En diciembre, cuando Argentina comenzó a cerrar contratos para adquirir vacunas contra el coronavirus, marzo se veía como un auspicioso futuro cercano. Es que, según lo anunciado, 10 millones
de personas iban a vacunarse entre enero y febrero con la Sputnik V, estaba también previsto el arribo de una buena cantidad proveniente del fondo Covax y que empezaran a llegar en el tercer mes del año las de Oxford-AstraZeneca, cuyo principio activo se produce en el país. Pero la brecha entre la teoría y la práctica quedó al descubierto. Los cronogramas fueron más optimistas que la realidad impuesta por los cuellos de botella en la mayoría de los países del mundo, Argentina incluido. La última entrega fue hace dos semanas y se espera que en los próximos días haya novedades sobre la llegada de más dosis, pero todavía no hay precisiones de fechas.
“Lo que estamos haciendo ahora es oficialmente informar la cantidad de dosis cuando tengamos la certeza de recibirlas. Eso es: que nos llegue alguna documentación formal de los laboratorios productores, que esté el avión cargándose, que esté la línea aérea para mandarlas”, explicó la ministra de Salud Carla Vizzotti durante una rueda de prensa.
El último gran arribo de dosis se produjo entre el sábado 27 de febrero y el lunes 1 de marzo: más de 1,2 millón de Sputnik V y casi un millón de la fórmula de Sinopharm (un pequeño remanente llegó después). Desde entonces, la novedad más saliente fue el contrato sellado la semana pasada por otros 3 millones de ese último laboratorio.
La ansiedad por acceder a turnos entre los grupos priorizados hace que la pregunta se repita en forma constante: ¿cuándo llegarán más?
“Tenemos contacto directo con Gamaleya (el laboratorio ruso que desarrolló la Sputnik V). Ellos tienen el compromiso de mandar semanalmente vacunas. Hoy tenemos una videoconferencia para ver cuánto nos va a mandar esta semana. Ellos están haciendo un esfuerzo enorme y priorizando a Argentina para recibir vacunas porque están vacunando en Rusia y mandando a Argentina porque somos socios estratégicos“, respondió Vizzotti.
Y añadió: “Tenemos con Sinopharm el contrato firmado, viendo exactamente cuándo pueden venir esas 3 millones de vacunas. Estamos con Covax, que está haciendo convenios bilaterales con distintos laboratorios y con AstraZeneca está muy avanzado para ver cuándo estarán disponibles las dosis para los países de la región, cuántas serán y cómo será el cronograma de entrega. Y nos quedan por recibir 580.000 dosis de la Covishield, que el Serum Institute de India nos va a informar cuándo las mandará”.
Respecto de la vacuna de AstraZeneca producida en el país y envasada en México, “nos van a decir en estas semanas con un poco más de exactitud cuándo estarían llegando”, señaló. Es que el principio activo elaborado aquí por Mabxience viene bien de tiempos (incluso están adelantados), pero la formulación en México chocó con inconvenientes generados por la escasez de insumos.
En cuanto a la vacuna de Sinopharm, en los próximos días, podría haber novedades vinculadas no solo al arribo, sino sobre la población a inmunizar, ya que hasta ahora se aplica únicamente en menores de 60 años. “Lo único que dijo ANMAT es que necesita más información, que seguramente está disponible y estamos trabajando para que llegue lo antes posible para ampliar la recomendación”.
La ministra, que superó casi sin síntomas la infección por Covid-19 (“aunque con un poco de cansancio”), prefiere evitar dar fechas que, “en este contexto, no dependen de nosotros“.
“Argentina firmó contratos con empresas productoras de vacunas por un número y un cronograma de entregas a los que se comprometieron los laboratorios (el Fondo Ruso de Inversión Directa, AstraZeneca, Covax, con el Serum Institute de India, con Sinopharm). Esos compromisos de los laboratorios no se han cumplido en el mundo. Nunca pasó que se desarrollara un pandemia, los ensayos clínicos de la vacuna al mismo tiempo, el diseño de los programas de vacunación a medida que van llegando, sumado a la producción en tiempo real de un insumo que necesita todo el mundo al mismo tiempo. Todo es inédito”, justificó.
“En el momento que se firmó el contrato se hizo un cronograma con una estimación de cómo se iba producir. Luego apareció la brecha entre la teoría y la práctica, que genera esta situación que además de la complejidad de la producción, el mundo necesita insumos (envases, jeringas, agujas, calibrar máquinas). Y lo que significa la logística de distribución: aviones, termoboxes, hielo seco. Cada cosa que se consigue, necesitás otra. Entonces, ese cronograma se vio empastado en todos los países del mundo, en todos los laboratorios productores de todas las vacunas. No es una situación puntual de un laboratorio o de un país. Esa situación genera que aunque nosotros firmemos un contrato y nos digan que mañana nos van a mandar las vacunas, existe la posibilidad que eso se complique”, argumentó.
