El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), en su último informe trimestral de oferta y demanda mundial de carnes de octubre, estimó que en 2025 la producción mundial de carne vacuna caería considerablemente.
Esta caída llegaría tras cinco años de crecimiento ininterrumpido, alcanzando su pico este 2024 con un récord de producción de 61,4 millones de toneladas.
Los datos aportados por el USDA indican que la producción de carne vacuna para el 2025 sería de 500.000 toneladas menos, lo que significarán 60.9 millones de toneladas de producción total.
Desde el Rosgan, analizando los datos provistos por el USDA en octubre, desmenuzaron un poco las variables que reflejarían esta caída en el mercado mundial de la carne:
En el caso de Brasil, se espera la primera caída significativa en producción en diez años, al recortar 100 mil de las 500 mil toneladas adicionales que esta volcando este año al mercado y pasar de los 11,85 millones de este año a 11,75 millones previstos para 2025.
Sucede que, la reducción de su stock ganadero por segundo año consecutivo genera limitantes que obligarán a moderar ligeramente su expansión exportadora.
En el caso de la Unión Europea, se espera también una reducción de 100 mil toneladas de producción a 6,5 millones, aunque con mucho menor impacto en lo global ante un sector productivo cada vez más restringido.
Por tanto, sin dudas el gran cambio en el escenario global se produce a partir de Estados Unidos. Para 2025, el USDA prevé que la producción de carne vacuna de Estados Unidos disminuya un 4% debido a la escasez de existencias de ganado. La disminución de la producción, especialmente de carne de vacuno magra para procesamiento, junto con la abundancia de suministros exportables en mercados clave, como Argentina, Australia y Brasil, impulsará el crecimiento de sus importaciones.
Este desbalance de producción hará que la necesidad de importación vuelva a aumentar por tercer año consecutivo alcanzando un récord de 2,0 millones de toneladas al tiempo que sus exportaciones se contraerán en un 12% (-161 mil ton) tocando un piso de 1,2 millones de toneladas.
Es precisamente este desbalance de EE.UU. el factor de disrupción clave que generará grandes oportunidades de mercado para los principales proveedores de carne vacuna.
Además, a la fuerte restricción de oferta que lidera Estados Unidos, se suma nada menos que el principal exportador mundial de carne vacuna, Brasil, para el cual -como mencionamos anteriormente- se espera una caída no menor en su producción local. Sin embargo, a diferencia de EEUU, Brasil viene mostrando una performance exportadora sorprendente, frente a la cual esta caída en la producción estimadas en 100 mil toneladas, apenas haría moderar su crecimiento, sosteniendo un récord de 3,6 millones de toneladas de saldo exportable, que conformarían casi un tercio del comercio mundial.
En conjunto, el USDA prevé que las exportaciones mundiales de carne vacuna se mantendrán sin grandes cambios en 2025, en torno a las 12,9 millones de toneladas.
No obstante, el escenario que plantea EEUU al aumentar su demanda de importación a niveles nunca antes vistos frente a una retracción global de la producción mundial, ofrecerá grandes oportunidades para el sector.
– Un balance mundial ajustado como el que se prevé a partir de 2025, sin dudas dará soporte a un ciclo de precios de la carne vacuna en alza.
En efecto, los datos de la FAO a través de su índice de precios de la carne, ya han comenzado a mostrar una recuperación de los valores internacionales en lo que va del año (+10% anual), si bien aún se encuentran a unos 7 puntos de los máximos registrados en los primeros meses de 2022.
Pero, más allá de la recuperación general de precios de la carne, el mercado también verá un cambio en el perfil de los importadores; por un lado, con China desacelerando su crecimiento a 3,8 millones de toneladas desde los 3,9 millones estimados en el último informe ya para 2024 y, por el otro, con EEUU alcanzando un récord de más de 2 millones de toneladas en importaciones, de mayor valor comercial.
Sin dudas, frente a este escenario, y en un marco de mayor libertad comercial hacia el exterior, el gran desafío para Argentina pasa por consolidar un crecimiento sostenido de la producción con el que podamos capitalizar las oportunidades que se presentan en esta nueva fase ganadera.
Según proyecciones del mismo USDA, para 2025 Argentina recién recuperaría los niveles de producción de pandemia de 3,175 millones de toneladas (+2,5% anual) -excluyendo por supuesto el 2023 por tratarse de un año de faena excepcional por seca. En consecuencia, este lento crecimiento en la producción local limitaría el potencial de exportación a unas 860 mil toneladas, apenas un 5% más que las previstas para este año en el cual -de acuerdo a los coeficientes de conversión utilizados por el organismo- se ubicarán en torno a las 820 mil toneladas de res con hueso.