Repartidores, el nuevo objetivo de los ladrones: qué hacen con las motos robadas

ruta que comienza cualquier rodado robado. En este caso, lo más probable, o lo que suele ocurrir, es que los ladrones la guarden por unas horas. Esa misma noche, o la siguiente, la usarán para cometer más robos. Ya sea de motos, o a comercios, o a personas que están llegando o saliendo de sus casas.

Las cámaras de seguridad registran los delitos y cada vehículo robado tiene su ruta. “Cuando las motos tienen ‘una re bronca’ los pibes se la sacan de encima”, le explica a Clarín una de las personas que reconstruyen el camino de este tipo de asaltos en la Ciudad y el Conurbano.

En la jerga, “tener una re bronca” significa que una moto con ciertas características (en este caso una Honda Tornado roja, con algún detalle particular) fue descripta por las víctimas en varios asaltos.

Por lo general, los hechos son en las cercanías de los barrios de los ladrones. Para evitar potenciales controles vehiculares. Entonces, la Policía de la zona comienza a estar atenta. Si un patrullero cruza a dos personas arriba de una moto así, se supone que intentaría identificarlas. Y si son detenidos en un asalto, los investigadores podrían citar a las víctimas anteriores, para una rueda reconocimiento. Y la carátula cambiaría a “robos reiterados”.

Cuando hay que deshacerse de la moto que robaron y usaron en otros robos, la ruta tiene varias opciones. Se la pueden vender a un vecino que tiene una igual y del mismo color, legal, para que use algunos repuestos o accesorios que necesite.

Una Honda Tornado 250, modelo 2019, legal, cuesta de $ 500 mil en adelante, según el estado. Pero si es robada, “y tiene una re bronca”, se vende a $ 10 mil. El comprador, además de ahorrar en repuestos, va a ganar dinero: tira el cuadro y el motor (están numerados) y vende por internet el resto de las partes que no necesita.

Para que se entienda en números: en Mercado Libre un manubrio usado de esa moto se ofrece a $4 mil; un cigüeñal, a $7 mil; una cacha, a $3800.

La otra opción de los ladrones son algunos mecánicos de talleres de barrio o personas que se dedican pura y exclusivamente a desarmar esas motos y venden los repuestos en grupos de Facebook y otras redes sociales. Muy atrás parece haber quedado una de las máximas de los motoqueros viejos: “No compres robado ni usado. Porque está mal y porque te vuelve: te van a robar en el futuro”.

El tema de los ataques y robos a repartidores de aplicaciones de delivery volvió a visibilizarse el lunes, a partir del caso de Facundo Hambra (22), quien recibió un disparo de fuego en la cabeza mientras trabajaba en Ituzaingo, para Pedidos Ya. El 13 de enero había sido víctima de un robo: a mano armada, se llevaron su moto. Fue en Merlo.

Cerca del mediodía de este martes, colegas de distintas aplicaciones de delivery cortaron un par de ramales de la Autopista del Oeste, exigiendo seguridad. A fines de 2019 habían hecho otras movilizaciones por lo mismo.

“Estamos expuestos en todas las zonas del Conurbano. Y en los últimos meses sufrimos robos de personas que llevaban una mochila de aplicaciones. Se disfrazan para pasar desapercibidos ante nosotros y la Policía”, cuenta Martín, un repartidor de la zona.

Los trabajadores suelen estar en contacto por WhatsApp para avisarse sobre posibles sospechosos que merodean la zona, o que se mueven en motos en las que se movían ladrones que asaltaron anteriormente a algún repartidor. “Otra cosa que pedimos es iluminación. Trabajamos de noche y los ladrones te salen de cualquier lugar, no los ves. Se mueven como si fuera una zona liberada”, agrega Martín.

En las redes sociales pueden encontrarse publicaciones que dan más detalles sobre la ruta de las motos robadas. Se trata de grupos exclusivos sobre motos y accesorios. Con o sin papeles. “Vendo kit de repuestas Yamaha”, ofrece un usuario. Se trata de productos usados. Y la Policía Bonaerense constantemente realiza allanamientos en los que se secuestran repuestos e incluso cuadros o motores de rodados que habían sido denunciados y contaban con pedido de secuestro.

En octubre pasado, por ejemplo, ingresaron a una casa de Mariano Acosta, partido de Merlo. Detuvieron a dos hermanos y encontraron repuestos de cinco motos distintas, además de cuadros. Ese mismo mes hubo un allanamiento en San Carlos, La Plata. Un investigador declaró que el detenido “había armado una casa de repuestos con motos robadas”.

LM