E insistió en la complejidad de todo el proceso, que va más allá de la firma de contratos e involucra a la logística de que las vacunas adquiridas lleguen a todos los puntos del país. “Esa complejidad no la ve nadie. En realidad, lo que parece que es lento, nunca fue tan rápido en la historia de la vacunación: que de un avión se suban a un camión desde la pista y se desaduanen, que en 24 horas las libere el INAME (el Instituto Nacional de Medicamentos) y que se distribuya en 24 horas la cantidad de vacunas a las provincias, nunca en la historia de la vacunación sucedió”, afirmó.
El modelo chileno
Si se habla de velocidad, Chile suele aparecer en el espejo. El país vecino avanza a buen ritmo en la campaña de vacunación contra Covid. La vacuna de Sinovac, la que se está utilizando al otro lado de la Cordillera, se conserva en heladera, lo que facilita la descentralización.
“Todo lo que es la preparación de la vacuna Sputnik V -que requiere conservarse en freezer a -18 grados- hace que la gente venga a la vacuna y no la vacuna a la gente. Hemos apostado a una de las vacunas más eficaces y seguras, y eso también debe balancearse. Y después está el número de dosis, si llegan 4 millones juntas se puede vacunar más rápido, si llegan 4 millones en un mes se va espaciando. No son comparables los países. Ni el sistema de vacunación de Chile, ni la población, ni la vacuna que recibió. Para nosotros, ojalá que todos los países de la región vacunen rapidísimo. Si a Chile le va mejor y bajan los casos, nosotros vamos a tener muchísimo menos riesgo. Chile ha vacunado muchísimo y están escalando los casos. La vacuna es una estrategia más de un abordaje integral”, subrayó la titular de la cartera sanitaria.
“No es magia”
Vizzotti enfatizó, no obstante, que la vacunación no borrará de un plumazo la pandemia y que los cuidados (uso de barbijo, distancia, ventilación de ambientes, higiene de manos, entre otros) no tienen, por el momento, fecha de vencimiento cercana.
“Uno de los mensajes que nosotros tratamos de dar con mayor fuerza es que la vacuna no es magia, que es un proceso, que es una herramienta más dentro de un abordaje integral para minimizar el impacto de la segunda ola. En cualquier enfermedad transmisible, la vacuna genera primero genera un beneficio individual en quien la recibe y cuando se logra la vacunación de un número importante de personas, y también dependiendo de la vacuna, del virus y de una serie de cosas (la eficacia, la efectividad, la duración de la inmunidad y el impacto en la transmisión) es donde se ve el impacto sanitario. Lo supimos desde el comienzo: la vacunación era el comienzo del fin de una etapa, pero el tiempo en el que se verá ese resultado serán meses. ¿Cuántos meses? Depende del tipo de vacuna, la cantidad de vacunas y la velocidad de vacunación que vayamos logrando”, apuntó.
Las vacunas que se aplican en el mundo y las autorizadas en Argentina demostraron alta eficacia para prevenir enfermedad grave y hospitalización y algunos estudios empiezan a mostrar un embrionario impacto en la reducción de la transmisión. En ese sentido, Analía Rearte, directora nacional de Epidemiología, destacó que “la vacunación en una primera etapa se concentra en los grupos de riesgo, que son el 15% de los casos confirmados, pero representan el 80% de la mortalidad. Lo primero que vamos a hacer es vacunar a ese grupo, para disminuir la mortalidad. La caída en la transmisibilidad se va poder ver en una segunda etapa”.
El mantener los cuidados, completó Vizzotti, “nos dará tiempo para vacunar primero a quien tiene riesgo de morir. Aunque tengamos casos, vamos a tener un impacto en la mortalidad”.
En relación a cómo cada jurisdicción lleva adelante la campaña de vacunación dijo que “el Ministerio tiene un rol rector y una responsabilidad de adquirir las dosis, consensuar las recomendaciones, distribuirlas y apoyar a las jurisdicciones. Se hizo una resolución ministerial con grupos priorizados y se las invita a adherir. Que haya grupos priorizados no quiere decir que termina un grupo y empieza a vacunarse otro. Se empieza a vacunar simultáneamente”. Bajo esos lineamientos, cada provincia articula su estrategia de vacunación.
(Noticia en desarrollo)
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