El derrumbe del plan económico, si alguna vez fue un plan, se hizo evidente este viernes. El dato de la inflación de marzo, del 3,7%, marcó el fin de la ficción de la inflación controlada; el salvataje del Fondo Monetario y otros organismos multilaterales subrayó la profundidad de la crisis económica y financiera.
Ambos elementos marcan que el futuro próximo será peor para las mayorías nacionales. La suba de la inflación afectará a millones al repetirse la historia del último año, con precios que pegan un salto que no es acompañado por los salarios, las jubilaciones y los beneficios sociales.
Sobre ese escenario se monta el segundo elemento: el gobierno acordó con el FMI un derrotero de más ajuste fiscal, es decir, menos dinero para la previsión social, la educación y la salud públicas, la investigación y el desarrollo científico. Además, agregará las prometidas reformas laboral y tributaria.
La magnitud de la crisis obligó al gobierno de Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, a acelerar la salida parcial del cepo cambiario con la idea de que los precios estarán más estables hacia julio o agosto, con lo que podrá hacer campaña electoral para las generales de octubre desde una posición más favorable.
La situación era insostenible. «Hace semanas que el Banco Central de Argentina estaba vendiendo los dólares que le quedaban y hasta los que no le pertenecen para poder sostener al valor del dólar, tanto el oficial como los paralelos», dijo el exministro de Economía de Alberto Fernández, Martín Guzmán, quien firmó un acuerdo con el FMI en febrero de 2022.

Magnitudes
El volumen del rescate en juego y los actores participantes hablan del operativo internacional para salvar a Milei de una debacle política. Los compromisos de aportes del Fondo Monetario, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo suman 42.000 millones de dólares, una cifra exorbitante que, no hay que olvidarlo, es nueva deuda que se suma a los gigantescos compromisos que ya acumula el Estado argentino.
A esa masa de dólares hay que sumar, de acuerdo con los trascendidos del gobierno, el mercado y el propio FMI, algunos miles de millones de dólares más que provendrán de acuerdos con bancos privados y bilaterales con otros gobiernos. Se especula que ya existe uno con Estados Unidos y que será anunciado mañana, cuando el ministro de Economía de ese país, Scott Bessent, pise Buenos Aires para mostrar el apoyo explícito del gobierno de Donald Trump a la administración liberticida.
El gobierno asegura que contará en forma inmediata con alrededor de U$S 19.600 millones, con lo que las reservas brutas del Banco Central estarán en torno a los U$S 50.000 millones en mayo próximo. El presidente del BCRA, Santiago Bausili, cree que con esa masa de dólares podrá evitar una corrida contra el peso.

