El llamativo consejo de un acusado de lavar dinero narco para que Argentina pague la deuda externa

“El bitcoin se está utilizando como moneda de resguardo de valor y reemplazando al oro. Grandes empresas e instituciones están comprándolos. Blackrock, Tesla, lo están haciendo y Miami está

pasando sus reservas. Me encantaría que la Argentina tenga bitcoins, que los vendamos dentro de 10 años y paguemos la deuda externa. Estaría buenísimo”.

El análisis y el deseo no pertenecen a ningún operador de la criptomoneda más famosa y cara del mercado, donde hace muy poco llegó a valer U$S 60.000 por unidad. Lo desarrolló, no sin entusiasmo, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de Bahía Blanca, Emmanuel García (41). Está acusado de lavar activos, con origen en el narcotráfico, precisamente a través del uso de bitcoins.

García es el único de los siete acusados que llegó en libertad a la audiencia donde se trata el caso “Bobinas Blancas”, una operación contra la comercialización internacional de drogas desarrollada en 2017 a partir de un dato de la DEA.

Mientras los otros seis imputados, admitieron su culpabilidad en la primera jornada del juicio, García decidió defenderse. Por eso, en el debate, solo se escucharon testimonios vinculados con su participación en la banda.

“Que digan que el bitcoin se utiliza para lavado de dinero es algo viejo. Hace un montón que se viene diciendo esto y es mentira”, declaró de manera general, después de buscar desligarse, de manera individual, de la acusación. Es la que lo vincula con el grupo delictivo integrado por mexicanos, argentinos y un colombiano, Rodrigo Alejandro Naged Ramírez, asesinado en 2018 en un departamento de Belgrano, hecho por el cual están juzgando a su abogada.

García, un administrador de empresas con un posgrado en gestión ambiental, declaró durante unos 50 minutos y sólo aceptó preguntas de sus dos abogados. Dijo que trabajó en bancos y grandes firmas, entre ellas, una petrolera a la que renunció en 2015, para dedicarse al bitcoin, la única criptomoneda que existía por entonces en el mercado. Al poco tiempo logró hacerse un nombre y tener su propia empresa, sin depender de nadie.

Mostró su orgullo por ser “uno de los primeros 5 o 6 players (jugadores) del país”, hasta lograr su marca, “Constructor”, registrada en la web. “Tenía la intención de fomentar la industria del bitcoin e intercambiar, a través de mi perfil en Facebook y todo público. No me imaginaba en otro trabajo, hasta que un día, me rompieron la puerta de mi casa”, declaró sobre el allanamiento de junio de 2017 a su departamento en Recoleta, donde le secuestraron U$S 150.000 en una caja fuerte.

“Hay algo grande acá, vos sabrás por qué”, contó que le decían los agentes de la Federal, mientras lo detenían. García aseguró que no supo lo que pasaba, hasta unos días después, cuando lo llevaron a declarar, junto a otros detenidos, al juzgado federal de Campana. Ahí lo estaba esperando un abogado al que conocía y que lo convenció de declarar.

“Vas a tener que decir que sí, si no vas a quedar sopre, porque los acusan de asociación ilícita”, afirmó García que le recomendó el letrado. “¿Hiciste algo con esta gente?”, le preguntaba reiteradamente, mientras le exhibía mensajes de texto en un teléfono. “Ahí me cayó la ficha, tuve unos clientes mexicanos”, dijo ante el tribunal bahiense, que delibera de manera virtual.

Según García, improvisó su primera declaración ante el juez Adrián González Charvay, en la que “todo lo que dije fue verdad, salvo las operaciones y los volúmenes negociados. Le puse bastante picante para que me creyera”. Dijo que solo buscaba comercializar bitcoins, “una actividad pública, que paga impuestos” remarcó, pero que las transacciones con los mexicanos, nunca se concretaron.

“En el mercado de criptomonedas, en 2017, era imposible que se manejaran 200.000, 300.000 dólares. No hay forma de que pudiera absorber ese volumen. ¿Cómo se imaginan que voy a ir con esa cifra a un bar?”, dijo Garcia. Más adelante, al decidir el procesamiento de la banda, el juez lo separó del resto, al que le imputó narcotráfico, y a él le endilgó el lavado de dinero, además de embargarle $ 12 millones.

“Desde ahí se complicó todo. Era malo, no podía salir del país”, afirmó García, que se quebró en varios tramos de su declaración. “No aparezco en ninguna transacción en ningún lado y cuatro años después me arrastran hasta acá”, dijo, entre llantos el acusado, que se autodefinió como “bastante espiritual, vegetariano y sociable”.

Sobre el final de la declaración, uno de sus abogados le leyó algunos de los mensajes de texto que lo vinculan con un “licenciado” que sería el vínculo con los narcotraficantes. García explicó que se reunió “tres o cuatro veces” con él, le envió el address, una suerte de CBU en la que se debían depositar los bitcoins, pero nunca tuvo respuestas.

“Él se conectaba más tarde, pero durante el tiempo de la operación, yo no recibía los bitcoins y po eso no iba a entregar el dinero”, se defendió el acusado. Cuando su interlocutor le dice de verse “en el mismo lugar”, García argumentó que se refería a una operación de prueba que no se pudo concretar.

Con su declaración, se cerró la etapa de recepción de testimonios durante el debate, por lo que este miércoles a las 13:30 se iniciará el alegato del fiscal Gabriel González Da Silva. Desde su fiscalía, aseguran que hay elementos como mantener la acusación a García. Sostienen además que este juzgamiento será un leading case (caso líder) en materia de lavado de activos a través de criptomonedas, por ser el primero en el país.

“Me reconozco como coautor de los cargos que hacen la fiscalía y la querella”, dijo en primer lugar el 23 de febrero último Max Rodríguez Córdova (48). Le siguieron, con la misma admisión de culpabilidad, Jesús Madrigal Vargas (33) y Gilberto Acevedo Villanueva (33). Los tres son mexicanos y declararon desde la misma sala del Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza.

El mismo camino que los mexicanos siguieron luego los hermanos mendocinos Darío Maximiliano (33) y Marcelo Rafael Cuello (47), alojados en el penal de Marcos Paz. Finalmente, desde su domicilio en Necochea, también se autoincriminó Amílcar Darío Martino (61).

Bahía Blanca. Corresponsal.

GL

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