Secretos del doble crimen en Belgrano: chats hots con “La Tía” y trampa desde el Caribe

pantalla de un chat telefónico entre John Naged (30) y su novia. El tema de conversación: la extraña y sospechosa conducta de Julieta Bonanno (31), abogada de su padre, el narco mexicano Rodrigo Alexander Naged Ramírez (59), implicado en el caso “Bobinas Blancas”.

De esa frase -y otras similares en poder de la Justicia- se desprende que John desconfiaba de Bonanno y temía que los mandara a matar. “Me da como miedito. Ojalá que no sea lo que pienso”, “Está buscándonos el lado flaco”, se lee en las capturas.

Los chats, aportados por un testigo de identidad reservada, serían de mediados de mayo de 2018. Pocos después, el 4 de junio, un sicario entró al edificio del barrio de Belgrano donde vivían padre e hijo y, prácticamente frente a Bonanno, los fusiló.

Aunque los sicarios no dejan testigos, ella salió intacta del sangriento episodio. Sin embargo en pocas horas pasó de “víctima” y “testigo milagrosa” a ser detenida bajo la sospecha de que había encargado los crímenes.

Por eso -por contratar a un sicario, que aun no apareció- está siendo juzgada desde el pasado 2 de marzo por el Tribunal Oral Federal N° 8, con el fiscal Marcelo Colombo a cargo de la acusación.

Por el momento, Bonanno prefirió no declarar en el juicio. De todas maneras, sus dos teléfonos secuestrados en la causa, un iPhone 6 y un iPhone 8 Plus, hablarán por ella. Ambos fueron abiertos a un costo de casi 10 mil dólares en Estados Unidos por la empresa Cellebrite.

En los teléfonos se descubrieron unas 60.000 fotos y 1.200 conversaciones que están siendo analizadas por la fiscalía. Toda esta enorme cantidad de información fue formalmente aceptada como prueba recién el pasado martes 16.

Ese día declararon como testigos los policías que llegaron al departamento de la Avenida Cabildo 2659 luego de que la propia Bonanno llamara al 911. Pero lo realmente importante de esa audiencia fue la resolución de los jueces Sabrina Namer, Nicolás Toselli y María Gabriela López Iñiguez de rechazar los pedidos de nulidad y recusación del abogado defensor Leopoldo Murúa.

Al hacerlo, el TOF 8 incorporó automáticamente como válidos los contenidos de los teléfonos que, además, coinciden en varios puntos con los chats aportados por el testigo de identidad reservada.

Los iPhone prometen aportar luz a algunos puntos oscuros del caso. Por lo pronto, van revelando auténticas perlas de cómo se manejaba Bonanno.

En el Caribe azul

Entre los misterios del caso está cómo una abogada casi recién recibida llegó a representar a alguien en una causa tan importante como la de “Bobinas Blancas” (1.375 kilos de cocaína secuestrados en Bahía Blanca en 2017).

Tampoco está para nada claro cuál era su verdadera relación con el cartel mexicano dueño de esa droga. Solo se sabe que en los tribunales de Morón, donde ella litigaba antes de caer presa, se jactaba de que los teléfonos celulares se los habían dado los capos que estaban en México.

En esos celulares hay muchas conversaciones con una mujer mexicana apodada “La Tía“. En realidad, son chats hot entre Bonanno y la que sería una figura importante del Cartel. Esta mujer incluso le ofrece cobijo si la abogada decide emigrar de Argentina.

Una hipótesis del caso es que Bonanno viajó a México para conocer a esta mujer. De hecho tiene un viaje en mayo de 2018 de Buenos Aires a Uruguay y de allí a Perú que, se cree, pasó por México y terminó en República Dominicana.

Lo realmente llamativo de este viaje es que para mediados de mayo de 2018, la abogada estaba pasando unos días en República Dominicana y desde allí le mandó a John Naged mensajes para encontrarse con él y su padre en la zona de Parque Saavedra. Todo como si ella estuviera en Buenos Aires.

Es de este encuentro fallido, del hecho de que ella nunca aparece en las citas que arma, que el hijo del narco se queja en los chats entregados por el testigo de identidad reservada.

Lo que creen los investigadores es que, desde República Dominicana, Bonanno estaba citando a padre e hijo a un lugar para mandar al sicario allí. Su cortada era perfecta y la ubicaba a miles de kilómetros de distancia.

Se cree también que el crimen habría fracasado en el mes de mayo porque las “víctimas” se cansaron de esperar en el lugar indicado por ella y porque ya desconfiaban de la abogada.

Para esa época, principios de 2018, luego de sufrir un ACV en la cárcel, Rodrigo Alexander Naged Ramírez había sido excarcelado por el juez federal de Campana Adrián González Charvay, a cargo de “Bobinas Blancas”.

Su hijo John había viajado a Argentina para cuidarlo, pero se estaba quedando sin fondos. Según dijo la propia Bonanno tras el crimen, era ella la que les pagaba el alquiler y ese día había ido a llevarles dinero.

Tiempo antes, John Naged le había pedido una solución a Bonanno para poder volver a México con su padre. Y ella le ofreció dos planes, que también quedaron registrados en los teléfonos.

Plan A.Como a Rodrigo Alexander Naged Ramírez lo complicaban unas escuchas de la causa “Bobinas Blancas”, le planteó someterse a una cirugía de las cuerdas vocales. Con esto pretendía cambiar su registro de voz y así cuestionar las pericias del expediente.

Plan B. Usando contactos en la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), le ofreció a su cliente sacarlo del país y, una vez en México, conseguir un certificado de defunción trucho. De hecho, llegó a llamar a un conocido en la PSA para tantearlo. Este hombre tuvo que declarar como testigo en la Policía Federal, reconoció la charla pero aseguró que le dijo que eso que pretendía no se podía hacer.

Padre e hijo vivieron sus últimos días con temor a ser traicionados. Terminaron muertos y enterrados en el cementerio de la Chacarita. Allí siguen.

EMJ