Mientras desfinancia a la universidad pública, Milei decretó la validez nacional de títulos de la UniCABA

“Establécese que con el fin de que los títulos que se expidan posean reconocimiento oficial y validez nacional, la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberá obtener la aprobación de su Estatuto, de las carreras y los planes de estudios respectivos por parte de la Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano, previa acreditación por parte de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) en los casos en que ello corresponda”, estipula el artículo dos del Decreto 968/2024, publicado en el Boletín Oficial.

Se trata del edificio universitario ubicado en el ex ministerio de Educación porteño, situado en Av. Paseo Colón 255, cuya oferta académica se basa en profesorados universitarios, cinco licenciaturas como Gestión de Instituciones Educativas, Tecnologías digitales y Educación Física, entre otros títulos, y una diplomatura en alfabetización inicial y desarrollo de la comprensión lectora.

De esta manera Javier Milei decretó el reconocimiento nacional a la UniCABA, hoy Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El documento, además de la firma del presidente, está rubricado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.

Las universidades y las contradicciones del Gobierno

El reconocimiento nacional de la polémica UniCABA, llega en medio de un proceso de desfinanciamiento y ataque a la universidad pública por parte del Presidente Javier Milei. Una fuente libertaria confesó a este medio, que este aval es parte de la alianza entre el macrismo y La Libertad Avanza, de cara a las elecciones intermedias del próximo año.

Según el decreto, la decisión de darle entidad nacional a ésta universidad, llega a partir de un informe sobre el nivel educativo de la UniCABA (elaborado por el propio gobierno porteño), donde da cuenta de “la normativa y los recursos humanos y físicos necesarios para implementar el proyecto institucional y el plan de desarrollo” y “el proyecto institucional detalla las razones de política educativa que lo sustentan, resultando la propuesta adecuada en virtud de variables económicas, educativas y demográficas”.

Además, aclara que el organismo es presidido por un Rector interventor “cuya función principal debería ser el desarrollo de las instituciones que garanticen el ordenamiento democrático de las universidades públicas del país, tal como lo establece la Ley 24.521 de Educación Superior, siguiendo el modelo de  la Reforma Universitaria de 1918. El proceso de normalización debería llevarse a cabo en un período menor a 4 años, según la ley. El actual rector fue designado en febrero de 2020, por lo que debería cumplir con su tarea antes de febrero de 2024. En el momento de elaboración del informe aún no estaban conformados  ninguno de los órganos previstos para el gobierno de la casa de estudios”.

Designaciones a dedo y desmanejos presupuestarios

En junio de 2023, Tiempo publicó un informe, en base a un relevamiento de la auditoría porteña, que desacredita el mérito institucional de la UniCABA durante su primer año de funcionamiento.  

El documento difundido por la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires, dejó en evidencia que la UniCABA no solo fue creada para competir e iniciar el proceso de cierre de los profesorados docentes, sino también como un gran organismo oficial donde se realizan desmanejos económicos.

Según el relevamiento, la casa de altos estudios padece de graves irregularidades en la gestión administrativa de la institución como: ausencia de manuales de procedimientos, dirección, evaluación y control de las actividades, y planificación.

El informe suma la existencia de deficiencias en el ámbito administrativo, particularmente en el proceso de contrataciones: carencia de remitos, de informes técnicos y verificación de las condiciones de las compras en los expedientes.

En el mismo sentido, la auditoría advierte que la UniCABA cumplió apenas el 47% de los 32 programas sometidos a este organismo de control; y determinó que existe “un índice elevado de deserción (37.78%) en el profesorado de educación primaria, que es la principal carrera de la universidad

Otra de las graves falencias de la casa de altos estudios es el nombramiento de funcionarios. Allí se detectaron irregularidades relacionadas con las categorías que fueron oportunamente informadas por el organismo.

Docentes «acomodados»

“Este punto es elemental –contó a Tiempo en su momento el auditor general Lisandro Teszkiewicz–, cuando vamos a ver qué han hecho en la universidad, básicamente no han institucionalizado ni su planta docente ni sus órganos de gobierno. La UniCABA no tiene concursos docentes. Todos fueron puestos a dedo y sigue estando intervenida sin que haya elección de acuerdo a, como dice la Ley de Educación Superior Nacional, por los claustros de los miembros directivos de la universidad ni de su rector”.

El auditor consideró que, quizás su punto más álgido, fue la destrucción de las juntas de clasificación docente, que fueron reemplazadas por una oficina que nombra a los docentes a dedo, y el ataque sistemático a los institutos de formación docente, a los que pretenden disolver para crear la Universidad de la Ciudad de Buenos Aires, que los reemplazaría”.

El informe subraya la falta de avance en cuestiones que podrían ser resueltas en lo inmediato pero que no se han llevado a cabo y advierte que “sería esperable que la Universidad proceda a llevar adelante el concurso docente correspondiente. Hasta el momento del relevamiento realizado por el equipo de auditoría no se habían desarrollado concursos para las designaciones docentes. Esta situación no solo representa un obstáculo para la normalización institucional, sino que también atenta contra las prácticas que deberían ser habituales si se pretende transparencia en la designación de quienes ocupen las cátedras. Por el contrario, hasta el momento, los cursos han estado a cargo de personas designadas a discreción del actual rector normalizador”. 

Fuente Tiempo Argentino

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