Hace 36 años, el Registro Civil de Rosario de Lerma, en Salta, cometió la negligencia de inscribir a un recién nacido con el sexo y el nombre equivocados. Desde entonces, Pablo
Alejandro Ramos vive un martirio: nunca lo dejaron votar, sus hijos no pueden usar su apellido, es incapaz de contraer matrimonio y tampoco consigue un trabajo en blanco.
“Paola Alejandra Ramos”, se lee en su Documento Nacional de Identidad.
“Mis padres no se dieron cuenta. Con los años, al comenzar con los trámites de la renovación de mis documentos, se dieron con esa novedad”, explicó el protagonista de esta insólita historia en diálogo con El Tribuno.
Cuando Pablo recibió su DNI, sus padres enmendaron el error a mano y sobrescribieron su nombre: la letra “o” de Paola se convirtió en una “b” y la “a”, en una “o”.
Durante su infancia, no hubo mayores complicaciones. Tal como él mismo relató, “en la escuela no había problema, porque las maestras y la directora ponían el verdadero nombre, a pesar de que el documento estaba corregido y la partida de nacimiento decía ‘Paola'”.
Sin embargo, los contratiempos comenzaron a aparecer con el correr de los años. Primero, debió enfrentarse a la imposibilidad de integrar el padrón electoral para votar y de conseguir un trabajo en blanco.
“A pesar de tener la partida en esas condiciones, el registro civil de Rosario de Lerma, me hizo otro certificado de nacimiento con mi verdadero nombre. Pero cuando me iban a dar mi primer trabajo registrado en una finca, saltó que mi partida seguía con el nombre de mujer“, recordó.
Luego, cuando decidió formar una familia, se dio cuenta de que no podía casarse por el Registro Civil. Además, contrató abogados con la esperanza de que sus hijos llevaran su apellido, aunque hasta el momento sus intenciones fueron en vano.
“Ya no sé que hacer. La justicia no me da soluciones y sigo perdiendo trabajos. Mi vida no existe. Nunca pude votar. Quiero comprar algo con mi documento y no puedo. Piensan que es falso porque está sobrescrito. Y cuando me piden mi partida de nacimiento, ya no sé qué decir. No soy nadie. No tengo identidad por culpa de gente negligente”, se lamentó.
En tanto, Verónica Saicha, parte de la dirección del Registro Civil, explicó que “sin una resolución judicial, es poco lo que se puede hacer por él”.
“Por lo que pude leer y escuchar, veo que el señor conoce muy bien los trámites y papelería que le reclama el Registro Civil, pero debemos reiterar que sin una resolución judicial no podemos resolver este error. Además, quiero agregar que este no es un error cometido durante mi gestión, pero estoy dispuesta a hablar con él. Incluso a llamarlo para atenderlo personalmente y hablar este tema”, agregó en dialogo con El Tribuno.
DB