En el gobierno no esconden la emoción. Después de horas de negociaciones, y con los votos justos, el Congreso votó mantener en pie el veto presidencial al aumento del presupuesto universitario que el mismo recinto aprobó semanas atrás. Con ayuda federal, el oficialismo se anota otro triunfo tras varias semanas de traspiés y especulaciones.
Dentro de Casa Rosada le ponen la medalla al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y al subsecretario de Gestión Institucional, Eduardo ‘Lule’ Menem. Los riojanos se pusieron al hombro las negociaciones con los espacios dialoguistas. Durante toda la semana, los despachos de ambos funcionarios estuvieron abarrotados de legisladores propios y ajenos, a quienes se les explicó detalladamente el impacto fiscal que tendría este aumento. No faltó el tiempo para el revoleo de promesas en condición de devolución de favores.
El gran aporte, como viene sucediendo desde el inicio de la gestión, se dio desde el PRO. “Mauricio jugó muy bien”, dijo como primera reacción un allegado al presidente. Aunque el acompañamiento del espacio fundado en 2005 era esperado por el gobierno, los agradecimientos no escasearon. La decisión final del partido llegó horas antes de la votación, amparado por el visto bueno del calabrés, quien le había dado su palabra a Santiago Caputo la semana pasada. Tal como contó este medio en su edición del domingo, el asesor estrella se reunió el último jueves con el ex presidente Mauricio Macri en unas oficinas externas que el cerebro libretario tiene fuera del edificio de gobierno. Allí, se reafirmó la convergencia que ambos espacios mantienen desde el inicio de la gestión, aunque con condiciones.
En el oficialismo, sin embargo, razonan que para el PRO no era posible votar de otra manera. «Era inevitable este apoyo. Si no apoyaban era quemar puentes y que no haya chances de hacer un acuerdo en 2025”, sostienen desde el oficialismo. “Sería raro después de 20 años que el PRO se dé vuelta», lanzan.
La buena relación que ambos partidos reconocen tener no es, sin embargo, condición para asegurar la convivencia deseada. Es en este punto donde los caminos se bifurcan. Para el oficialismo, el primer paso de la confluencia arranca con la conformación de un interbloque en el Congreso y, a partir de este punto, avanzar en un posible armado que incluya la disposición de sillas claves en el gobierno.
Para el PRO la ecuación es opuesta. Los dirigentes del espacio amarillo, Macri a la cabeza, creen que la mejor manera de confluir es desembarcando en la gestión y luego consolidar el vínculo en el parlamento. El gobierno no cederá. “Nosotros no vamos a darles lugares porque tenemos conceptos muy distintos de lo que es gestionar”, ilustró ante este medio una fuente irrefutable.
El ejemplo que usan desde las arcas libertarias es la insistencia del calabrés por instalar a Guillermo Dietrich dentro de la secretaría de Transporte. “Guillo (sic) cree que gestionar es hacer rutas, nosotros creemos que eso lo tiene que hacer un privado”, ilustran para explicar las diferencias. Además, desde el gobierno dan a conocer que fueron los propios dirigentes del PRO quienes se encargaron de remarcar que ceder ante el reclamo de Macri no contentaría a todo el espacio.
Como sea, desde el gobierno reconocen que el vínculo con el PRO está cada vez más consolidado. Los encuentros paulatinos que tendrán la hermana presidencial, Karina Milei, el jefe de la bancada amarilla, Cristian Ritondo, y el propio Caputo de aquí en más serán una muestra de ello y servirán para avanzar en las agendas comunes que mantienen ambos espacios.
El camino de los libertarios
El gobierno alcanzó el número mágico de bancas horas antes de la sesión. A último momento, gracias a las negociaciones subterráneas que mantuvo el presidente de la Cámara, Martín Menem, la diputada de Unión por la Patria, Fernanda Ávila, modificó su postura y no bajó al recinto. La catamarqueña responde al gobernador Raúl Jalil, dueño de cuatro bancas claves, con quien el gobierno nacional logró estrechar un coordinado vínculo dentro y fuera del palacio.
El mismo método adoptaron con el ex opositor, Ignacio Torres. El gobernador chubutense, quien a inicios de la gestión libertaria amenazó con cerrar la canilla petrolera en reclamo a los recortes de los Aportes del Tesoro Nacional que dispuso la motosierra, ordenó al diputado Jorge Ávila que se ausente de la votación. En este caso, la gestión la hizo en persona el asesor estrella, Santiago Caputo, quien arrastra una larga relación con el chubutense.
Con este escenario, en el gobierno se entusiasman con la posibilidad de consolidar el espacio de centro-derecha que aglutine a todos los partidos dispuestos a converger con el oficialismo. Para un ladero del presidente, la consolidación de este virtual interbloque de más de 80 voluntades podría extenderse en el tiempo por repetición. “Se aplica el criterio de demarcación”, expone la misma fuente en referencia al concepto empírico del filósofo Karl Popper, quien establece que una teoría es científica si es progresiva empíricamente.
De cumplirse el enunciado científico que entusiasma a los libertarios de la primera ola, los armadores de La Libertad Avanza cumplirían su fantasía de confrontar con “el resto” del arco político y consolidar un escenario de izquierda vs derecha que les permita, entre otras yerbas, mantener en pie el relato de la batalla cultural.
Fuente Tiempo Argentino