Al final, y después de una semana de dilaciones en torno al nombre que elegiría para reemplazar a su amiga y socia Marcela Losardo, Alberto Fernández se decidió este
lunes por el diputado Martín Soria, que en los próximos días jurará como flamante ministro de Justicia en momentos de máxima tensión entre la coalición de gobierno y el Poder Judicial.
El Presidente había nombrado a Soria como potencial candidato en el reportaje de hace una semana en el que anunció que Losardo dejaría el ministerio, según confirmó el jefe de Estado, “agobiada” por las presiones internas del Instituto Patria y las múltiples críticas a su deslucida gestión. “Hasta donde yo recuerdo, Soria estaba enfrentado a los Kirchner. Lo que buscan es que Cristina (Kirchner) y yo nos peleemos”, aseguró esa noche Fernández en el canal C5N. Antes, su nombre había sido anticipado por Clarín cuando reveló que Losardo dejaba el cargo.
El nuevo ministro, que en los últimos meses trabó buenas migas con el kirchnerismo, asume con una mochila peculiar: a mediados de febrero denunció penalmente en los tribunales de Comodoro Py al presidente de la Cámara de Casación, Gustavo Hornos, por sus visitas a la Casa Rosada durante la gestión de Mauricio Macri, entre el 2016 y el 2018.
La denuncia de Soria fue música para los oídos del kirchnerismo: alimentó el relato en torno al supuesto lawfare que según Cristina Kirchner y los principales dirigentes K se orquestó durante la gestión anterior en los tribunales federales.
Con pasado de principiante en los pasillos de Comodoro Py -trabajó en el juzgado de Juan José Galeano-, ex intendente de General Roca e hijo del fallecido ex gobernador de Río Negro, Soria se convirtió así en los últimos tiempos en un férreo crítico del Poder Judicial, en línea con el discurso oficial del que hasta se apropió el propio jefe de Estado, y que terminó por eyectar del gabinete a Losardo, que nunca se sintió cómoda con los ataques a la Justicia.
Al nombre de Soria, mencionado por primera vez por el Presidente el pasado lunes junto al de Ramiro Gutiérrez, del massismo, se habían sumado en la última semana los de al menos media docena de dirigentes y expertos vinculados al oficialismo. Desde Anabel Fernández Sagasti hasta Julio Alak, y de Julio Vitobello -que fue sondeado por el Presidente- a Juan Martín Mena, el viceministro de Justicia que estaba enfrascado en una guerra fría con Losardo.
El nombre Mena había vuelto a sonar con fuerza este lunes, a pesar de los trascendidos de su entorno que daban cuenta de que el funcionario, ex número dos de la AFI y de vínculo directo con Cristina Kirchner, no buscaba encabezar el ministerio. De buena llegada a varios sectores del Poder Judicial, siempre prefirió el bajo perfil.
La semana pasada además se había filtrado otro nombre que tuvo buena recepción por parte del Presidente: la abogada Marisa Herrera, de la UBA y el Conicet, que integró la comisión que lideró Carlos Beraldi, penalista de la vicepresidenta, conformada para revisar el funcionamiento del Poder Judicial. Herrera no era objetada por el Instituto Patria, y tampoco por parte del entorno de Fernández. A diferencia de Soria, que no es bien visto por algunos de los colaboradores más cercanos del mandatario.
El jueves pasado, Fernández y Cristina Kirchner sobrevolaron el tema en la comida que compartieron en la quinta de Olivos. A la vicepresidenta le interesa la Justicia más que ningún otro rubro, urgida por las múltiples causas que la acorralan junto a su familia. De hecho, los principales operadores responden directo a ella: desde Mena, Eduardo “Wado” de Pedro y Gerónimo Ustarroz al histórico Javier Fernández.
La indefinición del Presidente, que se demoró siete días, colaboró a robustecer las versiones sobre la injerencia del Instituto Patria. Fernández terminó de definir el nombre el fin de semana junto a su grupo de colaboradores más íntimos. Y se lo comunicó al nuevo funcionario recién este lunes, a la hora del almuerzo.
Clarín había anticipado este domingo que la idea del jefe de Estado era anunciar el recambio “entre el lunes y el martes”. Y que el reemplazo de Losardo no salía de los dirigentes que estaban en danza. Decidió anunciarlo oficialmente por televisión, de la misma manera que reveló una semana atrás el agobio de su socia desde hace más de dos décadas, ahora con destino a la embajada ante la UNESCO, en París. Esta vez eligió el programa “Fuego amigo”.
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