Con la consigna “Marzo Paraguayo 2021”, la oposición evoca en las calles de Paraguaylos sangrientos sucesos que provocaron la caída en 1999 del Gobierno democrático de Raúl Cubas
para reclamar la destitución del presidente Mario Abdo Benítez por supuestos manejos oscuros de la pandemia Covid-19, cuyo período de Gobierno concluye recién en agosto de 2023.
“Que renuncie Marito”, “Gobierno corrupto”, se leen en pancartas exhibidas por miles de manifestantes que el domingo se movilizaron por tercer día consecutivo y que dicen estar dispuestos a continuar hasta conseguir la renuncia del Jefe de Estado en un país que ha mantenido una relativa calma política, económica y social desde que se reportó el primer contagio hace exactamente un año.
Una violenta represión policial el viernes en las calles céntricas de Asunción, dejó como saldo 21 heridos, según balance oficial del director del Hospital del Trauma, Enrique Saldívar.
Marcha en Asunción. Foto EFE
Ciudadanos autoconvocados, muchos de ellos familiares de enfermos, protestaron por el colapso de los hospitales, la escasez de insumos y los excesivos gastos en que incurren para proporcionar medicamentos a los pacientes, en momentos en que recrudece el número de infectados.
Si bien Paraguay figura entre los países menos afectados por la pandemia en la región las autoridades prometen la llegada, sin fecha establecida, de 4 millones de vacunas por el sistema Convax de la Organización Mundial de la Salud y de un millón de dosis de la rusa Sputnik 5, para una población de poco más de 7.000.000 de habitantes.
Hasta este sábado, el país registraba 165.811 casos confirmados de covid-19 y 3.278 fallecidos.
La importación hace 10 días de apenas 4.000 primeras dosis de la vacuna Sputnik 5 hace destinada al personal de blanco de terapia intensiva, no hizo sino atizar la ira de la población que esperaba vacunaciones masivas como ocurre en Argentina y Chile.
El presidente Sebastián Piñera envió el sábado una donación de 20.000 vacunas chinas Coronavac para tratar de aplacar la inquietud ciudadana y ayudar así al Gobierno de “Marito”.
“Me toca gobernar en un contexto inédito, donde nadie tiene recetas únicas. Todos podemos cometer errores pero los errores los vamos a corregir con más participación, más diálogo y reafirmando la democracia”, expresó Abdo en un mensaje grabado en el que trató de tranquilizar a los movilizados.
En cambio, ellos aguzaron el domingo, por tercer día consecutivo sus protestas, dirigiéndose directamente hasta las inmediaciones de la casa presidencial.
Dos manifestantes sufren los efectos del gas lacrimógeno este viernes, durante una manifestación en Asunción. Foto EFE
“Queremos que se vaya Marito. Que se llame a elecciones, que gobierne un Presidente responsable que consiga vacunas para todos y garantice el abastecimiento de medicamentos”, expresó Aldo Ortíz a Clarín, un manifestante que se identificó como estudiante de Arquitectura.
Desde la oposición, se analiza la posibilidad de gestionar un juicio de destitución contra el jefe de Estado.
“Hacemos un llamado a la movilización permanente. Existe un hartazgo ante tanta corrupción e ineficacia del Gobierno nacional”, dijo el senador Fernando Lugo, líder del izquierdista partido Frente Guasú (Frente Grande).
Presidente de Paraguay desde 2008 hasta su destitución por un juicio político en 2012, Lugo proclamó que “hay motivos suficientes para una destitución” de Abdo.
“El Presidente no ha garantizado el abastecimiento en tiempo y forma de los recursos para la salud”, afirmó.
Sin embargo, su estabilidad no depende de los opositores sino de su propio correligionario del partido Colorado, el magnate tabacalero Horacio Cartes, ex presidente del país en 2013-2018, quien puede ordenar a sus leales en el Senado votar el juicio político que pretende la oposición minoritaria.
Pero el grupo cartista no podría apoyar la salida de Abdo desobedeciendo inclusive la voluntad de la embajada norteamericana, cuyo portavoz, el encargado de negocios Joe Salazar dejó un claro mensaje el domingo: “Deseamos paz y orden para nuestros amigos y socios del Paraguay. El Estado de derecho es la piedra angular de la democracia”, subrayó, algo que varios parlamentarios entendieron que contradice cualquier intento de remover al jefe de Estado.
No obstante, el cartismo aprovechó la crisis política para conseguir que Abdo aparte de su gabinete a sus adversarios políticos.
El presidente entregó la cabeza de su ministro de Salud Julio Mazzoleni, de su cuestionado ministro de Educación Eduardo Petta y de su jefe de Gabinete Civil, Ernesto Villamayor, además de la ministra de la Mujer, Nilda Romero, enemigos acérrimos del cartismo.
Para los colorados oficialistas, con 70 años en el poder, la crisis política centrada en la pandemia no es sino un escenario más para preparar los acomodamientos con miras a las elecciones municipales de noviembre y más allá, las presidenciales de 2023.
Con la secuela de la crisis, varios candidatos promocionados por Abdo ya no estarán en condiciones de soportar la disputa y en otros casos lo obligará a negociar y resignar sus planes políticos.
PB
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