La sostenida salinidad del agua que provee la empresa estatal OSE en Montevideo y el área metropolitana provocó un aumento de hasta el 60% en las reparaciones de calefones, termotanques y lavarropas.
Ante la escasez de agua dulce producto de la baja histórica de Paso Severino -que la semana pasada llegó a casi el 1% de su capacidad- desde hace semanas se mezcla agua del Río de La Plata, que contiene sodio y cloruros, para abastecer a los hogares de Montevideo y zonas aledañas, pero la calidad del líquido está perjudicando los aparatos y canillas de los usuarios.
“El aumento de reparaciones ha sido muy notorio en los últimos dos meses. Los minerales y el sodio se juntan en el fondo del termotanque y dañan la resistencia. Aumentó un 60%, antes veíamos a 10 o 15 personas por día y hoy estamos atendiendo alrededor de 100″, dijo a Télam Sergio, encargado de la planta de la empresa Rivomark del barrio Malvín, que brinda el servicio de reparaciones para tres marcas de calefones.
“Tenemos servicio a domicilio con una demora de 10 a 15 días, cuando antes el máximo era 3 días. Acá, en la planta estamos muy demorados, nos tomamos al menos 4 días para las reparaciones”, precisó, y comentó que “es un momento complicado pero la mayoría de los clientes lo entiende”.
Nicolás, de 32 años y oriundo del barrio Unión, llegó a la planta de Malvín con la resistencia de su calefón en la mano, ya que tuvo que quitarla él mismo por la demora en el servicio a domicilio. “La sal hace que se fisure el cobre y por ese lugar pierde agua. No quiero esperar, saqué el repuesto para comprarlo y colocarlo yo, aunque pierda la garantía, pero quiero el calefón para bañarme”, se quejó el joven, y se lamentó de que en el local ya no tenían ese repuesto para venderle.
Hace unas semanas, el gobierno de Luis Lacalle Pou ordenó la quita de impuestos para que baje el precio del agua embotellada ya que miles usuarios eligen comprar los bidones en vez de tomar el agua salada que sale del grifo.
“Es horrible la situación, terminamos teniendo un costo extra que es comprar el agua, aunque le hayan bajado los impuestos el gasto está igual”, criticó Nicolás.
José, de 45 años y del barrio La Blanqueada, tuvo que cambiar también la resistencia del termotanque, que le salió 2.000 pesos. “Es una cagada lo que está pasando, hablando mal y pronto. Se me ha roto todo, el calefón, el lavarropas y las canillas están todas oxidadas”, comentó el hombre mientras metía el artefacto en el baúl de su auto. “Hace tiempo que no consumo agua de la canilla pero se le siente el gusto a sal cuando me baño”, afirmó.
Fuente Ambito