Un cocktail que incluye impuestos, inflación, menor consumo y salarios atrasados hace que en lo que va del año se haya desacelerado el uso de la tarjeta de crédito.
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Los plásticos son la forma favorita de financiamiento de los hogares y su uso había crecido con fuerza durante 2020. Pero distintos factores confluyeron durante este año para que su utilización comience a ceder.
El año pasado, el stock de pesos financiados con tarjetas de crédito se había incrementado en un 55%, muy por encima del 36,1% de inflación reportado por el INDEC. Después de haber saltado casi 8% en diciembre, avanzó apenas 2% en el primer mes del año.
En enero, según el Banco Central (BCRA) este stock promedió los $ 892.300 millones. Y hasta el viernes 12 de este mes, último dato oficial disponible, ascendía a $ 860.806 millones. De continuar así, podría darse una incipiente caída.
“A partir de enero comenzó a regir el impuesto a los sellos para los consumos con tarjeta de crédito en la Ciudad de Buenos Aires, lo que podría estar afectando a estas operaciones. Luego de un último trimestre de 2020 marcado por la fuerte aceleración de los consumos, encontramos un techo en la actividad: los bancos se muestran cautelosos a la hora de ampliar los límites de crédito debido a los efectos negativos de la pandemia sobre la situación financiera de los usuarios en general”, aseguró Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
En las entidades creen que, si bien la jugada de la administración de Horacio Rodríguez Larreta para reponer lo que el Gobierno Nacional le quitó por la Coparticipación, tuvo su impacto, otros elementos pesan en la mente del consumidor a la hora de elegir cómo gastar. Es que el 1,2% de gravamen sobre el total de los resúmenes no resulta tan clave como otros factores que hacen a la economía familiar.
Uno de ellos, dicen, sin dudas es el efecto del refinanciamiento de los resúmenes durante la cuarentena el año pasado. A fines de agosto último, el BCRA dispuso que los saldos de tarjetas de crédito que vencían en septiembre podían ser refinanciados en hasta 12 cuotas, con una tasa de 40%. “Esas cuotas se siguen pagando, con una tasa efectiva que estuvo más cerca del 45%. Eso sin dudas, le da menos margen de financiamiento a las familias”, explicó una fuente de un banco.
Además, aseguran que la inflación, que fue del 4% en enero y ya se calcula que será superior a 3% este mes hace mella en los bolsillos, en un contexto en el que las paritarias de muchos sindicatos aún no se actualizaron. Este menor poder de compra acompaña un escenario de muy lenta reactivación económica post pandemia.
“Es un escenario complejo, donde el factor impositivo en la Ciudad es una variante más y con un efecto negativo, pero no la única ni la de mayor peso”, reconocieron en una entidad.
Los bancos se quejan de que todos estos factores impactan en sus márgenes de ganancia, que durante el año pasado ya se vieron golpeados por los efectos de la pandemia en la economía nacional. Y reclaman más ajustes en las comisiones que cobran, aunque reconocen que no esperan que se concreten, debido a la política del Gobierno para contener la inflación.
En enero, las entidades ya actualizaron sus comisiones en un 9% y este mes volvieron a hacerlo en otro 9% más, lo que encarece el acceso al financiamiento bancario de algunos sectores.
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