El principal socio en los negocios de la familia Kirchner, Lázaro Báez, está convencido que la vicepresidenta Cristina Fernández es responsable de buen parte de sus infortunios judiciales. Tras poco más
de dos años del juicio oral y público de la causa conocida como “La Ruta del Dinero K”, por la que él está preso bajo la modalidad de arresto domiciliario, el Tribunal Oral Federal 4 lo condenó a doce años de prisión por cometer el delito de lavado de dinero agravado.
Era esperable para él. Pero tenía la esperanza de que sus cuatro hijos, también procesados en el mismo caso, no fueran incluidos como protagonistas de esta trama de corrupción. El peor escenario: recibieron condenas que van desde los 9 años de prisión a los 3 años de cumplimiento en suspenso. Báez es un hombre que no suele expresar sus verdaderos sentimientos si no está delante de su gente querida, sus más íntimos. Pero el miércoles pasado se transformó en un volcán de rabia, aseguraron a Clarín fuentes que lo tratan hace décadas. Y centró su furia en su socia durante largos años, la vicepresidenta Cristina Fernández, a la que acusa de no haberlo ayudado en su ocaso penitenciario: “Esto, con mi amigo Néstor, jamás hubiese pasado. Ella (por Cristina) no aprende más. No fue solidaria, no nos defendió como hizo con otros presos“, se descargó frente a varios de sus interlocutores después de sorprenderse por las condenas contra sus hijos.
Báez fue quizás el mejor amigo de Néstor Kirchner. Pero una vez fallecido el ex presidente la relación comercial con su familia se resintió hasta que él terminó en prisión, algo que aguantó en silencio a pesar de que dejó trascender varias veces que analizaba declarar como arrepentido ante sus investigadores judiciales.
La actual situación lo desbordó. Su primogénito Martin está detenido en el Complejo Penitenciario Federal I, Ezeiza. En “La Ruta del Dinero K” fue condenado a 9 años de cárcel. Para su otro hijo Leandro la pena fue de cinco años (cuando su papá empezó sus negocios con los K estaba en el secundario). Sus hijas Melina y Luciana fueron condenadas a tres años en suspenso.
Báez por ahora sigue callado y no hizo declaraciones tras ser encontrado culpable de haber blanqueado 55 millones de dólares de origen ilícito durante las presidencias K. Aun no se conocen los argumentos de las sentencias de los jueces del Tribunal que comprobó sus delitos. Pero trascendió que una mayoría de ellos considera que el delito precedente con el que los Báez consiguieron el dinero que después sacaron del sistema legal a cuentas en distintos países a través de un esquema de empresas radicas en paraísos fiscales fue generado por los negociados con la obra pública que le otorgaron los Kirchner.
Es un golpe judicial contra la vicepresidenta. Ella está siendo juzgada como líder de una asociación ilícita que usó al Estado para beneficiar a las constructoras de Báez con contratos de infraestructura estatal que se pagó supuestamente con sobreprecios y a pesar de irregularidades que cometían esas compañías.
Báez está furioso con Fernández (Cristina), y Fernández (Cristina) entró en estado de bronca y ataque para retomar la iniciativa frente al Poder Judicial que considera que la perjudicará en sus múltiples juicios por corrupción (ver nota aparte).
Tras años de vínculo roto e indiferencia a pesar de la cárcel para Báez, el empresario en el ocaso y su socia son hoy rehenes de sí mismos, invadidos por la ira de uno contra el otro. Esta pelea podría tener consecuencias imprevistas.
Un nuevo camino de acusaciones de al menos uno de los Báez contra la vicepresidenta se produjo el viernes pasado.
En una entrevista con el canal LN+, Leandro Báez, el menor de los hijos de Lázaro, se animó a decir lo que piensa buena parte de su familia, y tal vez lo que su padre calla: “Con nuestra condena, la Justicia le mandó un mensaje muy claro al Gobierno”.
A esa altura de ese día, uno solo de los dirigentes de confianza de la vice, el senador Oscar Parrilli, había sido el único que intentó defender al ex empresario en público. Fue con argumentos poco jurídicos: “¿Saben por qué lo condenan a Lázaro Báez? Porque es morocho, porque es de tez oscura, porque es amigo de Néstor Kirchner y porque no forma parte del círculo áulico de empresarios amigos del poder, muchos de ellos relacionados con los medios de comunicación”.
