El Sahel, el lago Chad, Somalia, el Sinaí y ahora Mozambique. En los últimos años, África se ha convertido en la nueva frontera de los grupos yihadistas, hábiles en
echar raíces aprovechando la debilidad de los Estados.
Desde el sábado pasado, tras un ataque sangriento, los yihadistas controlan la ciudad de Palma, en el noreste de Mozambique, el último infortunio para un continente que se ha convertido en una prioridad para los dos grupos terroristas planetarios.
Según Soufan Center, un grupo de reflexión estadounidense independiente, “si recibe una ayuda creciente de la central del ISIS, ya sea en fondos o experiencia táctica, (el grupo) podría seguir ganando fuerza (…) en la región. Si se expandiera geográficamente, podría atraer a combatientes extranjeros”.
Al Qaeda nació en Afganistán y el ISIS, entre Irak y Siria. Pero se han descentralizado, gracias a la lealtad que le han jurado grupos armados que gozan de una cierta autonomía.
Según un experto en yihadismo que ha pedido el anonimato y publica sus análisis en la cuenta de twitter Mister_Q, África representa solo el 16,5% de las reivindicaciones de ataques del ISIS desde enero de 2020.
Familias enteras debieron abandonar la ciudad de Palma, en Mozambique, tras el sangriento ataque del ISIS del fin de semana pasado. Foto: REUTERS
Pero lo que el ISIS considera como sus “provincias” en África Occidental (ISWAP, por sus siglas en inglés), Africa Central (ISCAP) y en el Sinaí han movilizado 38 de las últimas 64 “portadas” de su semanario de propaganda Al Naba.
Los desplazados de Palma seguían llegando este jueves a distritos sureños de la castigada provincia de Cabo Delgado, en Mozambique -Nangade, Mueda, Montepuez y Pemba- después de recorrer a pie los al menos 175 kilómetros que los separan de estas localidades o mediante barcos particulares y comerciales que se han acercado a la costa de la zona atacada.
La violencia ha ido vaciando el distrito de Palma durante los últimos años, desde el inicio en 2017 de la insurgencia del grupo yihadista Al Shabab en Cabo Delgado, que ha desplazado ya a cerca de 700.000 personas de sus hogares y ha causado miles de muertos.
Fuerte presencia terrorista
A pesar de ocho años de intervención militar francesa, el ISIS y Al Qaeda tienen franquicias omnipresentes en el Sahel donde, sin dominar formalmente el territorio, controlan las zonas desérticas que los Estados centrales han dejado de lado.
“Al Qaeda y el ISIS han sufrido muchas bajas durante la última década”, recuerda Brenda Githing’u, analista de contraterrorismo radicada en Johannesburgo. “Hoy, sus filiales africanas contribuyen a su voluntad de mostrar su resistencia a través de una expansión mundial”, agrega.
La “firma” de los dos grandes grupos yihadistas es engañosa. Nada indica que esté piloteado desde arriba. A veces se da por sentado que hay transferencias de dinero, pero no envían armas, ni refuerzos de combatientes y tampoco dan órdenes militares.
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Mozambique
Infografía: Clarín
Y aunque hay grupos activos del este al oeste del continente, desde los Al Shabab somalíes hasta Argelia, pasando por Libia y el Sahel, con la intención probada de avanzar hacia el Golfo de Guinea, no se puede hablar de un “Sahelistán” ni de un autoproclamado “califato”, como el que existió entre Irak y Siria de 2014 a 2019.
En Mozambique, “el ISIS no suministra forzosamente armas o dinero. Es más una pertenencia ideológica”, señala Mister_Q.
Muchos grupos en África funcionan así: los grupos están unidos a las jerarquías supremas a través de la lealtad de principios, una comunicación centralizada e incluso consejos estratégicos. Pero no se trata de un funcionamiento militar piramidal.
El ataque reivindicado por el ISIS el fin de semana pasado en la ciudad de Palma, en Mozambique, obligó a miles de personas a huir. Foto: EFE
Intereses locales
También sería erróneo considerar que la progresión africana es el resultado de una estrategia exitosa. Tore Hamming, investigador del Departamento de Estudios de Guerra del King’s College de Londres, opina que responde a una doble dinámica: les interesa acercarse al yihadismo internacional y resulta que los grupos islamistas son considerados los más eficaces.
“No hay duda de que estos insurgentes locales han integrado redes mundiales”, explica a la AFP.
Pero estos grupos se contentan con objetivos inmediatos, sin visión internacionalista.
Digan lo que digan los cancilleres occidentales, los yihadistas de África nunca han mostrado la intención de cometer ataques en Europa, ni en Norteamérica. Afirmar que la fuerza antiyihadista francesa Barkhane tiene como objetivo proteger a Francia es, como mucho, una hipótesis, opinan los analistas consultados por la AFP.
Además es poco probable que los líderes de la yihad africana vayan a ocupar puestos de responsabilidad en los grandes grupos, al menos a corto plazo.
Como el líder de Al Qaeda en el Sahel, el tuareg Iyad Ag Ghaly, los jefes de los Al Shabab somalíes “tienen agendas locales y no veo a ninguno que pueda aspirar” a un cargo global, resume Stig Jarle Hansen, experto en el Cuerno de África en la universidad de Noruega.
Pero ante las dificultades militares de los grandes grupos en Oriente Próximo o en el sur de Asia, “su importancia relativa ha aumentado”.
Fuente: AFP
CB