Viviana Canosa saluda a las monjitas sin barbijo en la plaza celeste del Congreso. Y, poco después, canta el himno en una operación que vincula la lucha antiaborto
con el amor a la patria. En el colmo de la incorrección política, compara pañuelo blancos con pañuelos verdes y se ríe de los derechos humanos.
Mientras el senado debate la Ley del Aborto, Canosa deambula por la zona y escribe sin descanso en su cuenta de Twitter.
Pide cana para los violadores que liberó la cuarentena, habla de genocidio (¿sabrá realmente lo que significa la palabra’), repite una y otra vez la expresión “Patria”; y remata con un ataque directo al presidente, después de que Alberto Fernández manifestara su alegría por haber podido cumplir su promesa de campaña.
“EL PUEBLO ARGENTINO LE DICE “SI A LAS DOS VIDAS” Argentina es vida, nosotros ya ganamos por defenderla. Iremos a la CORTE. Felicitaciones Presidente, mas muertes, logró lo que quería! $$$$$$$$$$$$$$$$$$$”, dice textualmente en su tweet contra el primer mandatario, a quién supo acusar de aprietes nocturnos en su teléfono personal (¿alguna vez aclarará los alcances de esta relación?).
En Viviana Canosa, el camino del exceso es deliverado y profundo. Y no hablamos de convicciones personales, ni sentimientos religiosos, ni opiniones íntimas. Se trata sólo de escandalizar, de provocar al mainstream de la corrección política, de romper porque sí con todo.
Quién alguna vez fue una profesional correcta, ha decidido dinamitar su credibilidad para convertise en fenómeno mediático. A la derecha de Baby Etchecopar, ¿cómo se recompondrá Canosa del desborde de la ecografía en vivo, el dióxido de cloro y las confesiones íntimas de media noche?
El periodismo en serio ya no parece una opción posible para ella.
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