Aborto: una vigilia dividida entre la desazón de los que se oponen y la alegría de quienes aseguran que será ley

segunda vez la posibilidad de que el aborto sea ley en Argentina. La plaza, una vez más, está dividida. La diferencia ahora es grande. El clima también. En 2018 el “no” era casi seguro más seguro, ahora es al revés. Tal vez por eso del lado “celeste” hay poca gente, que reza y se persigna. El lado “verde” se asemeja a una fiesta que se acompaña con glitter, cantos y redoblantes.

A las seis de la tarde no hay demasiado movimiento del lado sur que se opone al aborto legal. Caminan algunas monjas. Un cura da una misa. “¡El mal nunca tendrá la última palabra!”, grita. Y la gente que lo escucha responde con un “Gloria a Dios”.

No hay por este lado grupos de chicas ni adolescentes, más bien son personas mayores, muchos hombres, algunos vestidos con ropas camufladas de estilo militar. Se ven pancartas: “¡Viva Cristo Rey!”, “¿Querrías haber sido abortado?”. Y fotos de fetos ensangrentados, y el feto gigante de cartón.

Alguna que otras remeras que dicen “Evangelismo de fuego”, y dos partidos políticos: el Federal y la UceDé. Lo que más se vende son banderas de Argentina, que cuestan cien pesos y la gente se cuelga como un poncho. Hay un sendero con cruces clavadas, muchas vírgenes y mujeres arrodilladas rezando con rosarios en sus manos. Nadie quiere hablar. 

La poderosa Fundación Más Vida, principales organizadores de las marchas de la oposición al aborto y quienes en el debate de 2018 montaron escenarios y llegaron a hacer ecografías en vivo para que se escucharan latidos por altoparlantes, no está presente: “Nosotros ya hicimos la marcha el lunes”, explican a Clarin desde la Fundación.

Del otro lado de la plaza todo es distinto. Los grupos de chicas bailan en ronda, cantan, descansan en el pasto porque las horas serán muchas, De este lado se suceden las parrillas con chorizos y lomitos. Se venden gaseosas, cervezas heladas. Hay un arco para patear pelotas, un aro de básquet para embocar. 

La avenida de Mayo está plagada de gazebos de agrupaciones que reparten folletos. Aysa entrega bolsas de agua fresca. No se puede caminar sin chocarse. Callao está igual. Parece una feria: pañuelos, pins, libros, remeras, tazas, aros. Todo un mundo de íconos y frases feministas. La juventud desborda las calles. Se siente la alegría. 

Los centros de estudiantes de los colegios secundarios volvieron a movilizarse. Poco después del mediodía habían partido del Nacional Buenos Aires, pasaron por el Carlos Pellegrini para reunirse con la Coordinadora de Estudiantes de Base y a las tres ya estaban cerca de la plaza. Hicieron la performance de “Un violador en tu camino”, la canción de protesta del grupo chileno LasTesis y que se volvió himno mundial contra todas las violencias de género. 

“Las expectativas son muy grandes desde toda la juventud que está comprometida fuertemente con este derecho que es elemental para nuestras vidas. Con esta vehemencia estamos acá presentes porque entendemos que nuestra presencia es vital y fundamental en esta plaza, porque si bien las expectativas son muy altas hay una puja política muy grande de los sectores antiderechos y las presiones que están haciendo desde el Vaticano dentro del lobby parlamentario para que esta ley no salga”, dice a Clarín Tati Fernández, presidenta del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires.

“Lo que está claro es que para que el aborto legal sea ley es decisiva nuestra permanencia e intervención en las calles para poder torcer el rumbo de un Senado dominado por los dinosaurios y el lobby clerical que tiene una fuerte influencia en cada uno de los bloques políticos mayoritarios que intervienen. La Marea Verde y quienes venimos luchando hace años por el aborto legal nos multiplicamos y copamos las calles masivamente para hacer historia y para conquistar de una vez por todas este derecho fundamental para nuestras vidas”, dice a Clarín Abril Viladrich, estudiante de Psicología UBA y militante de la organización de mujeres Plenario de Trabajadoras (PdT), en un gazebo de Rivadavia y Callao.

“Es una jornada histórica en la que, luego de 35 años de lucha, conquistaremos este derecho. Estamos movilizadas y en vigilia para que la ley sea aprobada y para que todos los obstáculos que quieran seguir colocando, los podamos sortear. La lucha por el aborto legal y para garantizar la práctica es inseparable de la separación de la Iglesia del Estado”, agrega Vanina Biasi, otra dirigente del Partido Obrero-Frente de Izquierda y del PdT.

Cerca de allí, otras carpas preparadas desde el lunes, como la de la agrupación feminista Las Rojas. “Hay una mayoría social en favor de la legalización del aborto que exige que se sancione definitivamente la ley. Esta vigilia es clave para presionar en favor de la ley”, dice Manuela Castañeira, dirigente nacional del Nuevo MAS y Las Rojas, histórica referente de la pelea por la legalización del aborto.

“Estamos en una tensa calma hasta que conozcamos los resultados. Habita en todas nosotras la calma profunda de que nos asiste la razón. El triunfo tiene que ser para las mujeres argentinas que luchamos por nosotras mismas y por todas, por nuestras hijas y nuestras nietas, por la democracia, la vida y la libertad el derecho al aborto legal, seguro y gratuito tiene que se Ley”, dice a Clarín Marta Alanis, referente histórica de la Campaña Nacional por el derechos al Aborto Legal Seguro y Gratuito y de Católicas por el Derecho a Decidir.

“La historia es nuestra y la hacemos en las calles. Que sea ley!”, dicen los carteles que se multiplican por las inmediaciones de un Congreso convulsionado. “Justicia social es poder decidir”, dicen otros. Esta vez, del lado “verde” hay clima de triunfo. El triunfo de la conquista de un derecho.  

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