A medida que los laboratorios estadounidenses avanzan, la escasez de vacunas pronto se volverá abundante. Hacia mayo o antes la oferta de vacunas superará a la demanda. El gobierno de
target=”_blank” href=”https://www.clarin.com/tema/joe-biden.html” alt=”joe-biden” title=”joe-biden” target=”_blank”>Joe Biden lidia ahora con qué hacer con los excedentes.
El mandatario ha prometido dosis suficientes para fines de mayo para inmunizar a los 260 millones de adultos del país. Hacia julio habrá suficientes vacunas para cubrir a 400 millones de personas, 70 millones más que la población total del país.
Pero sucede que, de las dosis de vacuna administradas a nivel mundial, aproximadamente las tres cuartas partes se han destinado solo a 10 países y al menos 30 naciones aún no han inyectado a una sola persona.
La campaña de vacunación en Estados Unidos avanza con rapidez y en forma equlibrada entre los diferentes estados. (EFE)
La escasez global amenaza con agravarse a medida que las naciones y regiones reprimen las exportaciones de vacunas. Con el aumento de las infecciones, India, que había sido un importante distribuidor de vacunas, ahora está reteniendo casi la totalidad de los 2,4 millones de dosis fabricadas diariamente por una empresa privada allí.
Esa acción sigue a la decisión de la UE de impulsar una legislación de emergencia que frenaría las exportaciones de vacunas durante las próximas seis semanas.
Los funcionarios de Biden que se inclinan a aferrar esos excedentes, señalan una necesidad insatisfecha y una creciente incertidumbre: los niños y adolescentes aún no están vacunados, y nadie está seguro de si la inmunidad podría desaparecer o cuándo, lo que podría requerir decenas de millones de refuerzos.
“Queremos ser parte de la solución global”, dijo esta semana Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca. Pero agregó: “Todavía hay una serie de factores que son impredecibles que debemos planificar lo mejor que podamos, incluidas las variantes y el impacto y lo que será más efectivo, así como lo que funcionará mejor con los niños”.
El gobierno de Estados Unidos analiza distribuir los sobrantes de vacunas entre distintos países. (DPA)
Los fabricantes de vacunas y algunos altos funcionarios federales dicen que las decisiones sobre qué hacer con los pedidos adicionales deben tomarse pronto o la incertidumbre podría ralentizar la producción.
El proceso de fabricación puede tardar hasta 10 semanas y los cambios para un mercado extranjero requieren tiempo. Las reglas regulatorias que rigen los envíos de vacunas presentan otro obstáculo, al igual que la vida útil limitada de los fármacos que fabrican la vacuna.
Los viales de las farmacéuticas del país en Michigan e Indiana están etiquetados para su uso doméstico. Si su destino no está claro, la línea de producción debe detenerse o es posible que sea necesario volver a etiquetar los viales destinados al extranjero.
Una vez que las dosis se envían a los estados, las regulaciones federales prohíben retirarlas aun si son innecesarias a nivel nacional. Y los viales no pueden permanecer almacenados para siempre: si bien la vacuna dura hasta un año en estado congelado, una vez embotellada debe usarse dentro de cuatro a seis meses.
Estados Unidos utiliz distntas vacunas. (EFE)
Por todas estas razones el gobierno se está inclinando a retener las dosis que ordenó y luego en algún momento dirigir el exceso a otras naciones en acuerdos bilaterales o entregándolo a Covax, la organización respaldada por la OMS que coordina una distribución equitativa de la vacuna. La administración de Biden ya ha donado cuatro mil millones de dólares a ese esfuerzo internacional.
El presidente ha enfatizado que su principal prioridad es proteger a los estadounidenses, pero crece la presión para un esfuerzo compartido. EE.UU. ordenó mil millones de dosis a los tres fabricantes autorizados por el gobierno federal y también a AstraZeneca, cuya vacuna aún no tiene luz verde aquí.
Recientemente el gobierno anunció que estaba negociando otras 100 millones de dosis con Johnson & Johnson. En conjunto, el suministro sería suficiente para vacunar a 650 millones de personas, casi el doble de la población de EE. UU. Con el número de muertos más alto del mundo por Covid-19, EE.UU. ha vacunado hasta ahora y completamente a 14% de su población.
La semana pasada, la Casa Blanca anunció que compartiría cuatro millones de dosis de la de AstraZeneca con México y Canadá. Es un goteo en comparación con los 300 millones de dosis de AstraZeneca que ordenó el gobierno federal, suficiente para cubrir a 150 millones de personas con el régimen de dos dosis.
Al menos funcionarios del gobierno dicen ahora gran parte esas vacunas podrían ser liberadas e incluso regalar una a cuota del inoculante sin embotellar.
Brasil está particularmente ansioso por recibir ayuda. Con más de 300.000 vidas perdidas, el país tiene la segunda cifra más alta de muertos y ha vacunado completamente a menos de 2 por ciento de su población.
“Después de que nos ocupemos de la situación realmente difícil que hemos tenido en nuestro propio país con más de 535.000 muertes, obviamente, en el futuro, tendremos un excedente de vacuna, y ciertamente hay una consideración para poner esa vacuna a disposición de los países que la necesitan”, dijo este miércoles Anthony S. Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno.
Hay presión para eso también por parte de los fabricantes, cuyas vacunas son codiciadas por otros países de altos ingresos. Pero esa alternativa privaría a los funcionarios federales del poder de decidir qué naciones reciben las dosis excedentes, así como del crédito humanitario y diplomático que obtendría de enviar la vacuna a países más necesitados.