El gobierno de Uruguay habilitó la venta de dispositivos electrónicos que calientan tabaco. Lo hizo al levantar una prohibición que regía para este tipo de productos desde 2009.
La prohibición
de comercialización, sin embargo, se mantiene para productos que calientan líquidos, es decir los electrónicos vaporizadores.
Según los considerandos de la normativa oficial, “existen dispositivos electrónicos para la administración de nicotina que emplean una tecnología mediante la cual se calienta tabaco seco” sobre los cuales “existen datos científicos que indican que los mismos resultan en una menor exposición de los usuarios a las sustancias tóxicas asociadas al consumo tradicional de tabaco”.
Añade: “Corresponde al Estado velar por la salud de su población, buscando herramientas para dar respuestas a la epidemia del tabaquismo, incluyendo las alternativas ofrecidas a partir del desarrollo de nuevas tecnologías en la industria”.
Se trata de un dispositivo distinto a los electrónicos vaporizadores.
De esta manera, el gobierno de Uruguay aseguró que estos productos cuentan con una validación científica “suficiente para justificar su exclusión en la prohibición (de comercialización)”.
Asimismo, informó que esta decisión está en línea con la que tomó la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) en 2019.
En abril de ese año, la FDA había autorizado a comercializar los productos de tabaco calentado en el país.
El debate en el Mercosur
Esta habilitación se da medio del debate por la orientación comercial del Mercosur, tema que hizo cruzar días atrás al presidente Alberto Fernández y su par uruguayo Luis Lacalle Pou.
El presidente argentino había criticado a Lacalle Pou en la cumbre del Mercosur al advertir que el planteo que realizó el mandatario uruguayo fue “inusualmente agresivo” y “fuera de lugar”. Lacalle Pou había planteado darle más apertura comercial al bloque, en otras palabras, “abrirse al mundo”.
Fernández dijo posteriormente: “Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie, si somos un lastre, que tomen otro barco, pero lastre no somos de nadie. Para mí es un honor ser parte del Mercosur”.
AFG