“El caso de Marcela Losardo decretó la muerte del albertismo”, enuncia, tajante, un dirigente del Frente de Todos, la alianza desigual entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner y
Sergio Massa. El arribo de Martín Soria al Ministerio de Justicia no hizo más que blanquear dónde está el poder.
“Alberto decidió jugar de pivote de las fuerzas de la coalición, ser el equilibrador entre los gobernadores, Cristina y el Patria, y el Frente Renovador. Es difícil entenderlo pero él juega a eso”, señala un importante dirigente. La asunción de hoy en la conducción del PJ nacional, sería apenas un trámite más que un proyecto de poder.
En el oficialismo apuntan que el problema y lo que desequilibra es la agenda del Gobierno. “Es clave cuánto ocupa la agenda tu gestión y cuánto el combate de la justicia por la urgencia de Cristina”, deslizan.
El Gobierno ha supeditado su performance en las elecciones legislativas al éxito de la campaña de vacunación y a la mejora de la economía, ambos muy lejos de esa meta.
En Diputados hacen trascender que es “casi un hecho” que las primarias PASO se celebrarán en setiembre y las generales en Noviembre. “Creo que la postergación esta decidida y acordada con la oposición a través del proyecto de Yacobitti”, admiten en el Frente de Todos. ¿Qué cambió respecto a uno o dos meses atrás? Máximo Kirchner estaría más permeable, influenciado por el oscuro horizonte sanitario con un combo que incluye la segunda ola, el invierno y la falta de dosis. “Parece que el tema sanitario lo preocupa mucho”, deslizan en el oficialismo.
Lo cierto es que desde el 2005 que un oficialismo peronista no gana una elección de medio término. En 2009 el kirchnerismo fue derrotado por Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Sola. En el 2013 Massa fue el encargado de ganarle a Cristina en las urnas.
En la calculadora electoral, la Casa Rosada considera que con 41 puntos en la provincia de Buenos Aires, el Frente de Todos mantiene las bancas con las que cuenta hoy en Diputados. y con 45 obtendría un par de asientos más. Sabe que es prácticamente imposible acceder la mayoría aunque apuesta a quedar muy cerca del quórum propio.
Hace un año: Horacio Rodríguez Larreta y Alberto Fernández en el despacho del Presidente en la Casa Rosada.
En la otra orilla, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta cambió de estrategia. Salió de la moderación a confrontar con el Gobierno, en un sorpresivo raid mediático.
En sus intervenciones dejó frases fuertes, como cuando dijo que las declaraciones de Cristina Kirchner en el alegato judicial “fueron realmente muy graves para la Argentina, para la división de poderes y al respeto sobre las instituciones” y que le “preocupó” que el Presidente esté de acuerdo.
Y también contrastó aquélla foto con el Presidente en el inicio de la pandemia, con la relación actual. “Alberto ha tomado actitudes el último tiempo mucho más cercanas a las que planteaba Cristina. No es lo que yo creo que es bueno para la Argentina. Me sentía mucho mas identificado cuando él convocaba a que trabajemos juntos por la pandemia”.
En su entorno confirman que en los grandes trazos va a manifestar su posición porque es un poco la demanda del PRO y comenzará a marcar agenda en temas nacionales.
Un legislador del PRO traza un paralelo con Mauricio Macri cuando se lanzó a la carrera presidencial. Cree que Larreta va ir saliendo y fijando posición en temas nacionales sin ampliar la grieta, marcando rol y destacando su palabra. “Un proceso similar al de Mauricio en la Ciudad donde mantuvo un prudente silencio hasta 2013 y después empezó a aparecer con temas nacionales”, describió.
En el giro desde la moderación a los pincelazos de endurecimiento mucho tiene que ver no sólo la cristinización del Gobierno sino el avance de Patricia Bullrichen Juntos por el Cambio. La ex ministra no pierde la oportunidad de recorrer el país con la excusa de la presentación de su libro “Guerra sin cuartel”. En las últimas semanas ha estado en la provincia de Santa Cruz, sin importar que fuera tierra kirchnerista, luego pasó por Chubut en medio de la polémica con el gobernador Mariano Arcioni por los incendios, el proyecto minero y luego de los incidentes a raíz de los cuales fue apedreada la combi que transportaba a Fernandez.
Algunos consultores afirman que Bullrich recortó entre 15 y 20 puntos de imagen negativa con la que dejó el gobierno de Macri, lo que la convierte en una candidata competitiva.
Son datos que no pasan desapercibidos en la sede de Uspallata donde tiene su despacho Larreta.
Cerca de Bullrich ironizan con que el jefe de gobierno porteño “viene corriendo de atrás y eso no le da credibilidad porque no es una convicción, es una necesidad de las encuestas”.
“Hoy mi convicción es la que ha generado credibilidad en nuestro votante . Y es lo que se va a dirimir en la elección. Por eso Larreta perdió en las encuestas tanto como Fernández. Nosotros mantuvimos la convicción de la posibilidad de volver pero su estrategia de seguidismo ha sido negativa y casi nos crece un tercer actor”, afirma Bullrich a los suyos.
Patricia Bullrich en Rosario, en uno de los tantos viajes al interior de la titular del PRO. Foto: Juan José García.
El problema de Larreta reside en que Bullrich seguramente querrá encabezar la lista de Juntos por el Cambio en la Ciudad. ¿Quién podría competir con ella por ese lugar? María Eugenia Vidal. Pero la sola idea de que la ex gobernadora se candidatee por el distrito porteño y no en la provincia, genera una gran polémica.
Algunos intendentes de peso como Jorge Macri consideran que Vidal debe ser la candidata en la provincia. No alcanza con Elisa Carrió ni con Facundo Manes, hace falta alguien que arrastre votos. Sin embargo, Vidal ha deslizado que una competencia en la provincia puede arrastrarla a una posible derrota que no sería adecuada, por lo que no descarta preservarse.
“Ella no va a poder no jugar, porque cuando vos no juegues, el partido te va a vomitar”, asegura un larretista que admite que la ex gobernadora cuenta con “cierta autonomía” de decisión.
Cualquier opción se transforma en una encerrona de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires donde, fuera de Vidal, carece de candidatos de peso. Allí se alistan Manes, tal vez Santilli, Emilio Monzó que jugará dentro y una “pata” peronista que pretende competir por afuera comandada por Miguel Pichetto y Joaquín de la Torre.
La mejor definición de la situación de Larreta la da un legislador oficialista. “El Pelado no se puede llevar el triunfo de las dos coronas -Ciudad y Provincia- pero tampoco puede entregar la corona de la casa a Patricia o Lousteau”.
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