Golpe sobre la población
El comunicado del Fondo Monetario del viernes le adjudicó a su jefa, Kristalina Georgieva, un programa de ataque a conquistas populares: «Las prioridades políticas se centran en (i) mantener la sólida ancla fiscal; (ii) facilitar una transición inmediata hacia un marco de política monetaria y cambiaria más robusto; y (iii) profundizar las reformas para crear una economía más abierta y de mercado», señaló ese texto. La publicación de los informes del staff técnico que negoció el acuerdo con el Ministerio de Economía muestran que el FMI va por más (ver página 5).
Una «sólida ancla fiscal» es la perpetuidad del ajuste insostenible y brutal sobre las jubilaciones, la obra pública, las universidades y el salario de los trabajadores del Estado.
Un «marco de política monetaria y cambiaria más robusto» es un dólar caro cuyo valor impida que una cantidad de personas acceda a él y que quede en exclusividad para uso de empresas y la clase adinerada del país.
«Profundizar las reformas» es más conocido: reducción de impuestos a las empresas y más carga impositiva sobre la población, reforma laboral que abarate los costos de producción a costa de una mayor explotación del trabajador y reforma previsional que aleje más la posibilidad de una jubilación digna para los trabajadores que pasan a la clase pasiva.
La devaluación del peso que se verificará en las próximas horas derivará en una nueva alza de los precios, que podrá extenderse por unos meses más, según calculó el economista Nicolás Dvoskin.
Para la gran mayoría de la población que tiene ingresos fijos en pesos, la nueva aceleración inflacionaria golpeará sus bolsillos con fuerza. La nueva realidad impactará en las negociaciones paritarias, especialmente las que aceptaron aumentos en torno al 1% mensual, como la de los sindicatos de Camioneros y de estatales de UPCN.
El paquete del gobierno obligará a una realineación de los sindicatos respecto de sus negociaciones salariales que se deberá verificar en la práctica (ver página 8). Pero también es cierto que las discusiones se darán en un cuadro en el que la población ya hizo una experiencia de un año y poco con el gobierno de La Libertad Avanza y su estado de ánimo no es el mismo que el de diciembre de 2023.
Por otro lado, la esperada suba de tasas (que podría verificarse en la licitación de nueva deuda del gobierno nacional mañana) impactará negativamente sobre la actividad económica, en un cuadro de destrucción del empleo y precarización laboral.
La especulación del gobierno es que el impulso de la minería (especialmente litio y cobre) y del petróleo pueda generar una recuperación económica, tal como lo planteó el propio Fondo Monetario, pero la realidad es que ambas actividades están sometidas a la realidad internacional, completamente sacudidas por la guerra comercial desplegada por el gobierno de Estados Unidos que encabeza Donald Trump.

Escenario electoral
La administración libertaria cree que puede revertir el cuadro social, caracterizado por un mayor repudio a sus políticas. La especulación apunta a convencer a los grandes capitales hundidos en la bicicleta financiera que terminó en estos días y se abre la perspectiva de un nuevo ciclo de especulación.
La base de ello es que el peso volverá a apreciarse por la inflación mientras que el dólar podría quedar en una primera etapa en un lugar medio de la banda (entre los $ 1000 y los $ 1400) por el ingreso de los dólares de las exportaciones de soja y maíz. Ello podría fomentar un nuevo ciclo de valorización financiera sostenido por los dólares de los diversos préstamos que recibirá el gobierno. «El espaldarazo financiero con el préstamo del Fondo Monetario y otros créditos que se sumen traen la posibilidad de un nuevo carry trade: si la banda se mueve al 1% y la tasa está arriba del 3%, estamos hablando de un ciclo de apreciación cambiaria de nuevo que se sostendrá sobre una bicicleta financiera más grande», advirtió Dvoskin.
El economista advirtió que si el mercado no compra la propuesta del gobierno, el esquema podría derivar en una repetición de lo sucedido en 2018, cuando el dinero del Fondo financió el desarme de posiciones en pesos y la fuga de capitales. «En qué escenario estamos, 2016 o 2018, no lo sabemos», observó y agregó: «Creo que el gobierno tampoco lo sabe»,
En la perspectiva de Dvoskin, «el gobierno llega muy jugado» a las distintas elecciones de este año. «Hay un cálculo político, una especie de ‘plan llegar’», dijo, en el sentido de que la inflación más alta se podría manifestar entre abril y junio, aunque los dólares de la cosecha gruesa más los préstamos de los organismos (FMI, Banco Mundial y otros) funcionarían como mecanismos contra las corridas cambiarias. Así las cosas, «el gobierno puede recuperar el sendero de baja de la inflación hacia julio y agosto, que son los meses previos a las elecciones», agregó Dvoskin.
Pero el economista advirtió: «No sabemos qué va a pasar en el mercado. El riesgo de más apreciación cambiaria está muy fuerte y va a suceder porque la inflación va a subir. La falta de dólares no se resuelve de ninguna manera porque se salda ahora con préstamos. La falta de dólares se multiplica a futuro porque esta nueva deuda hay que pagarla. Con lo cual el escenario de la falta de dólares sigue presente». Y concluyó: «Está claro que el gobierno dio un salto al vacío con una especulación que es electoral, el ‘plan llegar’».
Fuente Tiempo Argentino