La OMS alertó sobre el posible efecto cancerígeno del edulcorante aspartamo

Un adulto de 70 kg debera consumir menos de 200 mg diarios para no exceder la dosis permitida Foto Archivo
Un adulto de 70 kg debería consumir menos de 200 mg diarios para no exceder la dosis permitida / Foto: Archivo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este jueves que el aspartamo, un edulcorante artificial muy usado en las bebidas gaseosas y otros productos alimentarios, es “posiblemente” cancerígeno.

Desde su aparición en el mercado, el aspartamo es uno de los edulcorantes más utilizados en la industria alimentaria y también objeto de polémicas, ya que ha sido señalado de favorecer enfermedades, tales como la diabetes o provocar partos prematuros, sumándose ahora esta alerta sobre su efecto cancerígeno.

No estamos aconsejando a las empresas que retiren sus productos, ni aconsejando a los consumidores que dejen de consumirlos por completo”, aclaró Francesco Branca, director del departamento de Nutrición, Salud y Desarrollo de la OMS, en la presentación de dos evaluaciones sobre este edulcorante.

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS evaluó por primera vez el nivel de peligro del aspartamo y allí, los expertos concluyeron que el edulcorante “puede ser carcinógeno para los seres humanos”, según consignó la agencia AFP.

“El público en general no debería preocuparse del riesgo de cáncer asociado a un producto químico clasificado en el grupo 2B”. La decisión de incluir el aspartamo en ese grupo se tomó sobre la base de “indicaciones limitadas” relacionadas con el cáncer en humanos, en particular, para el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado, según la OMS. 

“Las indicaciones limitadas sobre el carcinoma hepatocelular provienen de tres estudios” realizados en Estados Unidos y en 10 países europeos. Se trata de los únicos estudios epidemiológicos sobre el cáncer de hígado”, precisaron.

No obstante, se indicó que “se necesitan estudios adicionales para aclarar aún más la situación”.

El Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la OMS y la FAO (la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) también evaluó entre el 27 de junio y el 6 de julio, los riesgos asociados con el aspartamo.

El Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la OMS y la FAO evaluó los riesgos asociados con el aspartamo / Foto: Archivo.

En este caso, concluyó que los datos no proporcionaban motivos suficientes para justificar una modificación de la dosis diaria permitida establecida desde 1981.

Esta dosis es de un máximo de 40 mg por kilo de peso corporal y significa que una persona puede consumir aspartamo “sin riesgo” dentro de ese límite.

Un adulto de 70 kg debería consumir entre 9 y 14 latas diarias de un bebida “light” (con 200 a 300 mg del edulcorante) para exceder la dosis permitida, suponiendo que no haya ingerido aspartamo contenido en otros productos.

“El problema se plantea para los grandes consumidores” de productos que contienen aspartamo, advirtió, pero “los resultados no indican que un consumo ocasional presente un riesgo”.

El aspartamo está presente en las gaseosas denominadas “light” o “0% calorías”, además de estar en postres, chicles y medicamentos / Foto: Archivo.

Qué es el aspartamo

Este edulcorante sin valor nutritivo es muy utilizado desde los años 1980 y está presente en muchos productos, desde bebidas con pocas calorías, conocidas como “light”, hasta platos preparados, chicles, gelatinas o helados. También en medicinas, como las pastillas contra la tos, en los dentífricos y en pequeños sobres para endulzar infusiones, además de estar presente en más de 600 medicamentos.

El aspartamo es definido como un “edulcorante sintético” que deriva de la combinación de dos aminoácidos, la fenilalanina y el ácido aspártico, del que proviene su nombre, que forman parte de la composición de las proteínas, precisaron los especialistas. 

De acuerdo a lo indicado, fue descubierto de manera fortuita en 1965 por un químico de la compañía farmacéutica Searle que buscaba un tratamiento para la úlcera.

Este aditivo alimentario es un edulcorante artificial bajo en calorías. Su valor energético es similar al del azúcar (4 kcal/g), pero su poder edulcorante es 200 veces superior. Esto significa que se necesita una cantidad mucho menor para obtener un sabor comparable.

Sin dudas, no se trata del primer edulcorante. Su antepasado, conocido como sacarina, fue descubierto en 1879 y posee el mismo poder endulzante, pero con un sabor amargo.

Se estima que 200 millones de personas en todo el mundo lo consumen de forma diaria o regular, con un crecimiento que se ha experimentado en los últimos años, pese que salió al mercado, en los Estados Unidos en 1974, autorizado por la FDA, la agencia reguladora de los medicamentos en el país. 

Debido a posibles efectos tóxicos y cancerígenos en el cerebro, la autorización se suspendió unos meses más tarde. Pero se restableció en 1981 para los alimentos sólidos y en dos años más tarde, en los líquidos. Desde entonces, más de 90 países lo autorizaron.

Un producto químico controvertido

De todas maneras, desde su aparición siempre provocó controversias. Por ejemplo, en 2010, investigadores de Bolonia (Italia) demostraron, entre otras cosas, que el consumo de este “azúcar falso” provocaba un aumento significativo de la incidencia de cánceres (en particular, de hígado y de pulmón) en roedores machos.

Otro estudio, realizado por científicos daneses, demostró que el producto aumenta el riesgo de parto prematuro.

Mientras que, en diciembre de 2013, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indicó que el aspartamo y sus productos derivados eran seguros para el consumo humano, si se respetaba la dosis diaria recomendada. 

Dos años más tarde, su equivalente francés, la ANSES, indicó que no había datos disponibles que demostraran riesgos probados de cáncer, aunque algunos estudios subrayan “la necesidad de profundizar los conocimientos” al respecto.

Desde entonces, la OMS considera que los edulcorantes artificiales no permiten perder peso y podrían presentar riesgos para la salud a largo plazo.

Fuente Telam

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