
El presidente, Alberto Fernández, anunció que el nuevo ministro de Justicia de la Nación será el diputado nacional Martín Soria, y dijo que el rionegrino tiene “una
mirada muy clara” y “en común” sobre “lo que esta pasando en la Justicia, lo que pasó y sobre lo que debería pasar para que las cosas funcionen mejor“.
En un reportaje para Canal 9, Fernández dijo que todavía no le aceptó la renuncia a Marcela Losardo, pero que este lunes almorzó con Soria. “Le hablé un poco de cuáles son mis expectativas y él aceptó hacerse cargo. Así que sí. Él tiene que tomarse el tiempo de renunciar como diputado, que le acepten la renuncia y todo eso, pero va a ser Martín Soria”, confirmó.
Sobre los motivos de su designación, el jefe de Estado respondió que “él entiende bien, es alguien que trabajó en los tribunales, entiende bien lo que está pasando en la Justicia hoy en día y tiene una mirada semejante a la mía”.
Martín Soria, el reemplazante de Marcela Losardo en el Ministerio de Justicia de la Nación. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
“Lo único que quiero es que el estado de derecho funcione como debe funcionar, para eso necesitamos una justicia que se corresponda con eso”, agregó.
Fernández también aclaró que “no” consultó “con nadie” su decisión y que “había muchos nombres, a diferencia de lo que muchos piensan”.
Sobre Soria, contó que “su trabajo ayuda a desentrañar los vínculos entre el poder y la Justicia. Hizo un trabajo raro él, empezó a cotejar quién entraba y quién salía de la Casa Rosada. Y así empezó a detectar cosas llamativas. Es un trabajo que verifica algo que viene planteando hace tiempo, sobre esa zona gris donde la justicia se vincula con el poder político y organizaciones económicas“.
Alberto Fernández en Canal 9. Captura TV
A su vez, explicó que no solamente lo preocupan los “procesos de corrupción” en la Justicia, sino “también los procesos por daños y perjuicios que demandan años, quiebras que de mandan años” y “la necesidad de revertirlas”.
Sobre la salida de Losardo, dijo: “Ella ha puesto un esfuerzo incalculable en su tarea e interpretó muy bien lo que yo quería hacer. Yo buscaba que la justicia se revise a sí misma. Yo no le he pedido juicio político a ningún juez, ni removido ni denunciado. Esperé que la justicia hiciera y la justicia no hizo”.
“Marcela sintió como cierta desazón de que era muy difícil hacerlo por esa vía, y me dijo que prefería dar un paso al costado. Y también influyó que aparezca un fiscal que en su vida vio que diga que la llamó para solidarizarse por la denuncia por la que terminó procesado en Dolores”, acotó Fernández con una referencia a Carlos Stornelli.
En otro tramo de la entrevista el Presidente abordó las críticas a la gestión de su aliado Gildo Insfrán en la provincia de Formosa. “La condena a la violencia institucional está. También es cierto que hay un aprovechamiento político de todo esto, no nos vamos a engañar. No existe la posibilidad de una intervención en Formosa. Ahora hay un período de más calma y tranquilidad”, relató.
“Lo que tenía que decir respecto de la violencia institucional ya lo he dicho. Yo no la comparto, no la avalo. Deben ser investigados y sancionados quienes ejercieron ese tipo de violencia. Lo he hablado con Insfrán, quien compartía mi mirada”, circunscribió el tema.
Para Alberto Fernández, la provincia norteña representa “un caso singular, muy difícil de analizar desde Buenos Aires sin tener una mirada integral del problema. Formosa limita con Paraguay, que es uno de los países de la región con mayores problemas. Hay un tráfico de muy difícil control entre Paraguay y Argentina, de cigarrillos, ropa, comidas. Muchas veces, quienes entran al país, contagian”.
“El gobernador ha tomado una serie de decisiones restrictivas de la libertad ambulatoria, que nosotros en el último decreto tratamos de corregir, como por ejemplo límites para pasar de una provincia a la otra”. explicó. Pero de inmediato le dio un respaldo cerrado a la política sanitaria de su aliado, tan cuestionada: “El origen de la decisión del gobernador es el riesgo que puede provenir desde Paraguay. Además, casi se ha convertido en una frontera seca, el río que divide Paraguay y Formosa. Cruzan sin problemas por cualquier lado. Y eso a Insfrán lo tiene obsesionado”. Aunque aclaró: “Eso no justifica una manifestación y tampoco la violencia policial”.
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