El estreno de “Framing Britney”, el documental producido por The New York Times que narra la carrera de Britney Spears centrándose en la disputa de la cantante con
su padre por su tutela, y una reciente decisión judicial donde se rechazó el pedido Jamie Spears para tener más control sobre las finanzas de su hija, reavivaron el debate en torno a los padres que manejan la carrera de sus hijos famosos.
En un doble rol, ejercen también como managers o representantes de sus hijos y lo familiar queda destruido por lo laboral.
Aunque el caso de Britney Spears es excepcional porque su padre tiene potestad para controlar sus asuntos personales, legales y financieros desde 2008, hay muchas otras celebridades que sufrieron maltratos y explotación por parte de sus progenitores bajo la premisa de hacerlos triunfar. Michael Jackson, Lindsay Lohan y Luis Miguel son algunos de ellos. Y hace poco, en Argentina, el ex tenista Guillermo Pérez Roldán confesó que su papá y entrenador lo golpeaba y le robó cantidades enormes de dinero que había hecho durante su carrera.
Así, el hambre de éxito y dinero de los progenitores termina dejando consecuencias en la vida y psiquis de sus hijos.
Avasallamiento
Detrás de las historias de prestigio de algunas estrellas de Hollywood se esconden años de sobreexigencia y maltrato parental. En “Framing Britney” relatan la difícil infancia de la cantante de pop, que venía de una familia humilde y combinaba la escuela con una dura preparación artística, y revelan un detalle no menor: muchas personas cercanas a su entorno coinciden en que la única preocupación de Jamie Spears era que su hija hiciera dinero.
Antes, la serie documental de Luis Miguel en Netflix había mostrado el oscuro costado de Luisito Rey, su padre, que desde niño lo hizo trabajar durante extensas jornadas, manejó y decidió sobre su fortuna y hasta lo hizo tomar efedrina a los 12 años para que pudiera mantener el ritmo laboral.
“Se pone en juego el poder, el dominio sobre el otro, los vínculos abusivos. Hay una vivencia de los hijos como una posesión, a quienes los padres apoyaron en sus carreras, y esto les hace sentir que tienen derecho sobre sus logros económicos”, explica a NOTICIAS Analia Forti, Licenciada en Ciencias para la Familia, consultora psicológica y especialista en Violencia Familiar.
En la misma línea, analiza otros motivos: “Además de los réditos económicos hay una depositación de las propias expectativas de realización en ese hijo-talento que ha logrado triunfar. En una relación de posesión donde el otro queda anulado como individuo, quien domina cree que ese talento y sus frutos le pertenecen”.
En una infancia marcada por el maltrato, Michael Jackson empezó a tejer un complicado vínculo con Joseph Jackson, su papá y manager durante un tiempo. En 1993, en una entrevista realizada por Oprah Winfrey, el rey del pop contó que, mientras ensayaba junto a sus hermanos, su padre los golpeaba con un cinturón y otros elementos si no lo hacían bien.
“Mi padre se burlaba de mí y lo odiaba, me hacía llorar cada día. Era muy estricto, muy duro, muy severo”, había reconocido Jackson. A los abusos se le sumaron conflictos por los negocios. Dueño de una gran fortuna, en 1979 Michael le dijo a su papá que quería tomar el control total sobre su carrera y, después de algunas idas y vueltas, en 1984 lo despidió como mánager.
Como él, muchas veces estos casos terminan en la desvinculación absoluta con el padre, tanto laboral como familiar. Habiendo empezado a trabajar a los 3 años, la carrera de Lindsay Lohan fue administrada por sus padres. De adulta, entre polémicas por adicción a las drogas y acusaciones cruzadas entre sus dos progenitores por abusos, su papá, Michael, vendió grabaciones de llamadas telefónicas privadas de la actriz y ella publicó en su Twitter: “No he tenido una verdadera relación con el Sr. Michael Lohan en años”. Luis Miguel, por su parte, decidió independizarse de su papá a los 18 años, lo que generó más peleas.
