¿Gana y nada más el Independiente de Julio Falcioni? Si se pone el foco únicamente en la tarea de endulzar ese paladar negro que responde más a la historia rica del
club de Avellaneda que a los últimos años, podría responderse que sí. Pero este Independiente gana y convence de que lo malo ya pasó, ya quedó atrás. Gana y alimenta su confianza tan maltratada por las cuestiones institucionales y los desaciertos deportivos. Gana y pone otro ladrillo en la construcción de una personalidad que tuvo muchos trastornos.
Ya colecciona cuatro triunfos seguidos el Rojo del Emperador: tres por la Copa de la Liga Profesional y uno, el último, por la Copa Argentina. Después de un debut con tropiezo, ya no perdió más. Ahora quiere seguir así y el lunes, cuando reciba a Sarmiento de Junín en Avellaneda, buscará quedarse con los tres puntos por quinta vez consecutiva, algo que no pasa hace casi seis años.
La última vez que en Avellaneda se festejaron cinco victorias en fila fue de la mano de Mauricio Pellegrino, en 2015. De hecho, fue en el inicio de su ciclo. El Flaco ganó sus primeros compromisos de manera seguida y llegó hasta la media docena de celebraciones encadenadas.
Silvio Romero celebra el 1-0 de Independiente sobre Villa Mitre.
Superó a Olimpo (3-1), Temperley (1-0), Atlético de Rafaela (2-0), Colón (1-0), Deportivo Español (1-0, por la Copa Argentina) y Defensa y Justicia (1-0). Los dirigidos por Falcioni van encaminados y de imponerse en la próxima fecha ya lograrán alcanzar las cinco alegrías para después tratar de igualar esa racha de Pellegrino.
Sabe Julio César que todavía falta. Sabe que su equipo no regala un nivel alto de juego. Pero por momentos logra un buen rendimiento, que se basa en la simpleza y la solidez. De la mano del esquema con tres centrales y dos carrileros, encontró comodidad y más allá de modificar nombres no toca el dibujo.
Desde las sonrisas se afianza y no es poco teniendo en cuenta que hace no mucho tiempo todo era caras largas y preocupaciones por el lado rojo de Avellaneda. Sobre las ruinas, Falcioni armó una base e intenta levantar un nuevo imperio desde la calma que otorgan los laureles.
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