
“El suspenso en teatro es más difícil de lograr que en cine, donde se puede recurrir a los planos y la edición. En teatro es o es”, dice Silvia Kutika, quien tras el éxito de cuatro años en cartel de “El cuarto de Veronica”, de Ira Levin, vuelve con el mismo equipo artístico y creativo con “Te espero en la oscuridad”, de Frederick Kontt, thriller que en Broadway hace poco tiempo fue éxito de crítica y público interpretado por Marisa Tomei y Quentin Tarantino para luego convertirse en un éxito teatral de la cartelera londinense. La obra “Wait Until Dark” se dio a conocer por primera vez en enero de 1966 en un teatro de Nueva York con el protagónico de Lee Remisk y Robert Duvall, y en 1967 se consagró en el cine en la versión cinematográfica de Terence Young con Audrey Hepburn como protagonista (“Espera la oscuridad” se llamó en Buenos Aires).
Silvia Kutika encarna a una mujer ciega que vive en su departamento de Nueva York. Un día su marido llega a la casa con una muñeca y ese es el puntapié para un thriller policial y de suspenso donde tres delincuentes irrumpen en el lugar buscando esa misteriosa muñeca. El elenco se completa con Fabio Aste, Adrián Lazare, Fernando Cuellar, Camila Barberis y Jorge Almada, con la dirección de Virginia Magnago. Se presenta los domingos a las 21 en el Met. Dialogamos con Kutika.
Periodista: ¿Qué le atrae del género que es más común en cine?
Silvia Kutika: Me atrae en donde sea, el suspenso y el terror me fascinan desde que soy joven, es más, la primera película que fui a ver para adultos fue a los 15 y era una película de terror tremenda y salí fascinada. A mis viejos casi les da un ataque porque mi tía me llevó a verla pero sentí que eso era lo mío. La gente que vio en teatro “El cuarto de Verónica” dijo que era como ver cine en vivo, y es un halago enorme porque en cine están las distintas posibilidades técnicas para armar climas con los planos, la edición, en cambio en teatro no, es o es, no hay plano que valga. El aprendizaje de esa obra nos dio la base para hacer esta.
P.: Interpreta a una mujer ciega, ¿qué desafío implica?
S.K.: Siempre una mujer no vidente es un gran desafío y un gran juego. La directora me propuso que hiciera varios ensayos con los ojos vendados guiándome ella o el asistente y uno no se da cuenta pero cuando iba pasando el tiempo iba perdiendo totalmente la noción de la orientación. Pensaba que estaba en un lugar y estaba en el opuesto o me iba afuera del escenario y si no me agarraban me caía. Implicó un empezar a guiarse por los sonidos, por las texturas, fue complicado pero maravilloso.
P.: ¿Qué tiene esta versión de similar y de diferente a las del cine?
S.K.: Yo vi la versión de Audrey Hepburn y tenía un recuerdo muy vago de esa. No quise volver a verla para no influenciarme, para hacer algo acorde a mis posibilidades, darle mi impronta. La historia es la misma pero en cine el lenguaje potencia, acá en el teatro se hace con un golpe, con la luz, la música, y es mucho más complicado. El público respondió muy bien, en especial al humor que tiene la obra y que en los ensayos no detectábamos. Tiene tensión y humor.
P.: ¿Cómo fue el proceso de ensayos y creativo en el pasaje del texto al escenario?
S.K.: Hicimos lecturas dos veces y después empezamos a montar la obra. El proceso fue muy extraño porque por momentos salía del ensayo, encontraba algo muy chiquito que me guiaba y después había que descartarlo, fueron avances y retrocesos. A veces es frustrante, otras maravilloso, pero todos mis compañeros encontraron más rápido en la naturaleza del personaje y a otros nos costó más. El proceso creativo no para nunca porque pese a que uno hace el mismo texto todas las funciones hay a veces risa tensa, otras no tanto, hay climas y el proceso crece y suma a medida que se van haciendo las funciones. El proceso para cuando la obra se deja de hacer. La cabeza y corazón nunca se detienen en la obra aún haciendo lo mismo cada noche. A mi me resultó muy doloroso, hubo cosas que se me movieron, el no ver me provocó algo del mundo interior que se potenció al no tener todas las imágenes, al no tener el estímulo visual. Tuve una gran charla interna pese a estar interactuando. Me provocó algo muy angustiante, muy tremendo y enorme. Es difícil de explicar. Hay una voz adentro que se potenció.
P.: ¿Qué lugar hay para el thriller o el drama en una cartelera en la que predomina la comedia?
S.K.: Nosotros creíamos que saliendo de la pandemia la gente buscaba liviandad porque necesitaba salir de lo tremendo del aislamiento, tan cruel, pero apostamos al suspenso y no nos equivocamos, hay mucho público ávido de ver este género y otras propuestas. Ya hicimos el cuarto de Verónica y seguiremos apostando, es el tercer año de esa obra y ganamos varios premios.
P.: ¿Cómo ve la escena teatral?
S.K.: Al haberse parado el tema de los audiovisuales y plataformas, el cine está quieto también, se frenó la producción y hay películas chiquitas de bajo presupuesto. Entonces el refugio de los actores es el teatro, nos gusta hacerlo y por suerte está explotando. Salir por Corrientes y ver mucha gente dando vueltas, ver el gran movimiento nos hace recordar a otras épocas florencientes del teatro.
Fuente Ambito







