Vecinos de Ramos Mejía se movilizaron este viernes para reclamar seguridad y justicia por el crimen de María Rosa Daglio (56), la psicóloga asaltada por un motochorro
Son las siete menos cuarto de la tarde y en Ramos Mejía arranca a llover contra el cielo naranja. La concentración en Rivadavia y Avenida de Mayo para pedir justicia por María está convocada para las 19, pero ya se escuchan los aplausos.
En una de las esquinas más transitadas de la zona, a metros de la estación de tren, se reúnen más de 100 personas con carteles: “Justicia” y “Vecinos en Alerta Ramos Mejía” son algunas de las consignas que se repiten.
Hanna, una de las hijas de María Daglio, en la movilización. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
“¡Vamos a hacer justicia por ustedes!”, reza una bandera celeste que muestra fotos de quienes murieron en hechos de inseguridad. Es de la Comisión de Acompañamiento de Familiares de Víctimas.
Un grupo de vecinos iza una bandera argentina sobre el poste de luz de una plazoleta. Los aplausos son acompañados por bocinazos de autos, de un colectivo de la línea 620 y hasta de un camión que reparte botellones de agua. El tránsito sobre Rivadavia está completamente cortado.
Pilar Duhalde (31) es una de los cuatro hijos de María. Llegó con sus hermanos Hanna (18), Elías (21) y Julián (33). “Esta situación no da para más y está cada vez peor. La gente está muy cansada. Vas a la comisaría y te dicen que tienen sólo dos patrulleros, no se ve a nadie cuidándonos. Estamos totalmente desamparados, a la deriva”, asegura a Clarín.
Los vecinos cortaron el cruce de Avenida de Mayo y Rivadavia. Foto Rolando Andrade Stracuzzi
“Los vecinos están cansados y la gota que rebalsó el vaso fue lo que le pasó a mi mamá. Si no fuera por los vecinos de La Matanza, nunca podríamos haber detenido a Ochoa. Ni tengo palabras para agradecer la solidaridad de la gente. Vinieron familiares de Junín, de Bragado, de todos lados. Querían venir muchos más pero tenían miedo de contagiarse de Covid”, agrega la joven.
Las principales críticas apuntan al papel de la Justicia. “Los jueces tiene que entender de una vez por todas que no pueden largar asesinos a la calle. Esto podría haberse evitado”, remarca Beatriz Flores, de Usina de Justicia, Asociación Civil por los Derechos de los Familiares de las Víctimas de Homicidio y Femicidio.
El Spiderman del Oeste, un personaje clásico de la zona, llega con su moto y se instala al lado de la plazoleta. La gente lo rodea. No habla, pero apoya un cartel naranja sobre el asiento: “Ayúdenme con la inseguridad, no puedo solo”.
Norma García camina mostrando una foto de María. La conoce de cuando venían justamente a marchas para pedir justicia por hechos de inseguridad.
“Siempre veníamos porque tenemos mucho miedo por nuestros hijos y hoy ella, que tanto reclamaba Justicia, mirá dónde está. Hace unos años perdí a un vecino, al que mataron para robarle cuando llegaba a su casa. Estamos cansados de pedir y que nadie nos escuche”, se lamenta.
Cerca de las 20 la movilización se dispersa, mientras un grupo se desplaza rumbo a la comisaría para continuar con el reclamo.
Un caso conmocionante
Daglio murió el viernes 19 tras ser arrastrada en la calle por un motochorro que le arrebató la cartera. Una primera versión indicó que había sufrido un infarto, pero luego se confirmó que había fallecido por las heridas provocadas en el golpe.
El brutal ataque quedó grabado por una cámara de seguridad de la zona. Por el crimen fue detenido Alejandro Miguel Ochoa (55), un asaltante que había sido liberado el año pasado, en medio de la pandemia de coronavirus, por ser considerado un paciente de riesgo. Incumplió con las condiciones impuestas para acceder al beneficio y estaba prófugo desde octubre.
María Daglio (56), la psicóloga asesinada por un motochorro en Ramos Mejía.
Ahora, la Justicia investiga si cuatro días antes del asesinato de la psicóloga, Ochoa participó de otro asalto contra una mujer, en Castelar. La víctima también cayó al piso y sufrió heridas en la pelvis y la clavícula.
LM