Se lo enseñan a todos los guardavidas: la persona que está en peligro, en su desesperación, puede provocar que rescatador y rescatado se ahoguen. Hay que saber controlar la situación. Algo
así sucede en las familias con trastornos mentales: no sólo se hunde, vitalmente, el enfermo sino también todo el grupo cercano.
La primera reacción ante alguien que sufre es consolarlo, estar con él, ver cómo tranquilizarlo. Sin embargo, de esa manera se prolonga la relación patológica: nada se resuelve y la actitud piadosa termina por afectar en plural. A menudo se necesita que alguien de afuera rompa ese círculo cerrado y muestre que la mejor manera de ayudar es no actuar como coprotagonista de los delirios.
El problema puede tener raíz individual o de familia. Pero también se vincula a una cultura recóndita en donde lo social se entrelaza con lo privado. Es, por ejemplo, el caso de las hijas -la menor, a menudo- a quienes la tradición imponía cuidar a sus padres en vez de “ejercer” su vida. Como si fuera un espíritu descartable, se le encomendaba una tarea que la vaciaba y le auguraba un destino de soledad y de testigo más que de rol activo.
Todo esto es penoso pero la gente en algún momento madura y puede -a veces, en algunos casos- tomar las riendas y decir “hasta acá llegué”. Hay, sin embargo, un cuadro que impacta: cuando se fragiliza a los niños pequeños. Leí por primera sobre el “síndrome de Munchausen” hace unos años en un texto de investigación en la revista “The New Yorker”. Una periodista había seguido durante mucho tiempo a familias acusadas de crear inconscientemente o de fabular conscientemente enfermedades que sus hijos no tenían.
Así los chicos iban de médico en especialista, de hospital en centro terapéutico y la sociedad empatizaba con esos padres abnegados que le dedicaban toda su energía al hijo. Había casos clarísimos y otros en los que nunca se terminaba de saber si la base de la enfermedad era real. Las heridas que quedaban -clínicas a veces, espirituales siempre- eran una luz de alerta. Quien te quiere y está cerca también puede hacer daño.
TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA
COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS.ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE.
Comentar las notas de Clarín es exclusivo para suscriptores.
CARGANDO COMENTARIOS
Clarín
Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? Hace clic acá y te lo volvemos a enviar.
Clarín
Para comentar nuestras notas por favor completá los siguientes datos.