Julio Serson es uno de los funcionarios del círculo más íntimo del gobernador de San Pablo, Joao Doria. Desde la cartera que comanda, la de Relaciones Internacionales, vivió en carne propia
los desacuerdos entre China y Brasil. Las disputas tuvieron origen en declaraciones belicosas contra la potencia asiática, pronunciadas por el hijo presidencial Eduardo Bolsonaroy, también, por el ex ministro de Relaciones Exteriores Ernesto Araújo. Ese distanciamiento, que obedeció en las palabras de Serson a “cuestiones ideológicas”, puso en juego la continuidad de la producción de la vacuna Coronavac, cuyo componente activo es enviado desde Beijing a San Pablo por el laboratorio farmacéutico Sinovac para el Butantan.
El funcionario subrayó, además, que el gobierno de Jair Bolsonaro tiene dificultades para cumplir con los compromisos que había anunciado en cuanto a la distribución de inmunizantes entre los 27 estados brasileños. Esta semana el flamante ministro de Salud Marcelo Queiroga redujo a la mitad la provisión de inmunizantes para abril. Su antecesor, el general Eduardo Pazuello había previsto entregar un total de 47,3 millones de dosis. Pero ahora la cantidad es otra bien distinta: 25,5 millones. Uno de los problemas fue el atraso en las entregas de la vacuna por parte del instituto Fiocruz, de Río de Janeiro, el otro gran productor de vacunas de Brasil.
El gobierno de Jair Bolsonaro tiene dificultades para cumplir con los compromisos que había anunciado en cuanto a la distribución de inmunizantes entre los 27 estados brasileños
Hasta el miércoles Brasil llegó a aplicar 18,5 millones de dosis. Pero ahora no podrá continuar con el ritmo, debido al retraso significativo en la producción de la vacuna Oxford-Astra Zeneca. Esto ya tuvo un impacto inmediato: los estados de Santa Catarina y de Paraná, en el sur del país, debieron suspender las aplicaciones este viernes. Y esto ocurre en un país que consiguió en 2010 inmunizar contra el H1N1, la gripe A, a 80millones de brasileños en apenas tres meses. En la entrevista exclusiva con Serson, este expresó sus temores de una prolongación indeseada de esta segunda ola de la pandemia.
—El estado de San Pablo tiene la misma población que la Argentina. ¿No hubo una falta de intercambio organizado entre ambos gobiernos sobre la pandemia?
—El intercambio siempre es bueno. Pero nos pegó tan de sorpresa que montar un grupo de discusión resultó muy difícil en tan corto tiempo. Nosotros, como estado de San Pablo tuvimos contacto con el gobierno argentino, con el uruguayo y el paraguayo. Pero no había condiciones para integrar un comité. Con todo se realizaron contactos con Argentina para la troca de experiencias. Cada país tiene su forma de tratar la pandemia.
—¿El gobierno paulista teme que esta segunda ola del Covid-19 se prolongue demasiado?
—Estamos viviendo un momento extremadamente difícil, porque estamos precisamente en el pico de la pandemia. Pero en nuestros cálculos todavía puede ser peor, tanto el número de contagios como los fallecimientos. Por eso, el gobierno paulista adoptó medidas de emergencia que se extenderán hasta el 11 de abril. La duración de esta ola va a depender mucho de una toma de conciencia de los paulistas, que eviten las aglomeraciones, usen barbijos y alcohol. No hay otra salida. Especialmente porque Brasil continúa atrasado en la aplicación de vacunas. Mientras no tengamos a gran parte de la población inoculada, vamos a seguir en crisis. Por eso, es más que urgente una política nacional de inmunización en masa y, para eso, es indispensable que comiencen a llegar las vacunas que el gobierno federal prometió comprar. Hoy 90% de las dosis aplicadas en Brasil son fabricadas por el Butantan. La gran pregunta que nos hacemos es por qué no llegan las vacunas que adquirió, según dijo, el gobierno federal.
Brasil continúa atrasado en la aplicación de vacunas
—¿Qué sucedió con la fabricación de la vacuna de Oxford- Astra Zeneca que debía producir el instituto Fiocruz, en Río de Janeiro?
—Es una buena pregunta. El instituto Fiocruz tiene recursos financieros y medios técnicos. Por eso es cuanto menos extraño las limitaciones que han mostrado en el abastecimiento del inmunizador. En Brasil precisamos de todas las vacunas que están en fabricación en el mundo. No podemos continuar en la actual inercia. El Butantan que depende del estado de San Pablo entregó 30 millones de dosis. Fiocruz, que es un centro de investigación financiado por el gobierno federal, entregó 6.000.000 de dosis. En eso hay algún error. Lo cierto es que varias ciudades de Brasil debieron suspender este viernes las vacunaciones por falta de vacunas.
—¿La responsabilidad por esta escasez de inmunizantes es del gobierno nacional?
—Creo que al gobierno federal le faltó dar prioridad a la vacunación. El presidente tiene una política negacionista con respecto a la pandemia y, desde un principio, no dio importancia a la inmunización. No quería la del Butantan porque el componente activo era de origen chino. Todo eso perjudicó mucho. Especialmente ahora que todo el mundo está detrás de conseguir vacunas. Brasil quedó, en los hechos, en el final de la fila.
—Sao Paulo produce el inmunizador y ahora tendrá la Butanvac, a ser producida íntegramente por el Butantan. ¿Y sin embargo puede ver dificultada la vacunación?
—Por la legislación brasileña, quien distribuye las dosis es el ministerio de la Salud a través del Plan Nacional de Vacunación.
—Pero entonces, ¿por qué están permitiendo la compra de vacunas por privados?
—El gobierno federal está cometiendo una serie de equívocos. Y la prueba está ahí: faltan vacunas. Hoy el gobierno de SP anunció la nueva vacuna, que está en desarrollo. Pero el plan es producir 40 millones de dosis.
—El reemplazo del ex canciller Ernesto Araújo, que renunció el lunes último ¿tuvo que ver con una conducción “errada” de la política externa?
—Admiro mucho Itamaraty. Creo que es muy competente. Pero hubo errores del ministro, por lo cual el presidente estaba obligado a hacer correcciones. La política exterior de Brasil hoy está muy equivocada. Por ejemplo, no tuvo una reacción adecuada cuando Joe Biden asumió el gobierno de Estados Unidos. Tampoco con China mantuvo buenas relaciones. Pero hay que enteder que ni la salud ni la pandemia eligen nacionalidades. Nos alcanza a todos, no hay ideología en ella. En Itamaraty hay cuadros excelentes. Pero el presidente de la República precisa dejarlos trabajar. Tiene que haber un cambio de mentalidad. Alguien que entienda que precisa representar a Brasil como país y no específicamente a este gobierno.
—El gobierno de San Pablo mantiene excelentes relaciones con China. Pero recientemente tuvo problemas de insumos para producir las vacunas. ¿Eso se solucionó?
—China es y será, por bastante tiempo, el principal socio comercial de San Pablo. Eso nos obliga a pensar en esta relación desde el punto de vista de comercio e inversiones. Y ahora, esa asociación se da en la salud. Los americanos son muy pragmáticos y saben que Brasil es muy importante. La ideología no tiene nada que ver con todo esto. Lo que debemos tener presente es la generación de empleos y de oportunidades.
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