barrendero, que tenía 2 hijos y esa noche, como llovía, decidió no ir a trabajar en moto. 

“Vivas, al igual que Guida, también tiene antecedentes penales por robos, lesiones, amenazas”, explicaron las fuentes y contaron que, además de ser vecinos, los asesinos “ya había cometido otro delito juntos“.

Fue esa causa en común y que Guida tenía un expediente viejo en la fiscalía López Perrando, más las tareas investigativas, las cámaras de seguridad y el testimonios de los testigos, los que aceleraron la causa.

Así pues, el 26 de octubre pasado, en el marco de cuatro allanamientos ordenados por el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 36, Alejandro Ferro y realizados por la PFA, se detuvo a Vivas en Barracas y otro hombre, acusado de haber ayudado a los asesinos.

El caso

El doble crimen ocurrió el lunes 19 de octubre, a las 23.40, a bordo del colectivo de la Línea 100 que circulaba por Vieytes, entre Quinquela Martín y Suárez, cuando Guida y Vivas subieron armados y con intenciones de robo.

Según lo que pudieron reconstruir los investigadores en base al relato del chofer y los pasajeros, al abordar el colectivo, uno de los ladrones pasó saludando hacia el fondo. Ahora se sabe que fue Vivas.

Y el otro se quedó en la parte delantera, extrajo un arma y anunció que se trataba de un asalto. Fue Guida, el prófugo. “¡Bueno, están todos regalados!”, fue la frase que gritó, tras lo cual tomó como “escudo humano” a un joven de 29 años que viajaba detrás del chofer.

Al ver la situación, Lagos, que era pasajero de ese colectivo y viajaba con su uniforme y el chaleco antibalas colocado, se levantó de su asiento para dar la voz de alto, pero de inmediato comenzaron los disparos.

La autopsia determinó que el policía recibió cuatro tiros de frente: uno en el cuello, otro en el pecho, un tercero en un brazo y el restante en una pierna.

Bonifacio fue asesinado por un único disparo que ingresó por la espalda. En tanto, otros dos pasajeros, de 30 y 34 años, resultaron heridos por balazos, uno en una pierna y el otro en un pie.

Guida y Vivas escaparon tras robarle la pistola reglamentaria, calibre 9 milímetros, al policía baleado. La fuga quedó grabada por cámaras de seguridad del barrio.

El mismo barrio donde vivían los asesinos.

AFG

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