Los resultados que a partir de las seis de la tarde del domingo empezaron a llegar a los teléfonos de las principales figuras del gobierno se sintieron como un knock out. El cómodo tercer lugar en el que se posicionó Nicolás Maryoraz, el candidato auspiciado por el karinismo, dejó al oficialismo nacional expuesto a una dura primera gran derrota que podría marcar un parteaguas en el manejo de la lapicera electoral. Pese a que el discurso público habla de una gran elección, puertas adentro del oficialismo empiezan a florecer los pases de factura.
Para un sector del gobierno, la derrota tiene nombre y apellido. Eduardo “Lule” Menem, quien desde el año pasado se acomodó bajo el ala de Karina Milei, fue el encargado de diseñar el armado santafesino y quien insistió con particular interés en la necesidad de jugar en una elección que, a priori, no ofrecía grandes cambios en la estructura de poder que el presidente consolidó alrededor de su figura. Esta postura, la de jugar en el territorio, contradecía los consejos de Santiago Caputo, quien, previo al cierre de listas en la provincia, expuso sus disidencias ante la mesa chica encargada de diagramar la participación electoral de La Libertad Avanza.
La lectura del consultor estrella se recuesta sobre la experiencia empírica que dejaron los resultados electorales del ahora oficialismo en las diferentes provincias durante 2023. En aquellas elecciones territoriales, donde también se definían bancas legislativas, los candidatos que se embanderaban detrás de la figura del león no lograron penetrar y, a contramano de los resultados nacionales, esas candidaturas no fueron más que fiascos que sólo ayudaron a nublar el panorama que luego quedó expuesto en las PASO y generales de aquel año, donde Javier Milei dio el batacazo.
Con este antecedente en el haber, Caputo entendía -entiende- que la marca libertaria debe ser usada sólo en lugares donde el espacio tiene algo que ofrecer además del discurso anti-casta. Por eso en Casa Rosada tienen particular interés en arrebatarle la Ciudad de Buenos Aires al PRO. Este resultado, que en varios despachos anticipan como factible, no sólo les garantizaría la posibilidad de dominar las negociaciones con el partido amarillo en PBA, sino que además le entregaría al gobierno un triunfo que podrán nacionalizar y sumar a los “éxitos” de la gestión que ponderan la imagen presidencial.

En Santa Fe, dicen dentro de un sector del gobierno, lo que falló fue la insistencia del riojano por querer imponer un candidato poco ligado al presidente. Mayoraz, quien también es propietario de una banca en el Congreso, forma parte de la estructura que custodia Romina Diez, armadora santafesina e íntima amiga de Karina, pero sin vínculo directo con el líder libertario. Esto, razonan, fue el ancla que hizo que el elegido para disputar una banca dentro de la convención constituyente no supere los 15 puntos de adhesión.
A pesar de que meses atrás decían lo contrario -un alto funcionario llegó a decir que LLA ganaría hasta “poniendo una maceta”-, dentro del oficialismo entienden que la marca no es lo único que arrastra votos y que la consolidación de nombres propios es casi tan importante como el color violeta. Con este razonamiento, en algún momento se pensó en confeccionar una alianza con Amalia Granata. La diputada provincial, quien quedó cuarta en el recuento final con más de 12 puntos, logró consolidar su figura dentro de la provincia, un hito más que auspicioso para un oficialismo con poca mota territorial.
Aquella unión, que con el diario del lunes hubiese sido más que beneficiosa para el oficialismo nacional, fue boicoteada por los propios Menem y Diez. El subsecretario de Gestión Institucional y la diputada insistieron ante Karina con la necesidad de competir sólos en la provincia, una decisión que les valió el mal trago en el departamento donde también competía el gobernador Maximiliano Pullaro, quien se quedó con más del 35% de los votos en una elección donde triunfó la apatía por el voto.
Dentro del karinismo, sin embargo, no hay lugar para la mea culpa. No sólo afirman que la elección fue muy buena, puesto que ponderan el resultado que obtuvo Juan Pedro Aleart en Rosario con más del 30% de los votos, sino que afirman que fue tal cual lo esperado. Esta postura se contradice con las versiones que días atrás circulaban en Balcarce 50, donde más de una fuente advirtió que el escenario en la provincia agroexportadora sería, al menos, diez puntos mejor al que finalmente se obtuvo.
Si bien el discurso público se circunscribe a ponderar esta elección, lo cierto es que dentro del karinismo no temen en apuntar contra el sector digital que comanda Santiago Caputo. En concreto, hay quienes refunfuñan contra Daniel Parisini (conocido bajo el seudónimo de Gordo Dan) por no haber utilizado el aparato tuitero en favor de los candidatos violetas. Del otro lado del mostrador no sólo no se prueban el sayo, sino que afirman que el apoyo de este sector no es comparable con el entrañable troll center que Marcos Peña montó durante la gestión macrista, puesto que la aceptación de la militancia, dicen, no es manipulable.
Esta adhesión natural, razonan desde un sector del oficialismo, sí logró verse en el resultado electoral de Eugenia Rolón. La joven candidata, novia de Iñaki Gutierrez, que sin aparato ni apoyo de los armadores santafesinos, logró hacerse de 20 potentes puntos. Pese a no lograr entrar como convencional, la estudiante de derecho se posiciona como una de las favoritas para disputar la diputación dentro de cuatro años.
Fuente Tiempo Argentino