Julian Barnes seduce al lector con “Elizabeth Finch”

27 de junio 2023 – 00:00
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Neil es un hombre al que las cosas no le han ido bien. Lleva a cuesta dos matrimonios fracasados, hijos ya adultos con los que no se ve, y una mediocre profesión de actor de telenovelas. Ahora se dedica a cultivar champiñones y tomates, y a recordar su adoración por la profesora Elizabeth Finch. La conoció cuando se anotó en un curso que dictaba sobre Cultura y Civilización. Neil considera que la señora Finch lo enfrentó a un tipo de mujer distinta, inteligente, elegante. Su devoción lo llevó a tratar de lograr su amistad. De ese modo, durante veinte años, se reunieron a almorzar. Cuando Elizabeth Finch muere le lega sus cuadernos de notas. Entonces Neil trata de escribir la biografía de Finch (Barnes alguna vez dijo que una biografía es una serie de agujeros atados por una cuerda) y ordenar sus escritos sobre el que era su héroe, Juliano el Apóstata, el último emperador pagano. Para Finch la victoria de Constantino, el pasar a ser regidos por el judeocristianismo, hizo fracasar nuestra civilización. Afirmaba que nada bueno empieza con el prefijo mono: monoteísmo, monogamia, monopolio, monograma.

En su libro número 25, Barnes, miembro destacado del famoso dream team británico, regresa al tema del maestro admirado, pero lo observa desde alguien al que por su irregular formación cree que hasta las perogrulladas de Finch son muestras incomparables del saber. Clásico en Barnes, mezcla erudición con ironía. Explora las fuentes de la perplejidad, eso que hace que el seguidor crea que el admirado es lo que él piensa que es. Trata del fracaso de escribir una biografía -a Barnes le gusta hacer novelas que parecen ensayos, biografías, investigaciones- que pueda revelar una vida cierta, tanto en el intento de Neil sobre su adorada maestra, como el que hace Finch sobre Juliano, un conjunto de atractivas fichas, especulaciones filosóficas y datos, como el momento en que Hitler descubrió que admiraba a Juliano, y que llevan a recuperar la novela de Gore Vidal sobre “el apóstata”. El retrato de Elizabeth Finch -para el que Barnes se habría inspirado en su amiga la escritora Anita Brookner- queda en un enigma que encadena fragmentos, posibilidades, también el de Neil queda en borrador, lo que no deja de ser intrigante y atractivo. Barnes juega con su relato y lleva a jugar al lector, al imposible desciframiento de una vida.

M.S.

=Julian Barnes, “Elizabeth Finch” (Bs. As., Anagrama, 2023, 2012 págs.)

Fuente Ambito

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