El nitrógeno es esencial para el desarrollo de los cultivos, especialmente de las gramíneas. Este elemento se relaciona de manera destacada con el crecimiento de las plantas, debido a que interviene en la producción y síntesis de aminoácidos básicos para la formación de proteínas, enzimas y clorofila. En consecuencia, las carencias de este macronutriente limitan el crecimiento, la expansión foliar y la eficiencia fotosintética de las plantas. En el caso del trigo, también afecta la calidad industrial y panadera de las harinas.
Por lo tanto, la fertilización nitrogenada es una práctica fundamental para considerar en la planificación de los cultivos. Desde el punto de vista fisicoquímico, el nitrógeno establece una fuerte interacción con la condición hídrica del suelo por lo cual es susceptible a sufrir transformaciones que devienen en pérdidas que, además de impactar en el ambiente, causan restricciones nutricionales para los cultivos en estadios clave.
Estos desafíos obligan a las empresas como Rizobacter a investigar sostenidamente para el desarrollo de tecnologías de nutrición que resulten eficientes y sustentables. Es así como se logró el lanzamiento de Azofol, un nuevo fertilizante líquido a base de nitrógeno formulado para aplicación foliar. Ensayos a campo indican que las gramíneas, especialmente maíz y cultivos de invierno, desarrollan una respuesta agronómica positiva a este tipo de aplicaciones.
“Las aplicaciones foliares permiten ajustar la dosis de nitrógeno, según rendimiento y expectativas de calidad sin depender de la baja eficiencia y demoras en la incorporación de nitrógeno aplicado al suelo mediante otras fuentes convencionales”, señaló Valentín Bastini, jefe de Nutrición y Bioestimulación de Rizobacter, quien agregó: “La absorción y traslocación del nitrógeno aplicado vía foliar es inmediata, cuando se utilizan fuentes seguras que no generan riesgo de fitotoxicidad”.
En esta línea, un informe elaborado por el INTA en el marco de los ensayos a campo explica que “la inclusión de formas alternativas de aplicación de nitrógeno en el sistema, como el uso de fuentes foliares, permite apuntalar procesos estratégicos en la fisiología de la planta, con una gran eficiencia de absorción, rápida metabolización y mejoras moderadas, aunque consistentes en rendimiento y calidad”.
En cuanto a oportunidades de uso, la aplicación foliar de nitrógeno puede plantearse para responder diferentes necesidades. “Es de utilidad cuando no se realizó una fertilización nitrogenada de base suficiente o, por ejemplo, cuando el nutriente está disponible en forma deficitaria para el cultivo a causa de situaciones de fuertes precipitaciones que produjeron pérdidas por lixiviación”, describió Bastini.
Asimismo, Bastini indicó que las aplicaciones en estadios vegetativos medios o tardíos ayudan a corregir deficiencias de nitrógeno que pueden afectar el rendimiento y la calidad de los granos, debido a su velocidad de absorción e impacto inmediato sobre el cultivo. Por su parte, las aplicaciones en estadios reproductivos tempranos se orientan a la producción de proteína, gluten, azúcares, etc., y contribuyen al aumento de calidad.
Experiencias a campo
En un ensayo en maíz realizado por el INTA en San Antonio de Areco (BA), con la aplicación de nitrógeno foliar en V7 se lograron unos 8040 kg/ha frente al testigo que marcó 7301 kg/ha. Según el informe, la media de rendimiento fue de 7729 kg/ha, adecuada a pesar de la escasa oferta hídrica. El cultivo fue sembrado el 5/10/2021, con una densidad de 72.000 plantas/ha. Respecto de otros aportes nitrogenados, se fertilizó con 200 kg/ha de urea en V4.
En cebada cervecera, el INTA realizó un ensayo en Pergamino (BA) en el que el tratamiento con nitrógeno foliar logró 1787 kg/ha. Asociado con bioestimulación –también foliar en Z39–, las tecnologías rindieron 1968 kg/ha. Si bien las diferencias son consistentes, el informe señala que los rendimientos están por debajo de la media de la región debido a la falta de precipitaciones. El cultivo fue sembrado el 18/06/22, con una disponibilidad de nitrógeno de 180 kg/ha (en suelo más el aporte del fertilizante).
En cuanto a trigo, la aplicación de nitrógeno foliar en Z39 proporcionó unos 3435 kg/ha frente a los 3126 kg/ha que rindió el tratamiento que no la incluía. El ensayo –ubicado en 25 de mayo (BA)– se sembró el 23/6/2022 con una densidad de siembra de 136 kg/ha, y fue realizado por la consultora Synergy Agro. Recibió una fertilización de base de 100 kg/ha de MAP.
En todos los lotes, se utilizó Azofol SR como fuente de nitrógeno foliar. Es el fertilizante más concentrado del segmento en el mercado, por lo cual permite una dosis de uso de cinco litros por hectárea, y resulta 100% mezclable con herbicidas, insecticidas, fungicidas y otros fertilizantes foliares. Además de nitrógeno, aporta micronutrientes como boro, zinc, molibdeno, cobre, hierro y manganeso.
Azofol SR forma parte de un portfolio de tecnologías de Nutrición y Bioestimulación con las que se complementa en forma sinérgica. Se destacan Microstar BIO, fertilizantes arrancadores enriquecidos con bacterias benéficas; Vitagrow, fertilizantes con acción bioestimulante para aplicación a semilla y foliar; y Status Zn, especialmente formulado para el aporte de zinc de alta concentración y eficiencia en tratamiento de semilla.