El cepo al dólar empieza a ser debate hasta en las propias filas del oficialismo y economistas que fueron funcionarios de gobiernos peronistas. Concretamente, hubo referencias en los últimos días a
cómo desarmar las trabas en el mercado de cambios sin que suceda lo miso que le pasó a Mauricio Macri y que hasta él reconoció (en su libro) como uno de los errores de su gestión: una volatilidad excesiva que para muchos de sus más cercanos terminó costándole la reelección.
Sin embargo, hay bastante consenso a esta altura entre economistas heterodoxos que el cepo pone un techo a la oferta de dólares de la economía y, por lo tanto, al crecimiento del producto. Que no da para mucho más y que el Gobierno no puede llegar a 2023 si quiere tener chances de ser reelecto.
La discusión se libra en dos ámbitos.
Uno a nivel oficial. Martín Guzmán negocia un programa de Facilidades Extendidas con el FMI. Se trata de acuerdos más o menos estandarizados que se celebran sobre la base de un régimen en el cual el precio del dólar se determina por las fuerzas de mercado con intervenciones aisladas y transitorias del Banco Central. Por lo tanto el programa que firmaría Guzmán apuntaría a flexibilizar progresivamente los controles cambiarios.
El otro ámbito en el que aparecieron cuestionamientos a las trabas en el dólar es en el de economistas que han sido funcionarios en gestiones peronistas, algunas kirchneristas.
Es el caso por ejemplo de Emmanuel Alvarez Agis (viceministro de Economía entre 2013 y 2015) quien, en el informe de su consultora pxq de la última semana, deja en claro que la economía argentina necesita más temprano que tarde recuperar un ritmo de crecimiento que calce justo con los dólares que necesita para hacer funcionar la producción. En ese sentido, plantea Agis, la discusión relevante pasa por cómo flexibilizar el esquema de control de cambios.
Eliminar el cepo “podría significar una mayor fuente de demanda de dólares o incrementar la oferta”, dice Agis. ¿Cuál de las dos ocurriría hoy si se quitaran las regulaciones? “Con estas condiciones macroeconómicas, la primera opción parece más probable. Sin embargo, reducir las restricciones ayudaría a que desaparezcan los incentivos a no liquidar exportaciones”. Para el ex viceministro de Economía apostar a la autarquía financiera (’vivir con lo nuestro’) no es viable porque el superávit externo necesario para hacer frente a los vencimientos implicaría un ajuste en las cuentas externas.
Roberto Feletti, ex viceministro de Economía entre 2009 y 2011, coincide con que es clave consolidar el superávit externo y para ello hay que imaginar una salida del cepo. “Pero hay que establecer pautas claras para el volumen de atesoramiento, utilidades y dividendos girados al exterior en función de niveles de rentabilidad y capital invertido. Lo que es inviable es un mercado completamente desregulado. Creo que en paralelo hay que desarrollar un instrumento de ahorro alternativo y, desde ya, mantener el equilibrio macroeconómico”.
En la semana surgió un dato negativo para la economía que emana de los controles cambiarios: la inflación en los productos importados. En febrero el dólar oficial aumentó 3,5% pero los costos importados lo hicieron 7,4%. ¿Por qué sucede esto? Porque las empresas remarcan sus productos al dólar financiero ante la incertidumbre de que el BCRA les venda dólares y la Aduana les deje ingresar nueva mercadería.
Ni el Gobierno ni Agis ni Feletti plantean un salto a un régimen más flexible de manera inmediata. El FMI no pondría reparos a ninguno de esos planteos en la negociación del próximo programa con Argentina. Basta con repasar un informe reciente de la consultora ACM, en el que se señalan las miradas del organismo en la materia. “Aquellos países que presenten controles cambiarios estrictos y mercados paralelos de moneda extranjera, el FMI no pide una migración inmediata hacia un régimen más flexible”. Y muestra el caso a seguir: Angola, cuyo gobierno firmó un acuerdo como el que Guzmán intenta sellar en 2018. “Las autoridades fueron flexibilizando tanto el mercado de cambio spot como también el de futuros al mismo tiempo que se relajaron las condiciones para el ingreso de capitales en la forma de inversión extranjera directa. El caso de Angola es un ejemplo cercano y que podría servir como guía para pensar el fenómeno en la Argentina”.
Por último, también el ex ministro de Economía Jorge Remes Lenicov advirtió en un reciente documento suyo sobre la estrategia de atrasar el dólar para frenar la inflación y caer en esquemas que no incentivan las exportaciones. Concretamente, dijo que la Argentina en 37 años pasó “por períodos de retraso y adelanto cambiario, de tipo de cambio fijo y variable, y de regímenes que han oscilado entre el control y la libertad total. ¿Cómo hace una empresa para exportar si no sabe cuál será el valor que recibirá en pesos por cada dólar?”.
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