Mar del Plata: sin distanciamiento en la playa, temen por posibles restricciones

bromea con su yerno, que lo sigue en ese serpenteo sobre la arena, con su tabla también: “Guille, creo que estamos pinchando la burbuja: ¡toda la playa es la burbuja!“. 

Con temperaturas en 30 grados y unas pocas nubes, y un buen número de turistas que vinieron a comenzar el año sumados a familias locales, las playas brillan este fin de semana en Mar del Plata, y ese mismo brillo, esa precisa postal de temporada de verano que puede verse también en la peatonal, actúa como un contrasentido.

Porque es el deseo de los operadores turísticos, una temporada al fin en marcha después de la larga sequía que se prolongó durante las otras tres estaciones del año. Pero, al mismo tiempo, es también lo que preocupa: esas aglomeraciones en un contexto de contagios de Covid-19 en aumento y el aviso, un fuerte rumor por ahora, de posibles restricciones.

No hay nada concreto, apenas una advertencia de las autoridades. Lo vienen sosteniendo desde la Provincia de Buenos Aires y funcionarios de Gobierno nacional.

“Hicimos un esfuerzo enorme para que haya temporada, podemos tenerla si nos seguimos cuidando. Si la situación sanitaria explota y tenemos un gran incremento de casos, seguramente haya que tomar alguna otra determinación”. Textual, desde el Complejo Turístico de Chapadmalal, del ministro de Turismo y Deportes de la Nación, Matías Lammens.

Aquí los casos continúan aumentando de manera notable desde hace semanas; el 12 de diciembre se dio el registro más bajo desde agosto, con 87 casos. 

El año cerró en alza, con 285 personas en tratamiento por Covid; 279 el 1° de enero, 275 el sábado 2, y los especialistas auguran que el número continuará en ascenso. De todos modos, el sistema de salud “no está estresado”, la mayoría de las personas en tratamiento son jóvenes y los niveles de internación se mantienen bajos.

La situación es diferente a lo que ocurrió en gran parte de países de Europa, que tuvieron una segunda ola de contagios post verano: aquí los casos se multiplican cuando recién comienza.

Así, el relax de las vacaciones es a medias. Todos, los funcionarios, los empresarios del sector, los marplatenses que trabajan en los distintos rubros que posibilita la temporada, miran de soslayo las posibles restricciones. 

De momento, se hace fuerte hincapié en los controles, trabajando en la atención de las denuncias de vecinos sobre fiestas clandestinas en distintos sectores de la ciudad, en casas y en la playa. En una de las últimas desactivadas en una playa pública al sur del faro, “una fiesta espontánea”, según dijeron, había 1.500 jóvenes. En la madrugada de este domingo fueron 30 fiestas en las que se detectó a más de 1.000 personas.

El sábado también se controlaron las playas no concesionadas. Fue necesario cerrar durante algunas horas los accesos a las playas Varese y Cabo Corrientes por la cantidad de público que iba llegando. Personal municipal baja a la arena para recordar las medidas de distanciamiento que se deben tomar.

En bares y restaurantes, en las salas de teatro y en los comercios los protocolos se respetan. La capacidad de cada local fue limitada, no hay menúes físicos sino en código QR para escanear en las mesas, alcohol en gel aquí y allá, y se hace cumplir el distanciamiento.

El inicio de la temporada es aceptable (los números oficiales indican que diciembre recibió un 30% menos de viajeros que el año pasado: 586 mil personas), en este primer fin de semana de enero predominaba el optimismo, aun conociendo el dato de un bajo porcentaje de reservas para lo que viene.

La expectativa es que esos índices mejoren en este verano en que la estrella serán las actividades al aire libre. Las playas son el escenario perfecto y el clima en estos días es inmejorable, y es donde al parecer todos aquí se relajan, tanto que el barbijo una vez con los pies en la arena se convierte en un elemento en desuso.

Las autoridades irán leyendo en los próximos días cómo se desarrollan las estadísticas, el número de contagios y, fundamentalmente, si esa cantidad llega a poner en jaque al sistema sanitario. En ese caso -nada concreto aún- podrían aplicarse medidas restrictivas, un hecho que la Municipalidad de General Pueyrredón ve inviable. Igual, todos aquí, miran de reojo esa ecuación.

EMJ

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