Crisis en Venezuela: el chavismo allanó las oficinas y congeló las cuentas de una prestigiosa entidad caritativa

durante una de las crisis humanitarias más profundas del mundo.

Las redadas, que comenzaron la semana pasada, son el último ataque del gobierno contra supuestos opositores mientras el presidente Nicolás Maduro consolida de manera constante el poder. Después de aplastar a los partidos de la oposición, su campaña de represión se dirige cada vez más a organizaciones civiles independientes que intentan aliviar la crisis.

El gobierno ha acusado a la entidad caritativa Feed the Solidarity de canalizar donaciones extranjeras para la subversión política, sin aportar pruebas. La organización benéfica y sus aliados calificaron las acusaciones y las redadas como una táctica política cruel que amenaza la vida de los ciudadanos más vulnerables del país. “El efecto de esto será brutal”, dijo Susana Raffalli, una destacada nutricionista y activista de ayuda venezolana. “Todo trabajador social ahora tendrá miedo de seguir trabajando”.

A medida que la economía de Venezuela se derrumbaba bajo Maduro, el gobierno recortó drásticamente el gasto en educación, atención médica e incluso ayuda alimentaria, dejando a los grupos sin fines de lucro para llenar el vacío. Solo el 4% de los venezolanos ganaba el año pasado lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas, según una encuesta de las universidades públicas más grandes del país.

Feed the Solidarity gestiona decenas de comedores populares en zonas populares de todo el país y atiende a 25.000 niños, según su fundador, Roberto Patiño.

Acoso

El almuerzo de la organización benéfica a menudo proporciona la única comida diaria de los niños, según entrevistas de The New York Times con docenas de beneficiarios durante los últimos dos años.

Muchos niños comen solo una parte de sus comidas para poder llevar el resto a casa con sus familias. Patiño dijo que la organización benéfica tendrá que interrumpir su servicio la próxima semana porque el congelamiento de sus cuentas bancarias les impide comprar alimentos.

La represión comenzó la semana pasada cuando los reguladores bancarios y la policía secreta allanaron el banco privado más grande de Venezuela, Banesco, para investigar las transferencias de dinero de la organización benéfica a familias vulnerables, según Patiño. El banco emitió un comunicado distanciándose de Patiño, pero no respondió a la solicitud de comentarios sobre el allanamiento del regulador.

Esta semana, la policía secreta allanó la oficina de Feed the Solidarity y la residencia registrada de Patiño, y le dijo a su familia que tenían una orden de arresto para el activista. Patiño es miembro del partido opositor de Venezuela Justicia Primero, pero siempre ha sostenido que su labor social está separada de la política.

“Recibimos gente de todas las tendencias políticas; no hay política en nuestros comedores”, dijo Patiño, de 32 años, en una entrevista telefónica desde su escondite. “Lo que más me duele ahora es que todos estos niños no comerán la semana que viene”.

La represión a la organización benéfica forma parte de una larga campaña de represión de Maduro contra fuerzas sociales y políticas fuera de su control. Pero parece contradecir directamente sus intentos de persuadir al gobierno entrante en Estados Unidos del presidente electo demócrata Joe Biden para que relaje las sanciones internacionales que han estrangulado la economía.

Feed the Solidarity es parte del programa humanitario de la ONU en Venezuela y ha sido apoyado financieramente por la Unión Europea, varios de sus principales estados miembros y el Vaticano. La embajada de Estados Unidos en Venezuela calificó el acoso de la organización benéfica como “un acto despreciable del régimen”, en una publicación de Twitter. Las misiones locales de la Unión Europea y del gobierno de Alemania no respondieron a las solicitudes de comentarios sobre las redadas contra la organización benéfica.

Maduro ha visto a la ONU y al Vaticano como mediadores adecuados en la crisis política del país y ha tratado de reconstruir los lazos económicos con Europa para compensar el endurecimiento de las sanciones estadounidenses. Feed the Solidarity es también el socio local de la organización benéfica internacional Save the Children. Jill Biden, esposa de Joe Biden, presidió la junta de fideicomisarios del brazo estadounidense de Save the Children hasta 2018. “Políticamente, no necesitaba esto”, dijo Raffalli, en referencia a Maduro. “Un Estado que necesita asaltar organizaciones sin fines de lucro para regularlas es un Estado débil, un Estado con muy poco capital político”.

The New York Times. Anatoly Kurmanaev

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