El Gobierno Nacional no llega a admitirlo del todo ni de modo explícito, pero las más importantes autoridades políticas y técnicas están convencidas de que el país sufrirá una nueva ola
de contagios de Covid-19 que será muy compleja de enfrentar desde el punto de vista sanitario.
El escenario es delicado, dicen fuentes del Gabinete y la Quinta de Olivos, y explican que las nuevas cepas del mutado virus pandémico provocó colapsos o saturación en hospitales de Paraguay, Chile, y genera miles de muerte diarias en Brasil.
La misma situación, se analiza, podría replicarse en la Argentina en pocas semanas más. Las vacunas son escasas y se terminarán pronto, a pesar de que la Casa Rosada espera poder anunciar la llegada de varias millones de dosis de diferentes laboratorios del mundo ya negociadas pero aun sin fecha de arribo oficial.
A un año del anuncio del confinamiento obligatorio, y tras una crisis económica histórica, la Presidencia es consciente de que será de cumplimiento imposible lograr aislar a una sociedad que ya no toleraría nuevos encierros obligatorios. La nueva estrategia para enfrentar al rebrote quizás más fuerte de coronavirus consiste en buscar el consenso con los gobernadores para que en conjunto con el presidente Alberto Fernández se adopten nuevas medidas restrictivas para intentar evitar transmisiones del Covid-19 desde los países limítrofes y de otras naciones de otros continentes que, con planes de vacunación de efectividad y masividad diversa, aun así sufren una suba de miles de nuevos enfermos y muertes.
Fuentes oficiales aseguraron a Clarín que se prepara un nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que incluirá limitaciones que buscarán “blindar” al máximo posible a la ciudadanía de la vuelta virulenta del Covid-19. Son restricciones que ya fueron acordadas por el Presidente y los mandatarios de las provincias, aunque muchos de ellos plantearon dudas y dificultades de cada uno de sus distritos por las acciones impulsadas por la Casa Rosada. Los gobernadores más díscolos o enojados con el Gobierno son tanto oficialistas, como el formoseño Gildo Insfrán, y opositores, como Rodolfo Suárez, de Mendoza.
Según funcionarios que trabajan en esta nueva problemática, el nuevo DNU de la pandemia está ahora en circulación por diferentes ministerios para su análisis, antes de su publicación en el Boletín Oficial. Se difundirá en los próximos días, si es que nada cambia, una medida que se da por segura en la sede de Gobierno y entre los gobernadores.
Las fuentes consultadas por Clarín que están trabajando sobre este nuevo escenario adelantaron cuáles serán por ahora las restricciones confirmadas entre varias otras que incluyen variables más “duras” a “blandas”. El espíritu que manda sobre estos anuncios es que ninguna de las restricciones afectará la economía.
El Gobierno acordó con los gobernadores que se restringirán al máximo posible los vuelos a Brasil, Chile, Paraguay, y otros países del mundo que sufren nuevas olas del Covid-19, como Francia, o Italia.
El director de la Organización Mundial de la Salud, Adhanom Gebreyesus, afirmó el 12 de marzo pasado que “a menos que se tomen medidas serias, la tendencia ascendente que ahora inunda el sistema de salud” en Brasil terminará por superar “su capacidad y provocará más muertes”. Y agregó que el desborde “afectará a los países limítrofes”.
El Presidente acordó con los gobernadores, con los que mantuvo una reunión vía Zoom el viernes pasado, y que se repetirá mañana, que se extremará el cierre de las fronteras que ya existe para el paso terrestre de ciudadanos argentinos y extranjeros.
Otra de las medidas que se implementarán será la inclusión como “personal esencial” a los funcionarios de la aduana y migraciones que trabajan en las fronteras nacionales. Por eso también se programará una vacunación que tendrá a esos empleados estatales como prioritarios. La orden estatal es que los controles a los camiones que transportan materiales de comercio de exportación o importación deberán ser absolutamente rigurosos.
Los funcionarios de la Casa Rosada más involucrados en este nuevo plan anti Covid-19 dicen que se detectó la entrada de al menos siete mil argentinos que llegaron en los últimos días desde Brasil.
Al Ministerio de Salud de la Nación le preocupa la llegada, hace al menos cuatro semanas, de la llamada cepa de coronavirus de Manaos, la ciudad brasileña desde la que se expandió esta nueva mutación del virus con más alta contagiosidad.
