La renuncia de Mario Pergolini a la vicepresidencia de Boca visibilizó algo que en el círculo rojo xeneize se sabía desde hace tiempo: las flagrantes disonancias entre quienes dirigen al club
desde hace más de un año. No es que existe una mala relación entre el trinomio que en diciembre de 2019 venció al macrismo tras 25 años al frente de la institución, pero sí una falta de coordinación que hacía –y hace– difícil la gestión y el día a día. Ahora, todo eso, quedó más o menos evidenciado.
Quizás como nunca, los pequeños problemas y falencias se agrandaron por el contexto: sin fútbol durante seis meses y sin hinchas desde octubre, las relaciones de poder y la política interna quedó reducida a la mínima expresión. Todo queda sujeto a la discrecionalidad de unas pocas personas, sin demasiados espacios para enriquecer miradas o percepciones.
La decisión de Pergolini debe leerse en ese sentido. “Cuando a uno no lo acompañan, hay que saber dar un paso al costado”, dijo en un video que publicó en sus redes.
¿Qué pasó? Sin demasiados detalles, el mismo Pergolini lo explicitó con cierto tono de resignación: “Uno tiene que entender a veces que lleva propuestas que no pueden llevarse a cabo o no encuentra la forma en que lo acompañen a uno”.
Básicamente, la misión en el club del empresario periodístico era transformar sus diferentes plataformas comunicacionales y generar ingresos a través de proyectos vinculados a esa área.
Pergolini se encontró con el muro de la pandemia y eso dificultó todo, pero también es cierto que nunca pudo imponerse ni en Boca ni en la AFA y la Liga Profesional, a la que acudió en algunas oportunidades para acercar miradas que luego fueron ridiculizadas. La más recordada esta semana fue cuando propuso comercializar los derechos de TV para el exterior por 30 millones de dólares. Cuando le preguntaron qué empresa podría pagar eso, no dio ninguna precisión. Finalmente, Torneos se quedó con ese negocio por 13 millones.
Islas. Sin simpatías en AFA y la Liga, Pergolini tampoco pudo hacer prevalecer sus ideas de comunicación en torno a Boca. Al fracaso comercial de Boca TV, uno de sus proyectos, le sumó la falta de apoyo de Ameal y Riquelme para darle cuerpo a esa idea. Pergolini quería que los jugadores de Boca dieran entrevistas a través del canal oficial del club, pero el Consejo de Fútbol –integrado por Jorge Bermúdez, Raul Cascini y Marcelo Delgado– se negó.
La paradoja fue que Pergolini, de larga experiencia en medios de comunicación, no logró nunca instalarse como la referencia de esa área. Y lo que desató su renuncia fue cuando advirtió que desde el sector de Ameal y Riquelme abrieron una cuenta de Instagram llamada “Boca Predio”, destinada a informar sobre el espacio de entrenamiento en Ezeiza, el bunker montado por Riquelme y su tropa en diciembre de 2019.
La interna, que nació casi en el mismo momento que la fórmula, se agrandó hasta romperse con esa cuenta de Instagram, un detalle casi imperceptible para el afuera, pero que para el adentro originó una pelea entre Pergolini y Bermúdez que terminó casi a las piñas.
Un dirigente grafica esa realidad de modo sintético: “Hay dos clubes aislados. El Consejo de Fútbol en Ezeiza, sin ninguna vinculación con el resto. Y en La Boca, Jorge con tres personas”. Esos dos mundos por lo general no se comunican. Y cuando se comunican, es para anunciar renuncias.
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