Este viernes 11 de diciembre, Netflix estrenará la serie, “de corte juvenil”, El desorden que dejas. Se trata de una profesora atormentada por una muerte sospechosa que ocurrió en
la escuela donde acaba de empezar a trabajar. Y, entonces, ella teme por su vida…
La protagonista es Inma Cuesta, valenciana, de 40 años, una de las actrices más prestigiosas de España.
Si bien el premio Goya se le resiste, fue nominada por su trabajo en películas como La voz dormida (2011),Tres bodas de más (2012) yLa novia (2015).
La crítica especializada la ubica entre las mejores intérpretes de España.
Su primer protagónico de televisión le llegó en la serie Amar en tiempos revueltos, donde hacía el papel de Elisa, una humilde joven que trabajaba como cigarrera en un bar y se convertía en una conocida cantante de la época.
En 2016, junto a Ricardo Darín, Cuesta trabajó en en el filme Kóblic, de Sebastián Borensztein, basada en los “vuelos de la muerte”.
De perfil bajo, lo que se sabe de esta mujer criada en Jaén es lo poco que ella misma ha contado sobre su vida.
Inma Cuesta y Ricardo Darín, los protagonistas de “Kóblic”.
“Me apasiona la fotografía, pero tengo muchos hobbies, como dibujar, hacer collage… No lo hago de manera profesional. Para mí son otras maneras de contar historias, de crear”, dijo sobre sus aficiones.
Su privacidad, dice, es sagrada. Y otra de sus “armas” es su sentido del humor.
“Me siento muy respetada por los medios, la vida privada es eso, privada. De todas formas todo depende del sentido del humor con que uno se tome las cosas… Y yo me río de mi sombra“, agregó.
“Arde Madrid”, la serie en la que Inma Cuesta compone a una empleada doméstica de Ava Gardner.
En 2016, la publicación de unas fotos en las que se la veía al lado de la cantante Vanesa Martín planteó la posibilidad de que vivieran juntas. Fue la revista Cuore la que las difundió.
“Descubrimos que viven bajo el mismo techo. Precisamente, las sorprendimos llegando a su domicilio cargadas de bolsas, tras hacer la compra semanal. Luego ambas salieron con sus dos perros a un parque cercano”, detalló el semanario.
Vanesa fue quien aclaró: “Somos vecinas, no vivimos juntas, lo que pasa es que Inma es una persona a la que quiero”.
Cuesta, a su vez, dijo que se reía “mucho” de todo lo que se especulaba con ellas.
A veces, es cierto, Inma se abre. Y puede publicar en sus redes sociales alguna imagen de su familia.
“Ella. Mi raíz, mi casa, mi cómplice, mi compañera de juegos, la niña de mis ojos y una de mis personas favoritas. Hasta la luna…”, escribió junto a la foto en la que posaba junto a su hermana Fátima, de pelo más claro y ojos verdes.
Inma es una actriz comprometida con las causas sociales. Siempre que puede, reivindica que las actrices sean el motor de las historias, especialmente “cuando la mujer llega a cierta edad, que parece que desaparece de la industria”.
También ha apoyado campañas como “Tu silla, tu refugio”, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado(CEAR).
Los que han trabajado con ella no dudan en afirmar que es una “muy buena compañera”.
También se enoja. Tiempo atrás, denunció los excesivos “retoques” que una revista había hecho con una sesión de fotos de ella.
“Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal. Imagino que era necesario resaltar el azul cobalto del vestido, quitar algunos pliegues del mismo y subir los niveles de luz para hacer brillar más mi piel, pero no entiendo la necesidad de retocar mi cuerpo hasta dejarme casi en la mitad de lo que soy, alisar mi piel y alargar mi cuello hasta convertirme casi en una muñeca sin expresión“, escribió en Instagram.
En 2019, cuando recibió el premio Feroz “a la mejor actriz de televisión”, homenajeó “a todas las mujeres para que nunca más nos tengan que decir lo que tenemos que hacer”.
El galardón se lo dieron por su actuación en la serie Arde Madrid, que cuenta la vida de la actriz Ava Gardner durante su residencia en Madrid en los años ’60, “desde el punto de vista de sus empleados domésticos y en plena época franquista”. Sí, cuando Gardner era vecina de Juan Perón.
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