En el marco de la situación de pandemia por coronavirus que vive la Argentina, resulta especialmente importante el concepto de seguridad e higiene en quirófanos y laboratorios.
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Una pequeña contaminación microbiológica puede resultar fatal. Y esto abarca tanto a los quirófanos donde se realizan operaciones de distinta complejidad, como a las cabinas de bioseguridad donde se procesan muestras patógenas y a los equipos de flujo laminar donde se prepara la medicación inyectable.
“En los quirófanos y salas de internación de hospitales hay que hacer una serie de ensayos para garantizar que el aire que está en contacto con los pacientes contenga la menor cantidad de partículas y de carga microbiológica, para que no les afecte a la salud”, dice a Clarín el ingeniero Ivan Kaliman, socio gerente de ZWEI Ingeniería, compañía especializada en la realización de ensayos.
¿Cómo son estos ensayos? Incluyen controlar las partículas que hay en el aire, medir el caudal que se inyecta, medir la eficiencia de los filtros, hacer el control microbiológico del aire y medir el diferencial de presión del quirófano respecto al exterior.
Medición de caudal en sala limpia. Foto ZWEI Ingeniería.
“Nos encontramos con una situación de gran conflicto en el sector de bioseguridad. Si bien existen distintos organismos de control, hace falta un trabajo mucho más exhaustivo en quienes firman y avalan los resultados de los ensayos”, dice Kaliman.
Actualmente la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y el Ministerio de Salud son los organismos que exigen a los laboratorios farmacéuticos y a las instituciones de salud que tengan las instalaciones y equipos críticos certificados o calificados.
Pero esa normativa “es muy ambigua”, según Kaliman. “El Ministerio de Salud dice: ‘Tiene que hacer los controles correspondientes’. No dice qué controles, cómo hacerlos, con qué protocolos o normativas, y cómo auditar a las personas que lo hacen”, ejemplifica.
Conteo de partículas en aire dentro de un flujo laminar para producción de inyectables. Foto ZWEI Ingeniería.
“Son muy pocos los que hacen los controles. Y son contados con los dedos los que hacen los controles como se debe. Muy pocos contratan empresas que tienen personal técnico capacitado, que hacen las cosas con los instrumentos que se deben utilizar y que tienen sus procedimientos normalizados”, continúa el ingeniero.
En el área veterinaria también señalan inconvenientes. “Hay un trabajo pendiente de hacer un poco más de refuerzo sobre la normativa y la regulatoria técnica, que es necesaria para hacer la evaluación”, comenta Juan Manuel Schammas, coordinador del área de servicios estratégicos y garantías de calidad del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
En coincidencia con el planteo de Kaliman, el funcionario cree que “lo que hay que intentar considerar es que haya mejores contrataciones”.
“En mi área, lo que falta es que sea más especifica la regulación acerca de qué tipo de controles se le tienen que hacer a las cabinas de seguridad biológica o a los sistemas de aire”, detalla Schammas.
El INTA hace las contrataciones de los equipos de aire pidiendo normativas alineadas con lo que recomienda la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE). Está todo reflejado en la NSF49, que es la normativa de cómo se deben hacer estas verificaciones en las cabinas de seguridad biológica.
“Es un estándar internacional. Lo que no tenemos hasta el momento es un estándar nacional sobre el tipo de verificación en las cabinas de seguridad biológica o en los sistemas de filtración de aire”, cierra Schammas.
Los riesgos para la salud
Según Kaliman, sin una verificación correcta el personal de salud podría estar potencialmente expuesto a un riesgo biológico y/o químico, los pacientes a chances de infección en quirófanos, y la producción de medicamentos, a niveles de contaminación elevados.
Por ejemplo, en los quirófanos muchas veces se usan prótesis. Antes de ponerlas en las personas, esas prótesis se trabajan en una cabina de bioseguridad. “El tema es que si falla esa cabina, vos le ponés a la persona la prótesis con una bacteria adentro”, alerta Kaliman.
Las cabinas de bioseguridad son recintos cerrados donde se hacen los procedimientos microbiológicos. “A veces (los hospitales) les hacen salidas hacia el exterior, por fuera de la normativa. Entonces, cuando tenés un aerosol, la cabina está soplándolo para afuera. Ellos creen que están protegidos, pero todo lo contrario. Están más expuestos que si no usaran la cabina“, comenta.
Por lo tanto, considera que es necesario homologar y establecer directrices para el uso de equipos críticos de bioseguridad y de producción de medicamentos, mediante la correcta aplicación de procesos con el instrumental y personal adecuados.
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