La distribución masiva de las vacunas a nivel mundial para frenar rápidamente la pandemia antes de que el virus del Covid mute en una cepa más agresiva, y las
vuelva ineficaces, atraviesa muchas dificultades. El panorama no es alentador. Las barreras políticas y económicas entre países están provocando que muchos de ellos se queden afuera del reparto y no puedan inmunizar a su población a tiempo. La Argentina es uno de esos casos.
En una conferencia virtual, el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, la Fundación Mundo Sano y el Club Valdai de Rusia abordaron estas problemáticas y alertaron sobre las consecuencia que podrían surgir si la distribución de la vacuna no es equitativa y accesible para todo el mundo.
Carlos Regazzoni, director del comité de salud global y seguridad humana del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, fue uno de los expositores y marcó que los avances de la medicina moderna (fundamentales para combatir el virus) están siendo jaqueados por cuestiones ideológicas, religiosas y políticas.
“Hay serios problemas con la vacunación en estos momentos. Hay un inequidad que va a tener consecuencias económicas y sociales muy altas. La ciencia está cayendo en un nacionalismo destructor”, señaló.
Y dijo: “Si perdemos el universalismo de la salud y de la tradición médica en este proceso complejísimo, la medicina terminará transformándose en un instrumento de poder”.
Regazzoni señaló que en la actualidad “tenemos choques de tres mundo: el de la salud, los intereses de la política y los negocios. Si no hacemos algo, las consecuencias postpandémicas pueden ser muy altas”.
El médico argentino también reveló que el precio de la vacuna disponible no es un tema de menor importancia. “Hoy se calculan unas 14 mil millones de dosis para transformar la pandemia en un problema de salud controlado. El precio promedio por dosis es de 15 dosis. Las más accesible valen tres dólares y las más caras hasta 50 dolares. ¿Cómo se explica esta disparidad de precio, donde el precio promedio de estas dosis es cinco veces más caro que las otras vacunas?”.
Además dijo que “por cada mil millones de dosis adicionales, el mundo ahorraría un producto interno equivalente al de Brasil, porque la alternativa a la vacuna es la cuarentena, la cual es muy dañina para la economía”. Por su parte, Oleg Barabanov, director de programas del Valdai Discussion Club, señaló que “la mayoría de las dosis se encuentran en los paises desarrollados y un pequeño porcentaje se encuentra en países en desarrollo”. “Esto podría empeorar las diferencia que había antes entre estos paises”.
También aseguró que la vacuna no reemplaza la cuarentena y que las inoculaciones no son milagrosas y que solas no pueden para la pandemia y no hay al mismo tiempo una política de restricciones y aislamiento. Barabanov alertó que la Unión Europa está implementando requisitos de vacunación para circular en europa.
“Ya son inevitables los certificados de vacunación. Esto provoca una disputa severa ya que algunos consideran que los certificados de la vacunación van a ser motivo de segregación de la población. El problema de certificado de vacunación provoca una nueva segregación social, entre los inoculados y los no vacunados”.
Ana Pereiro, responsable del área médica de Mundo Sano, apuntó contra las farmacéuticas. “Se estima que las principales empresas farmacéuticas que producen vacunas para el covid recibieron cerca de 12 mil millones de dólares de fondos públicos de sus paises para producirlas” y aseguró que “nueve de cada diez países pobres no tendrán acceso a la vacuna este año”.
Si bien apoyó el Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (Covax), aseguró que “los avances no han sido mucho”. “Si no hay un nuevo modo de gerencial prioridades mundiales para satisfacer las demandas de salud global, aparecerá una nueva amenaza: la epidemia puede hacerse endémica en paises sin vacunas, creando reservorios del virus con capacidad de mutar en versiones más agresivas y diseminarse”.
Y agregó: “Necesitamos que se generen propuestas superadoras y acuerdos novedosos que den al mundo la oportunidad de tener los avances de la ciencia de manera universal y equitativa”.
Victor Jeifets, director centro de estudios iberoamericanos universidad de San Petersburgo, aseguró que si bien “el coronavirus terminará tarde o temprano”, ese hecho no podrá borrar “de la memoria de la sociedad las discrepancia de la distribución de la vacuna, un trauma serio permanecerá en la memoria social mucho tiempo”.
El profesor describió que “los países de alto poder adquisitivo se concentraron en salvar a su propia población pero no entienden que no estamos aislados. ¿Qué van hacer estos paises ricos cuando surja una nueva cepa de este virus? Estamos viviendo en el mundo donde la guerra fría nunca se terminó. Vemos lo mismo en cuanto a la pandemia. Vemos a la vacuna como instrumentos de influencia política”.
Por último, Enrique Pérez-Gutiérrez, representante de la OPS en Argentina, aseguró que “vivimos en la región (por América Latina) más desigual de todas, con lo cual trae muchos problemas a la distribución de la vacuna. Se calcula que hay 127 millones de dosis administradas: 86 millones primeras dosis y 40 millones de dosis completa. Eso está ocurriendo en 38 paises de la región”.
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