El menor de los Báez usó esa repentina defensa de un dirigente “cristinista” para ahondar en una tesis inquietante: “Raro que ahora salgan a defender a Lázaro”, se quejó.
Y pegó donde a los Kirchner les duele: si los Báez fueron condenados por ganar dinero ilícito con la obra pública, como determinó la Justicia, entonces en esa lógica la propia vice, antes Presidenta, podría ver aun más complicada su situación procesal: “Se está condenando sin saber el delito precedente y en ese delito precedente está ella (por Cristina Kirchner). Y ahora salen a bancarlo a Lázaro”.
El mensaje, haya sido o no premeditado, parece haber generado consecuencias en Fernández (Cristina).
Ayer, su abogado personal, Alberto Beraldi, defendió a Lázaro Báez tras sus condenas como si de golpe fuera un cliente propio. Esa defensa es una defensa casi directa de parte de la vicepresidenta, que nunca se llevó bien con Báez.
Dijo Beraldi, a la vez asesor en temas judiciales de la Casa Rosada: “Lo de Lázaro Báez fue producto de las operaciones de prensa que se hicieron con los magistrados que tenían que intervenir, eso me pareció desafortunado y respecto del veredicto, es una pena alta y desmedida”.
El abogado de Fernández (Cristina), sorpresivo defensor público de Báez, agregó: ” “Me sorprendieron lo dura que fueron las penas en la causa de Lázaro Báez. Y creo que las presiones que se ejercieron sobre los jueces tuvieron efecto. Se hace referencia mediática a que se trate de la obra publica de Santa Cruz”.
Según pudo saber de fuentes que hablan cada semana con Lázaro Báez, el ex contratista público y socio en varios negocios de los Kirchner entró en furia porque durante años sus abogados lo habrían convencido de que los Kirchner lo ayudarían para enfrentar sus problemas con el Poder Judicial.
Pero nada de eso pasó.
Báez no puede sacarse de la cabeza que un posible operador judicial de los Kirchner que podría haberlo perjudicado es el ex secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, ideólogo jurídico de la vice y antes de su esposo, quien hoy ocupa el cargo de Procurador General del Tesoro. El preso Báez deja trascender que Zannini siempre tuvo más afinidad con una de las empresas constructoras que eran su competencia en el mundo de negocios K: Electroingeniería, liderada por Gerardo Ferreya.
Las declaraciones de Leandro Báez impactaron en el corazón de la familia Kirchner. Hábil declarante, dio a entender que su papá tenía muchas cosas para contar: “Lázaro no va a hablar. Se está haciendo cargo como lo dije en la declaración. Nunca esperé que cuente nada. Lázaro es así, es un tipo duro”.
Báez hijo insiste con un pedido a su papá que se transforma en una guerra de nervios leída por los Kirchner: “A mi me gustaría que él aclare su situación”.
¿La vicepresidente Cristina Fernández reaccionó mediante su abogado defensor para ayudar a su socio caído en desgracia, aunque con largo retraso? ¿O en realidad Beraldi habló para proteger solamente a su clienta ante la posible complicación que podría generarle en su juicio por obra pública que en la condena de Báez se haya dictaminado que el origen de los millones de dólares que lavó provenían de contratos de infraestructura estatal que ganaba de modo ilegal?
En el juicio que tiene a la actual vice como principal acusada por los contratos de obra pública que ganó Báez de modo casi monopólico e irregular ella no recibe buenas noticias.
Los últimos testigos que la complicaron fueron los integrantes de una comisión con objetivos financieros que formaba parte de Vialidad Nacional, el ente oficial que pagaba las obras públicas a los contratistas del Estado.
Según declararon ante el Tribunal Oral Federal 2, las empresas constructoras de Báez tenían un beneficio económico único durante la gestión K en ese organismo. A pesar de que entregaban certificados de obra pública que debían pagarse meses después, la orden que recibían de sus jefes, unívoca y persistente, era que a las compañías de Lázaro se les pagaba siempre, pero siempre, por adelantado.
En ese proceso muchos otros testigos y documentación al respecto complican la situación procesal de la vice, aunque falte más de un año para que el juicio termine.
Lázaro está enojado. Cristina tambien.
El apogeo que vivieron en otras épocas, hoy los enfurece. Ella está en el poder. Él, preso. “Mi amigo era Néstor. Ella siempre igual. No se puede esperar nada”, se lamenta Báez en su arresto domiciliario. La posible cárcel para sus hijos podría cambiar su silente temporada que pasa en su personal infierno.
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