
El Ministerio de Salud de la Nación informó este sábado otras 68 muertes y 6.278 nuevos casos positivos de coronavirus en todo el país. El reporte se conoce tras
la decisión del Gobierno nacional de extender hasta el próximo 9 de abril la vigencia del Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Dispo) dispuesto por la pandemia.
Con estas cifras, Argentina suma 53.646 víctimas fatales y 2.192.025 contagios desde el inicio de la pandemia.
De los últimos fallecidos informados (33 hombres y 35 mujeres), 21 residían en la provincia de Buenos Aires, 19 en la Ciudad de Buenos Aires, cinco en Córdoba, cuatro en Chaco; tres en Jujuy, Misiones y Santa Cruz; dos en Mendoza, Río Negro, Salta y Santiago del Estero; y uno en Santa Fe y La Rioja.
De las 157.222 que se encuentran cursando la enfermedad, 3.454 permanecen internadas en Unidades de Terapia Intensiva (UTI). La ocupación de camas de ese sector es de 60% en el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y de 54,6% en el resto del país.
Por otra parte se conoció que, si bien la mayoría de los pacientes se recupera por completo después de tener la infección, en algunas personas persisten síntomas como cansancio, trastorno de atención, dolor de cabeza o muscular, problemas respiratorios y cardíacos hasta tres meses -e incluso más-, en tanto que para aquellos que estuvieron con respirador artificial los plazos para volver a una buena calidad de vida son mayores.
“Los primeros registros de síntomas que persistían después de la etapa aguda de la infección fueron presentados por los italianos, eran pocos casos y los que mencionaban eran cansancio, dolores musculares y de cabeza, lenta recuperación del olfato y del gusto; un tiempo después los ingleses también publicaron casos y los definieron como “long-Covid”, le explicó a Télam la médica infectóloga Elena Obieta, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Se trata de consecuencias que “no tienen que ver con que la actividad viral persiste, sino con la inflamación que causó el virus en el organismo”, precisó.
Entre los síntomas más frecuentes, Obieta identificó “cansancio, dolores en articulaciones y músculos a nivel que no podés tender la cama porque te agotás, y en menor medida presentan confusión, lo que se denomina ‘niebla mental’, lentitud de pensamiento e insomnio, entre otros”.
“Lo que aprendimos en este año es que este virus tiene manifestaciones extrapulmonares, puede dar vómitos, diarrea, manifestaciones en la piel, puede dar arritmia, miocarditis, accidentes cerebrovasculares y hasta hay cuadros de encefalitis”, describió la infectóloga.
En el momento de dar el alta se le explica a el o la paciente que algunos síntomas pueden persistir dos a tres semanas, como una sensación de picazón en la garganta, por lo que no tienen que asustarse ni realizar una consulta.
Sin embargo, hay algunos otros síntomas “por los que sí deben acercarse al médico como sensación de falta de aire o dificultad respiratoria, fiebre o arritmia; también si después de varios meses persiste el cansancio, los dolores musculares o tienen fobia a salir o insomnio”, explicó, y agregó que en esos casos el médico clínico debe evaluar la situación de cada paciente y derivar a un especialista.
“El que quedó con broncoespasmo deberá ir a un neumonólogo; el que tiene arritmia, al cardiólogo; si se tiene insomnio deberá consultar con salud mental”, ejemplificó.
Un reciente metanálisis de varios estudios, que todavía no fue publicado en una revista con revisión de pares, estimó que hay al menos “55 efectos a largo plazo” después de la etapa de infección por coronavirus y que el 80% continuaban con uno o más síntomas luego de la etapa aguda de la enfermedad.
En este trabajo se incluyeron 21 estudios y 47.910 pacientes, el tiempo de seguimiento varió de 14 a 110 días después de la infección viral y la edad de los participantes del estudio osciló entre 17 y 87 años.
Argentina se acerca a los 54 mil muertos y los 2,2 millones de contagios. Foto: Luciano Thieberger.
Los cinco síntomas más comunes fueron fatiga (58%), dolor de cabeza (44%), trastorno de atención (27%), caída del cabello (25%) y disnea (24%).
En los pacientes con Covid-19 que estuvieron en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica (ARM), la recuperación es más lenta y muchas secuelas persisten a lo largo de varios meses.
“El promedio de estadía de los pacientes con coronavirus en UTI es de 21 días, aunque algunos llegan a estar hasta 16 semanas. En este tiempo además de la traqueotomía que se hace para colocar el respirador, la persona recibe sedantes y relajantes para sostenerlo”, dijo a Télam el licenciado Martín Previgliano, coordinador general de la Sala de Rehabilitación Intensiva Pos terapia intensiva (SaRIP) que funcionan en los hospitales Fernández y Pirovano.
El especialista señaló que “una vez que sale del respirador, la persona presenta una debilidad muscular muy marcada, trastornos de deglución y neurocognitivos”.
“En términos generales, el proceso de recuperación de estas funciones podría llevar hasta dos meses, pero con el trabajo del equipo transdisciplinario logramos acortar ese tiempo a menos de un mes”, describió.
Una vez dados de alta, los pacientes que estuvieron en UTI tienen igualmente secuelas profundas.
“La mayoría llega con dificultades para caminar, deglutir y también con trastornos cognitivos como problemas de concentración y memoria”, afirmó por su parte Mario Bauzá, médico del Grupo RIAAPS (Rehabilitación Integral Ambulatoria en Atención Primaria de Salud), espacios que funcionan en centros de atención a la salud en los barrios de Lugano, Barracas y el Barrio 31.
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