Yoko Ono cumple 88 años este 18 de febrero casi retirada, después de legar en vida el manejo de los negocios familiares en su hijo Sean Lennon. La artista conceptual y
viuda del exbeatle apenas sale de su departamento en el edificio Dakota, donde asesinaron hace más de 40 años a John Lennon, y se mueve en silla de ruedas, aquejada por una enfermedad cuyo nombre no se hizo público.
Denostada, maltradada, acusada por años de la separación de los Beatles y de ser una mala influencia para su marido, la japonesa nacida en Tokio un lejano día de una nevada feroz, es mucho más que la viuda de un beatle. Nacida en el seno de una familia aristocrática, Yoko Ono es la creadora de una obra propia interesantísima que en la Argentina se conoce a cuentagotas.
Junto a John Lennon, hizo varias obras, desde discos experimentales, como aquel Two Virgins, Life with the lions o Wedding Album, que venía con un pedazo de torta de casamiento,hasta los más tradicionales, con canciones propias como “Kiss, Kiss, Kiss”, una mezcla de cancioncita tonta de amor con una onda Diamanda Galás, única, que grabó en el último disco que compartió con el exbeatle en 1980, “Double fantasy”.
Desde la mítica instalación de una escalera con una lupa para leer en un techo la palabra “Sí”, que enamoró a John Lennon allá por los años ’60, pasando por sus películas, sus libros, especialmente “Pomelo” y “A Corn”o los ataúdes de los que brotaban árboles en su exposición que realizó en Buenos Aires, ha desarrollado una obra que merece ser revisitada una y otra vez. Una obra llena de amor, de optimismo, de apego por la vida y la paz, por los deseos y los sueños, con un mensaje de armonía con el mundo y con los demás.
Una artista libre, que marcó a generaciones de otros artistas que la tomaron como influencia directa y no tanto, pero que con su arte y con su influencia en la obra de Lennon, ayudó a que este mundo triste tenga más alegría, más paz, más amor y más libertad.
por Carlos Piro