El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa, Jill, se convertirán en los nuevos residentes de la Casa Blanca cuando el demócrata de 78 años asuma el cargo este miércoles 20 de enero. El nuevo presidente hizo de su familia un foco importante a lo largo de su carrera, y su campaña presidencial de 2020 los puso completamente en el centro de atención. Algunos miembros causaron controversia, pero otros rompieron barreras.
La primera dama
Jill Biden, educadora, está lista para transformar su nuevo rol, incluso antes de mudarse a la Casa Blanca. Mientras que las primeras damas tradicionalmente solo cumplen con deberes ceremoniales, Jill Biden tiene la intención de mantener su trabajo de tiempo completo como profesora de inglés.
Como primera dama, se espera que trabaje en cuestiones de educación y relance “Joining Forces“, una misión para movilizar a las familias de militares que ella y Michelle Obama comenzaron en 2011.
Los Biden se conocieron en 1975, pocos años después de que el entonces senador de Delaware enfrentara lo impensable: su joven esposa e hija, Naomi, murieron en un accidente de auto. El presidente dice regularmente que su segunda esposa “volvió a unir” a su familia.
La pareja se casó en 1977 y ella se convirtió en la “mamá” de sus hijos Hunter y Beau, quienes sobrevivieron al accidente. Tienen una hija en común, Ashley, que nació en 1981.
Mientras criaba a su familia, Jill Biden obtuvo dos maestrías y un doctorado en educación. Ella apoyó a su esposo a través de sus tres candidaturas presidenciales anteriores y fue una de sus defensoras más vocales y activista incansable durante su carrera más reciente.
Biden, que se identifica a sí misma como “educadora de por vida” en su perfil de Twitter, ya anticipó que intentará facilitar en la medida de lo posible la matrícula gratuita en los centros de formación profesional, la financiación para la investigación del cáncer y el apoyo a las familias de los militares.
La nueva “princesa” estadounidense
La menor de los Biden, Ashley, nacida en 1981 en Wilmington (Delaware) está comprometida con el feminismo, la defensa de los animales y las causas sociales. Estudió Antropología Cultural en la Universidad de Tulane, y una vez graduada trabajó de camarera en una pizzería.
En su juventud Ashley fue arrestada por posesión de marihuana cuando era universitaria y tuvo problemas con la ley por consumir alcohol antes de los 21 años. En el 2002 fue arrestada en Chicago por obstrucción a la autoridad cuando estaba de fiesta con unos amigos y se pelearon con la policía.
Ashley Biden se casó con Howard Krein en 2012, al que le presentó su hermano mayor, el fallecido Beau. Él es judío y ella católica practicante, por lo que la boda fue interreligiosa. El nuevo yerno presidencial es cirujano plástico y oficial jefe médico de la fundación StartUp Health, que conecta plataformas digitales con inversores para mejorar la atención sanitaria.
Los hijos
Biden habló en varias ocasiones sobre cómo su relación con sus hijos lo ayudó a sobrellevar el duelo mientras construía su carrera política, así como cuando se casó con Jill. Durante años, mientras era senador, viajaba en tren dos horas entre Washington y la casa de la familia en Delaware, para estar allí para Hunter y Beau.
Beau fue visto como heredero de la ética de servicio público y las habilidades políticas de su padre. Sirvió en el ejército en Irak y se convirtió en el fiscal general de Delaware. Pero murió de cáncer de cerebro en 2015 a los 46 años, menos de dos años después de ser diagnosticado. Biden se refiere a su difunto hijo a menudo en discursos políticos, y visita regularmente su tumba, así como las de su primera esposa e hija.
El otro hijo de Biden, Hunter, se mantuvo más lejos del centro de atención. Luchó contra la adicción al alcohol y las drogas, y fue dado de baja de la Reserva Naval en 2014 después de una prueba positiva de cocaína. Se convirtió en un foco habitual de los ataques de Donald Trump antes de la votación del 3 de noviembre por sus negocios en Ucrania y China.
Hunter, de 50 años, ahora un artista radicado en Los Ángeles, admitió haber mostrado “falta de criterio” en algunos de sus negocios, pero negó haber actuado mal. Biden, sin embargo, ha sido inquebrantable en el apoyo a su hijo. Durante el debate presidencial final, cuando Trump se burló del uso de cocaína de Hunter, el exvicepresidente simplemente dijo: “Estoy orgulloso de él. Estoy orgulloso de mi hijo”.
Las primeras mascotas
Después de que Trump fuera el primer presidente en más de un siglo en no tener un perro, los Biden traerán dos con ellos. Los pastores alemanes, Champ y Major, así como un gato, cuya raza y nombre aún no se revelaron, se mudarán a la Casa Blanca el 20 de enero.
Champ ha estado con los Biden desde 2008. La familia adoptó a Major en 2018. Según el equipo de Biden, será el primer perro adoptado que vivirá en la Casa Blanca.
Los compañeros caninos aparecieron en uno de los anuncios de campaña de Biden en donde advertían a los votantes que “eligieran sabiamente a sus humanos”, destacando clips de Trump burlándose de la idea de una mascota presidencial. Los dos perros también protagonizaron el mensaje navideño de los Biden.
ds