Los investigadores del caso no recuerdan un hecho similar de características tan macabras. Víctor Hugo Brito (58) y su hijo Gonzalo (18) aparecieron asesinados y con signos de haber sido torturados
en distintos puntos del Departamento La Cocha, en el sur de la provincia de Tucumán, en un doble crimen con sello mafioso prácticamente inédito para esa región y que despertó una enorme conmoción.
Las víctimas vivían juntas en una casa de un paraje rural conocido como El Sacrificio. Víctor Hugo era productor rural y su cuerpo fue hallado por otro de sus hijos, de 14 años. Estaba en medio de un charco de sangre, con un disparo de arma de fuego de cabeza.
Los peritos que inspeccionaron la escena no hallaron un arma de fuego ni algún otro indicio como para suponer que el hombre se había quitado la vida. Al contrario. Es que el cuerpo no solo presentaba algunas señales de defensa, sino que los forenses advirtieron que tenía golpes en el rostro y algunos dedos de la mano fracturados.
Los pesquisas sospechan que Víctor Hugo fue torturado salvajemente y luego ajusticiado de un disparo en la cabeza. ¿Por qué razón? Es lo que por estas horas se preguntan todos los que intervienen en la investigación.
Los familiares del productor rural contaron que el hombre vivía con Gonzalo, pero llamativamente no había rastros del chico y además desde el jueves a la tarde su teléfono celular no tenía conexión de WhatsApp, lo que alimentaba la sospecha de algo malo le podría haber sucedido.
Gonzalo estaba siempre conectado y nunca había desaparecido ni perdido contacto con sus familiares o amigos. La novia del joven de 18 años aseguró que el jueves habló con él y que acordaron encontrarse a cenar. Sin embargo, lo esperó hasta tarde pero Gonzalo nunca llegó y ni siquiera le llegaban los mensajes que le había enviado.
El hijo del productor rural tenía un VW Gol Trend que tampoco estaba en la casa donde había sido hallado asesinado su padre. ¿Se lo llevaron en su auto las mismas personas que asesinaron a su papá?
La causa tiene varios puntos grises. Frente a la desaparición del chico, los investigadores decidieron concentrarse en su búsqueda, pensando que podría aportar información clave sobre las últimas horas de su padre. De acuerdo a las fuentes, realizaron varios rastrillajes en la zona pero no obtuvieron pistas certeras, hasta que en horas de la tarde del viernes un baqueano denunció la aparición de un auto incendiado.
El coche había sido abandonado en un camino rural de Palo Blanco, un paraje también perteneciente al departamento de La Cocha. Cuando los policías llegaron hasta el lugar confirmaron que era un VW Gol Trend y enseguida advirtieron que en el interior había un cuerpo calcinado.
En principio, todo indica que se trataría de Gonzalo, aunque los pesquisas prefieren ser cautos con esto. “Por el estado en el que se encontraba el cadáver recién se podrá saber con seguridad de quien se trata cuando esté el estudio de ADN”, respondieron. Lo que sí está confirmado es que el coche que apareció incendiado era el que usaba Gonzalo.
Las hipótesis. Los investigadores no arriesgan mucho, aunque reconocen que hay un claro sello mafioso. Mientras indagan en el círculo íntimo de las víctimas en busca de indicios que sirvan para dar con los responsables, también buscan establecer la secuencia de los asesinatos.
Lo que suponen es Víctor Hugo fue asesinado en su casa y su hijo ejecutado en otro sitio, probablemente el mismo lugar donde horas después fue hallado carbonizado. La clave pasa por determinar quién fue asesinado primero y qué enemigos tenían.
De acuerdo a una versión difundida por el diario La Gaceta de Tucumán, las víctimas prestaban dinero, pero con condiciones un poco más amigables que otros, lo cual habría derivado en una serie de amenazas en las redes sociales.
Los detectives quieren saber el origen de los fondos y no descartan que tengan una procedencia ilícita. “La usura y la droga siempre van de la mano”, soltó uno de los pesquisas consultado por el matutino tucumano.
Por lo pronto, el fantasma de sicarios a sueldos rondando el sur tucumano es un motivo más que suficiente como para que muchos pueblerinos de la zona entren en pánico fácilmente. Y con algo de razón.
El caso
◆ Víctor Hugo Brito tenía 53 años. Era productor rural, aunque en los últimos tiempos también se dedicaba a prestar dinero.
◆ Vivía junto a su hijo Gonzalo (18) en el paraje rural “El Sacrificio”, pertenenciente al Departamento La Cocha, en el sur de la provincia de Tucumán.
◆ Este viernes ambos fueron hallados asesinados. El mayor fue torturado y ejecutado de un disparo en el interior de su domicilio, mientras que el chico apareció calcinado en el interior de su auto, en un camino rural de Palo Blanco.
◆ La principal hipótesis que manejan los investigadores del caso apunta a un doble crimen mafioso vinculado a una actividad ilegal.
“Es prematuro hablar de móviles”
La investigación por el doble crimen mafioso está a cargo del fiscal penal Miguel Varela, quien supervisó las tareas en las dos escenas del crimen: la casa del paraje “El Sacrificio”, donde fue hallado muerto Víctor Hugo Brito, y el camino rural de Palo Blanco, el lugar en el que abandonaron el cuerpo sin vida de su hijo Gonzalo.
Varela explicó que el sitio donde apareció el coche es de difícil acceso y que recién en las primeras horas de ayer los peritos pudieron trabajar en la zona. “Estamos trabajando intensamente desde que fue hallado el cuerpo del mayor de los Brito. El hallazgo del auto en el que se había trasladado su hijo lo hizo mucho más grave. Pero todavía quedan muchas medidas por hacer”, dijo Varela en diálogo con el diario La Gaceta de Tucumán.
“La experiencia me indica que el 90% de los hechos más graves que se registran en este sector de la provincia tienen que ver con otras actividades ilícitas. Estamos analizando todo y todavía es muy prematuro hablar de móviles”, entendió el funcionario judicial.
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