Entre las nuevas restricciones se incluirán la obligatoriedad para los argentinos que hayan viajado al extranjero y vuelvan al país que abonen un test PCR para conocer si vuelven de sus destinos contagiados de coronavirus. Además, se buscará el modo de que deban aislarse por obligación estatal.
Por ahora, la Casa Rosada descarta restringir la circulación entre las provincias o entre ciudades del mismo distrito nacional. Por ahora significa eso: por ahora. Cualquier medida podría descartarse o implementarse si los contagios en la Argentina comienzan a subir de modo exponencial.
El presidente Alberto Fernández acordó que se tomarán estas medidas, y otras más, en un encuentro virtual con los gobernadores peronistas y de la oposición en la que no faltaron choques dialécticos y enojos expresados desde un lado y el otro.
El Presidente les garantizó a los gobernadores, también, que la ANMAT se prepara para permitir que los mayores de 60 años se apliquen la vacuna china de Sinopharm. El Gobierno adquirió tres millones de dosis de ese laboratorio oriental. Aun no se confirmó cuándo llegarán al país, pero desde el Gobierno se asegura que eso ocurrirá en las próximas dos semanas.
El pedido de más vacunas fue unánime de todos los gobernadores al Presidente.
La mayoría de los gobernadores aseguraron que, como máximo, en los próximos tres días se quedarían sin vacunas para aplicar en sus distritos.
Es por eso que que las 330 mil dosis de Sputnik V que aterrizaron en Ezeiza en un avión que llegó desde Moscú el viernes pasado ya habrían empezado a distribuirse ayer mismo.
A las 2 de la mañana de hoy estaba previsto que otro avión de Aerolíneas Argentinas volara de nuevo Rusia para traer, esperan en la Casa Rosada, medio millón de vacunas más. Son pocas.
Fue el mandatario de Jujuy, Gerardo Morales, el que pidió que el personal de las aduanas y migraciones sean incluidos entre “esenciales” para que puedan ser vacunados.
El gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, contó que su máximo temor es que enfermos de Covid-19 de Brasil crucen la frontera para atenderse en los hospitales argentinos.
El único que expresó con cierta firmeza que mantenía las fronteras abiertas con Chile fue el mendocino Suárez. Al Presidente le disgustó esa posición.
Nada se pudo comparar, sin embargo, con el choque de broncas entre el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, y el Presidente.
Esa provincia se tranformó en el emblema del confinamiento estatal más discrecional e irregular. Insfrán fue denunciado por violaciones a los derechos humanos debido a sus controles policíacos para aislar a enfermos y sanos, incluso apelando a la represión y cárcel contra quiénes reclamaron por mayores libertades, entre otros incumplimientos a las garantías democráticas que obtuvieron fallos judiciales en contra, tanto de jueces federales como de la Corte Suprema, que Insfrán desoyó.
Cuando Fernández le pidió a los gobernadores que controlen las fronteras con los países limítrofes, Insfrán dijo, picante y bravo: “Tenemos problemas con la frontera seca con Paraguay. Estamos haciendo todo para controlar. Pero vienen los medios nacionales y nos atacan. Y vos, Alberto, no nos defendiste”, se quejó.
El Presidente se fastidió: “Gildo, tenés que mirar las entrevistas que di donde hablé de Formosa”. En esos reportajes, Fernández defendió en parte a la gestión de Insfrán, pero también criticó, aunque con matices, las prohibiciones de circulación que afectaban a los formoseños y a quienes quieren entrar y salir de ese distrito.
“Los diputados de Juntos por el Cambio que vinieron a Formosa tienen inmunidad de circulación porque son diputados, pero no inmunidad sanitaria”, agregó Insfrán, haciendo alusión a los legisladores de la oposición que visitaron su provincia para visibilizar las restricciones impuestas por él mismo. Insfrán insistió, enojado: “Alberto, somos peronistas, los peronistas lavamos la ropa sucia en casa. Ya lo hablaremos personalmente”. Esa misma tarde, Insfrán visitó la Casa Rosada en forma presencial. Tuvo una reunión con el ministro del Interior, Eduardo De Pedro. Fernández no estaba. Trabaja en Olivos.
La pandemia no solo no se fue, ni se aplacó, si no que el Gobierno espera que avance quizás aun de modo más severo de lo que ya lo hizo.
La política, desde el oficialismo y la oposición, no acuerda del todo como combatir al virus que se esparce por el aire. Tan simple y tan complejo.
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