El misterio de los encapuchados detrás del crimen de “Bebo”, el peón rural asesinado en San Luis

días de búsqueda, el extraño secuestro y la violencia sobre el cuerpo del peón rural que desnudó la autopsia, generaron un fuerte impacto.

Por ahora, el crimen es un misterio sin respuestas. Un testigo aseguró que la víctima fue secuestrada por dos encapuchados, pero aún no hay rastro de los sospechosos.

Mientras avanza la investigación, el abogado de la familia de la víctima es optimista sobre el futuro de la causa: “Seguramente habrá detenciones”.

Iván Coria habló con Clarín y, tras avisar que la causa está en secreto de sumario, explicó que Cortaderas “es un pueblo chico, hipótesis y teorías hay miles”. Efectivamente, allí viven unas 820 personas.

El peón rural fue secuestrado muy cerca de su casa, en la zona rural de Cortaderas, y que uno de sus amigos fue testigo del hecho. Seis días después, su cuerpo apareció degollado, amordazado y mutilado en el interior de una obra en construcción a dos kilómetros de distancia.

La zona donde hallaron el cuerpo es conocida como El Adobe y queda a unos 500 metros de la ruta provincial 1 por un camino vecinal, que une Los Molles y Cortaderas.

“Es un hecho de suma violencia la muerte de Ochoa. No ha habido en Cortaderas un episodio tan violento como éste”, sentenció Coria.

El abogado detalló que solicitó pericias telefónicas, que no hay cámaras de seguridad en la zona donde vivía “Bebo” y avisó que en la ruta provincial hay lectores de patentes: “Pedimos eso. El ingreso a todos los pueblos en San Luis tiene lectores de patente”.

Coria remarcó que algunos familiares y vecinos aseguran que en el lugar donde hallaron el cuerpo de “Bebo” “hubo rastrillajes durante la desaparición”. Tras la aparición del cuerpo, fueron muchos los que hablaron de que lo habían plantado.

Lo cierto es que, según la data de muerte de la autopsia, lo mataron “el mismo día de la desaparición en el lugar, in situ”, explicó Coria. Y agregó: “Se trataba de un deceso que databa de 90 horas”.

“Estamos en presencia de un homicidio muy violento. Se busca individualizar a los responsables”, dijo el abogado y relató parte de la declaración del testigo clave, el amigo que vio cómo se llevaban a “Bebo” ese 27 de marzo alrededor de las 19.30.

“(El testigo) Vio a dos personas encapuchadas que estaban a metros del domicilio de Ochoa y, cuando se percatan de su presencia, se esconden. Le avisa a Ochoa, vuelven (a la casa de la víctima) y cuando están llegando, ellos lo corren. El testigo dice que él alcanza a ocultarse: vio como lo redujeron, lo golpearon y lo sacaron por un campo”, detalló Coria.

Lo que no les cierra a los amigos y familiares de “Bebo”, según Coria, es que la víctima tenía un “bajo perfil, vivía en el campo, tenía animales de granja para su propia subsistencia y hacía trabajos de albañil”. También contó que le dijeron que “no tenía problemas con nadie”.

Un nuevo crimen

Mientras tanto, un adolescente de 17 años fue asesinado a escopetazos esta madrugada y otro resultó herido. Todo ocurrió a la vera de la autopista de las Serranías Puntanas, a la altura de la localidad de Juana Koslay.

Carlos Ezequiel Bustos Navarro, de 17 años, tenía una perdigonada en el rostro y tórax que le provocó la muerte en el acto, mientras que Leandro Prado (18) permanecía internado en grave estado en el Hospital de San Luis.

Todo sucedió cerca de las 4.30, a la altura del kilómetro 779 de la autopista, frente a la estación de servicio de Juana Koslay, a 7 kilómetros de la ciudad de San Luis.

Allí la policía provincial encontró el cuerpo de Bustos Navarro junto a un camión estacionado. Luego, llegó el pedido al 911 para que auxiliaran a Prado, que estaba herido.

Los investigadores procuraban determinar la relación que tenían ambos  jóvenes y las circunstancias del ataque a balazos: es que hay rastros de sangre que se dividen en dos y nacen en una tranquera que ingresa a un campo de la zona.

Según las fuentes, uno de esos rastros llega hasta donde se encontró el cuerpo de Bustos Navarro, mientras que el otro va en dirección a la estación de servicio, que es donde Prado pidió ayuda.

Con información de Télam

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