Rosario cerró 2020 con la mayor cifra de homicidios en 5 años: casi la mitad fueron venganzas narco

sur de la ciudad sentó un precedente nuevo y preocupante para cerrar el año con 212 homicidios en el departamento, la mayor cantidad de víctimas de la segunda mitad de la década a pesar del alivio temporal durante la cuarentena.

El total de casos registrados por el Observatorio de Seguridad Pública (OSP) de Santa Fe representa un aumento interanual del 26%. Hay que remontarse a 2015 para encontrar una cifra superior en cuanto a los asesinatos en la principal ciudad de la provincia y sus localidades vecinas, donde el rebrote de la violencia sólo dio tregua durante la etapa con medidas más estrictas para prevenir el contagio de coronavirus.

El contraste a la hora de comparar los números dentro y fuera de la cuarentena es contundente. Entre abril y mayo, los dos meses completos en que Rosario estuvo bajo aislamiento social, preventivo y obligatorio, se registraron 12 muertes, con un promedio de una cada 5 días. La relación en los diez meses restantes del año pasado es de un homicidio cada 36 horas.

Los informes preliminares del Ministerio Público de la Actuación (MPA) dan cuenta de que el incremento en la cantidad de asesinatos está por encima de la media de todo el territorio santafesino. La mayoría de los hechos ocurren de noche y en el 78% de los casos los agresores actúan con armas de fuego.

A su vez al menos 100 de los episodios en investigación tienen como hipótesis principal el vínculo con economías delictivas u organizaciones criminales como las bandas narco. Es decir, casi la mitad de la cifra total estuvo vinculada a venganzas ligadas al tráfico de drogas.

Al margen de la pandemia, el aumento de la violencia en Rosario es uno de los principales problemas que afronta el Gobierno provincial después de un año de gestión en el que se anunció una profunda y ambiciosa reforma policial.

El actual responsable de la Unidad Regional II, Adrián Forni, es el quinto jefe designado por la actual administración peronista en paralelo con el envío de tres proyectos a la Legislatura para implementar una nueva regulación del cuerpo y de los organismos estatales vinculados a la problemática.

Frente a este escenario, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Sain, admite sin medias tintas que la fuerza “ha perdido el control de la calle” en Rosario. La buena relación con la Casa Rosada le permitió acceder a financiamiento por 3.000 millones de pesos para abordar la crisis e incluso la cartera nacional desembarcó con una unidad propia en octubre para reforzar el trabajo en la ciudad.

Los homicidios alcanzaron su pico unas semanas antes de que lo hiciera la curva epidemiológica del Covid-19. En septiembre se registraron 28 asesinatos, prácticamente uno por día, un promedio superior al del primer bimestre, que arrojó 50 víctimas fatales. En abril, por el contrario, sólo hubo cuatro crímenes. Se trata de un piso sin antecedentes desde principios de 2013, cuando se hizo la reforma para pasar al sistema acusatorio en el fuero penal.

Aunque los principales jefes de organizaciones narcocriminales están tras las rejas, la violencia no cede. Sain advierte dos factores respecto de esa situación. Por un lado, que líderes como Ariel Máximo “Guille” Cantero conservan influencia y capacidad de dar órdenes a pesar de estar en prisión. Por otra parte, aparecen jóvenes “soldaditos” que disputan a mano armada el control territorial que antes garantizaba la connivencia policial, estableciéndose así como “gerentes rústicos” de esas zonas.

Los números del MPA coinciden con este análisis si se observa la distribución de las víctimas por franja etaria. Hasta noviembre, el 52,7% de las personas asesinadas en Rosario tenía menos de 30 años. A esa lista se sumó luego un bebé de apenas ocho meses que recibió un balazo en el cráneo cuando estaba con su madre dentro de una casa de la zona oeste. Lian Ángel Corvalán falleció la noche del sábado 22 de diciembre, horas después de ser internado en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela por un ataque a balazos en la calle contra otra persona.

EMJ

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