Por la edad, por estar fuera del país o porque se aplicó en otro lado la vacuna y aguardaba la segunda dosis, lo cierto es que fueron muy pocos dueños de
compañías líderes a la reunión de este jueves a la mañana con el equipo económico en pleno, incluido el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y que estuvo dirigida por Santiago Cafiero. Habían sido convocados el martes y enseguida se enteraron de que el Presidente no iba a ser de la partida. Las ausencias se sintetizaron en las figuras dePaolo Rocca, Luis Pagani y Luis Pérez Companc.
La reunión fue descripta como “muy distendida” con una mecánica en la que el intercambio se focalizaba en la realidad de cada sector.
Y la sorpresa la dio el aplauso al ministro Guzmán que logró “cautivar” con su presentación, de acuerdo a uno de los CEO que igual no quiso ser citado.
Para otro CEO, aplaudir a Guzmán fue un gesto de clara intencionalidad política, “una manera de diferenciar a quien reconoce que la inflación tiene origen en la política macroeconómica y no nos culpa a los empresarios”, soltó también solicitando el off the record. Guzmán admitió que habrá que financiar el déficit pero esta vez ocn deuda en pesos.
Entre los dueños que asistieron, Javier Madanes Quintanilla, de Fate y Aluar, dio la nota cuando reconoció, consultado por periodistas, que su conciencia le indica que tendría que pagar el impuesto a las grandes fortunas pero sus asesores le recomiendan que vaya a la justicia.
Madanes se diferenció de Martín Berardi de Ternium, la controlada de Techint para los aceros planos, al señalar que no están pudiendo producir a la máxima capacidad. Ternium tan demandada por la industria automotriz y la de electrodomésticos, trabaja al 100%.
Hubo algunos reproches desde los empresarios afines como Teddy Karagozian, de la industria textil. No solo dijo que era la primera vez que lo invitaban al Mueso del Bicentenario, escenario del encuentro. También señaló que no le facilitan los dólares para traer maquinaria.
Daniel Funes de Rioja y Berardi manifestaron su preocupación por las vacunas. Funes hizo hincapié en que el 20% de los planteles está licenciado y que se necesitaría una mayor velocidad para poder normalizar la producción.
Le tocó a Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo, dar la noticia desagradable para muchos: la creación de mesas sectoriales para seguimiento de costos y precios, algo que les recordó a los esquemas utilizados por Axel Kicillof en sus tiempos de ministro.
Fue en ese momento que Mario Ravettino, en nombre de los frigoríficos, disparó que había que terminar con la informalidad del sector, que es competencia desleal. Y uno de los supermercadistas se despegó de lo que ocurre con frutas y verduras con precios libres.
A la salida muchos compartieron la visión acerca de que si bien no creen en las metas de Guzmán, “la economía llega tranquila a octubre,en parte porque se piensa en que mantendrá el dólar a raya ayudado por los precios de las materias primas y una cosecha que recuperó volumen por las últimas lluvias”.
Eso sí, cuando se pregunta si eso significa más inversión y empleo, la repuesta es casi unánime: “Para eso hace falta más tiempo”.
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