La crisis hídrica que enfrenta Uruguay desnudó las diferencias sociales que existen en el país ya que mientras algunas personas pueden comprar botellas de agua en lo supermercados, en los barrios populares de Montevideo los vecinos continúan tomando de la canilla, que sale con un alto contenido de sal por provenir del Río de La Plata, por lo que deben ponerle un suero para bajarle la salinidad y exponerse a los problemas de salud que puede producir su consumo.
En el barrio Sayago, en el norte de Montevideo, decenas de personas hacen cola para recibir una porción de guiso en la olla popular “Telba Juárez” mientras Beatriz Torres y Renán Machado, sus organizadores, le echan un suero fisiológico a dos ollas de 100 litros para bajar el cloruro y el sodio presente en el agua que usaron en la preparación.
“Le ponemos un litro de suero cada 10 litros de agua para bajarle un poco la salinidad, los recibimos como donación de un médico”, dijo a Télam Renán mientras revolvía el guiso compuesto por lentejas, arroz, verduras y “lo que teníamos a mano”.
“Recibimos entre 80 a 100 familias, hacemos más de 500 viandas, tres veces por semana. Arrancamos en plena pandemia con 50 personas y fue aumentando, es cada vez es peor”, aseguró el cocinero.
“Es como si fuese agua de mar”, retrató Beatriz sobre el agua que sale de la canilla del predio y se quejó de que “el gobierno no ayuda en nada, nunca había pasado esto”.
Organizaciones protestaron frente a la principal embotelladora de agua
Bajo el lema “defendamos el agua, defendamos nuestra vida y las que vendrán, basta de saqueo del agua”, organizaciones sociales, ambientalistas y vecinos autoconvocados de Uruguay protestaron este sábado frente a la planta de la principal empresa embotelladora del país, en la ciudad de Minas, a 120 kilómetros de Montevideo.
Desde las 8 hasta pasado el mediodía, decenas de personas se congregaron frente a la compañía Salus-Danone para denunciar que la empresa “tiene permitido extraer 3.8 millones de litros de agua por día y nunca se le ha cobrado ni un solo peso por el agua”, en medio de la grave crisis hídrica que enfrenta el país por la sequía y falta de obras.
Los manifestantes aseguraron que la compañía que vende botellas de agua “este año, con la crisis hídrica, está triplicando sus ventas” y criticaron la medida del gobierno de Luis Lacalle Pou de bajar los impuestos a las compañías para que baje el precio de los bidones.
“Con la exoneración del IVA aumentan aún más sus ventas, ya que baja el precio sin afectar la ganancia de la empresa, y hace perder ingresos al Estado que luego faltarán para educación, salud o vivienda”, afirmaron en un comunicado.
“Hay que tener claro que las aguas subterráneas (de pozos y manantiales) y las superficiales (ríos y arroyos) están conectadas. Acaparar embotellando las aguas subterráneas afecta la disponibilidad de aguas superficiales de las cuencas”, explicaron las organizaciones y recordaron que el acceso al agua potable “es un derecho humano fundamental consagrado en el Artículo 47 de la Constitución”.
“Exigimos la entrega del agua embotellada a costo en todo el territorio nacional, sin pérdida salarial ni despidos y la prohibición total de las exportaciones de agua. No podemos permitir que las empresas lucren con la sed y la salud de la gente”, concluyeron.
El viernes, en las mediciones oficiales de la calidad del agua de red de Montevideo y zonas aledañas el gobierno uruguayo reconoció que el cloruro y el sodio presentes exceden los límites permitidos, que ya habían sido antes elevados por Obras Sanitarias del Estado (OSE) ante la necesidad de extraer agua del Río de La Plata.
En las muestras, se encontró hasta 873 miligramos de cloruro por litro, cuando lo permitido tras el aumento era de 720, y en sodio se registró hasta 516 mg/l, sobrepasando los 440 aceptados.
Guillermo González, que se acercó a pedir un plato de comida a “Telba Juárez”, tiene 63 años y sufre de hipertensión, por lo que el consumo del agua de grifo está contraindicado para él según los sanitaristas uruguayos.
“El agua esa me está matando. Tengo que ir hasta la gruta de Lourdes todos los días con mi bicicleta para conseguir agua sin sal, hago 10 kilómetros para buscar 5 litros que están dando ahí”, contó el hombre y mostró su pierna izquierda hinchada por la insuficiencia cardíaca que padece.
“A través de una ayuda del Estado me dieron 800 pesos para comprar agua pero yo compro comida porque no me alcanza para vivir”, se lamentó.
Otra vecina que fue a la olla popular proveniente del barrio Torre 8, María Barrondo, indicó que “está horrible el agua, no puedo tomar mate, no tiene solución, aunque la hierva tiene gusto a sal”.
“Espero que se solucione pronto pero esto va para largo. Nos preocupan los chicos porque tienen que consumir el agua. Tendrían que ir a casa por casa y entregar bidones de agua, no hay asistencia del gobierno”, criticó.
En parque Batlle, uno de los barrios más acomodado del centro de Montevideo, un camión sisterna de 30 mil litros de OSE, el organismo estatal responsable del abastecimiento de agua potable en Uruguay, saca agua de un pozo de un parque para abastecer a sanatorios y hospitales con agua sin sal.
Junto al inmenso camión, dos jóvenes, Diego y Juan, ambos de 18 años, charlan al lado de sus bicicletas.
“Se siente mucho el gusto salado, no salía así antes. En mi casa desde que empezó todo esto arrancamos a comprar botellas en el supermercado. Tenemos un filtro en la canilla pero igual se siente”, comentó Juan.
“Es extraño, es nuevo lo que está pasando. Prefiero tomar agua embotellada, yo también tomaba del purificador pero ya no se puede”, agregó Diego, que se balanceaba sobre un aparato de gimnasio al aire libre.
“Al principio teníamos mucha preocupación con mi familia pero cuando empezamos a comprar agua nos tranquilizamos”, comentó el joven.
Vecinos del barrio Pocitos mostraron a Télam como la sal en el agua echó a perder el filtro del purificador de la canilla, que quedó amarillento.
Mientras tanto, en los supermercados de Montevideo los bidones de seis litros duran apenas más de una hora cuando se reponen una vez al día.
Ofrecimiento del gobierno argentino
Esta semana, el gobierno argentino ofreció a Uruguay una planta potabilizadora de agua móvil con una producción de 1.700 sachets de medio litro por hora y un buque de la Armada Argentina del tipo “Aviso”, que contiene con una cisterna de 300 toneladas de capacidad de agua provista por AYSA.
No obstante, la Cancillería uruguaya postergó el ofrecimiento a través de un escrito que decía que “al tiempo de agradecer y aceptar dicho ofrecimiento, hace saber que en razón de la dinámica de la situación bajo permanente evaluación, hará conocer la oportunidad del mismo”.
Fuente Telam