Sólo Britney Spears, por la tutela legal que rige sobre ella, no pudo liberarse de los manejos de su padre. Frente a esto, surgieron grupos de fans autoconvocados que piden la “libertad” de la cantante bajo la consigna “Free Britney” y acompañan las audiencias judiciales con movilizaciones. Estas acciones son parte de lo que muestra el documental recientemente estrenado, además de hacer una cronología sobre cómo Spears llegó a la cima, cómo se afectó su salud mental y por qué su padre consiguió la tutela.
El último fallo de esta disputa legal sucedió el jueves 12 y la justicia dictaminó que Jamie Spears controle parte el patrimonio de la artista y se estableció como co-responsable a una empresa financiera. Aunque la cantante quería que se elimine por completo la potestad de su padre, sólo logró que no maneje la totalidad de sus bienes.
Cuando en 2020 Guillermo Pérez Roldán contó los maltratos físicos y psíquicos perpetrados por su papá, también admitió que hace tiempo no tiene ningún tipo de contacto con él. “Cuando terminaron los golpes, a los 18 o 19 años, fue porque yo le dije a mi padre que no seguía jugando al tenis. Lo agarré después de ganar el torneo de Palermo, no me acuerdo si fue en el ’89. Me senté en el avión y le dije: ‘Mirá: a partir del año que viene quiero viajar solo, no quiero viajar más con vos. O las tiro todas para afuera, pierdo el ranking o no agarro más la raqueta. Así que fíjate qué querés hacer’. No daba para más”, confesó Pérez Roldán en una entrevista en La Nación.
Samanta Escudero es representante artística y tiene una agencia en la que el 40% de los representados son niños y el resto adolescentes. En su carrera, más de una vez vio padres que sobre exigían a sus hijos. “Trato de que comprendan que ese aspecto es negativo para los chicos y que siempre es mejor que fluya el deseo natural de hacerlo. Hay que manejarlo con mucho cuidado, teniendo en cuenta no solamente su condición de niño -en donde todavía no está preparado para tantas responsabilidades- sino también compatibilizarlo con sus actividades escolares y sus actividades de juegos propios de cada edad”, señala a NOTICIAS.
Jaime Spears, Luisito Rey, Joseph Jackson, Michael Lohan, Raúl Pérez Roldán: en todos los casos, quienes vulneraron los derechos de sus hijos fueron los padres, y no las madres.
Forti plantea una hipótesis: “Culturalmente dentro del sistema familiar se posiciona al hombre como jefe de familia; la cultura patriarcal le asigna el lugar del poder. Esos resabios patriarcales aún perduran y esa figura paterna se arroga el derecho a disponer sobre el patrimonio de sus hijos si lo tuvieren. Son las manifestaciones actuales de una cultura patriarcal que persiste a través de los tiempos”.
Consecuencias
Las historias de las figuras internacionales que atravesaron infancias abusivas tuvieron episodios difíciles, que se vieron complejizados por el ambiente en el que transcurrieron sus carreras. Además de la separación con sus progenitores, pueden surgir estados depresivos, consumo de sustancias y un fuerte resentimiento hacia sus padres, según explican especialistas.
“En lugares como Hollywood, donde se manejan cifras millonarias por los contratos y los intereses que posibilitan asegurar el resguardo económico de varias generaciones a partir de la carrera y el talento de un artista, incrementa la ambición del entorno, por lo cual se busca sacar el máximo provecho de la carrera. Sobre todo cuando inician siendo menores de edad y están bajo la tutela de los padres”, analiza Forti.
Como respuesta a estas situaciones que se generan en el mundo de las estrellas, algunos famosos decidieron demandar a sus padres por cómo administraron el dinero de sus carreras.
Macaulay Culkin -que empezó a trabajar a los 8 años en “Mi pobre angelito”-, Rihanna, Scarlett Johansson, Drew Barrymore y Beyoncé son algunos de los artistas que llevaron a los tribunales a sus papás por el control de sus fortunas.
Con relaciones marcadas por maltratos, explotación, afán económico y poder, estas celebridades vieron destruirse el vínculo familiar en pos del trabajo y el éxito.
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