El gobierno de Ecuador rechazó por vía diplomática con una enérgica protesta las recientes declaraciones del presidente argentino, Alberto Fernández, contra su par ecuatoriano, Lenín Moreno, en
referencia al conflicto con quien fuera su vicepresidente, Jorge Glas.
Ante la pregunta del periodista Gustavo Sylvestre sobre aquellos que aseguraban que al subir al poder iba a “romper con Cristina (Kirchner)”, el Presidente dijo: “Yo no soy Lenín Moreno“, lo que desató el enojo del gobierno de Ecuador.
“El que lo imaginó no me conoce. Puedo tener diferencias con Cristina, las tengo. Tenemos miradas distintas en algunas cosas. Pero yo acá llegué con Cristina y me voy con Cristina. No voy a romper esa unidad”, había declarado el Presidente en C5N.
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno. Foto DPA.
Los dichos hacían referencia a la ruptura que se produjo entre Moreno y su entonces vicepresidente, Jorge Glas, quien se encuentra en prisión condenado por corrupción.
En una nota, la cancillería ecuatoriana dijo que “rechaza enfáticamente las expresiones utilizadas por el presidente Fernández y las considera una inaceptable intervención en los asuntos internos de otro Estado”.
Añadió que Ecuador “no acepta que se realicen comparaciones insultantes para con el presidente (Moreno)”.
Recordó que en Ecuador hay absoluta independencia y autonomía de los poderes del Estado “y el trabajo que viene realizando en la lucha contra la corrupción tiene el único propósito de devolver el Estado de derecho y la libertad de acción al Poder Judicial ecuatoriano”.
Glas se desempeñó como vicepresidente de Rafael Correa (2007-2017) y se mantuvo en el cargo con Moreno, aunque poco antes de cumplir ocho meses fue destituido en enero de 2018 en medio de acusaciones de ser parte de una compleja trama de corrupción, por las que finalmente fue condenado.
En agosto de 2017, Moreno retiró “todas las funciones” asignadas a Glas tras la disputa surgida entre ambos y las críticas de este último a su gestión.
Glas denunció entonces que, además, se le había retirado la posibilidad de uso del avión presidencial, como muestra de una presunta “retaliación” o revancha en su contra.
Y ratificó que no renunciaría al cargo y que cumpliría los cuatro años para los que fue electo como vicepresidente en fórmula electoral con Moreno en 2017.
No obstante, el 3 de octubre de ese año, la Justicia ordenó la prisión preventiva de Glas por su presunta vinculación a una de las tramas de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, caso en el que finalmente fue sentenciado a seis años de prisión.
Glas cumple la sentencia en una de las cárceles de mayor seguridad de la región andina y afronta, además, otros procesos judiciales por presunta corrupción.
Correa también ha sido condenado a ocho años de prisión por corrupción pero se mantiene prófugo de la justicia. El exmandatario reside actualmente en Bélgica.
Fuente: agencias
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