La oficina de Roberto Feletti (66 años, contador público) mira hacia esa plaza que es frontera entre Once, Abasto y Recoleta. Niños, adultos y perros entran por el ventanal del balcón, sin embargo el audio crudo de esta entrevista se escucha limpio de murmullos. El exsecretario de Comercio pide si podrá eliminarse en la desgrabación un pequeño insulto con el que adjetiva la gestión actual de Luis Caputo en el Ministerio de Economía. Acaba de publicar De Macri a Milei. El país inviable de las élites argentinas, editado por Biblos.
–Este libro es un intento de registrar la época, ¿no?
–Sí, porque no en todas las épocas hubo este auge del poder económico. Sí te digo que las élites siempre tuvieron esta lógica de endeudamiento y fuga, eso busca señalar el libro. El ejemplo más tremendo es el de Mauricio Macri, porque es uno de ellos y alcanzó legitimación electoral. Tenía dadas todas las condiciones para armar un modelo conservador a la chilena, que él fuera Piñera. Encima, con un país desendeudado y un apoyo internacional enorme. Y termina mal con el mismo ministro que está hoy.
«Ahí está el otro problema” –agrega–. “Dos presidentes, Macri y Alberto Fernández, completan su mandato y no pueden reelegir. Eso habla de la agudización del comportamiento predatorio de las élites”. Feletti propone, en este diálogo con Tiempo, algo que en 2025 parece difícil. “Necesitás mucha movilización popular: el peronismo tiene que asumir un rol mucho más clasista”, dice. De fondo, la conversación se resume a las oportunidades perdidas del pasado y a la audacia desperdigada del presente.
–¿Hay plan de estabilización aplicado alguna vez que no haya destruido todo?
–El que logró Néstor Kirchner. Acumuló dólares en el Banco Central, le pagó al FMI, desendeudó y logró durante casi 12 años una economía relativamente estable, porque aún cuando le cuestionaban la inflación a Cristina, era del 20 por ciento. Para un país emergente como éste, el plan de estabilización es la estabilización del sector externo. Si tenés dólares en el Banco Central, el sendero fiscal es mucho más relajado. Si estabilizás basándote en ajuste fiscal, fracasás. A las pruebas me remito porque Luis Caputo estaba desesperado a tal punto que el FMI tuvo que venir a auxiliarlo. Si este plan de ajuste fuera exitoso, ya está, no necesitás crédito del Fondo. Está bien, Néstor se apoyó en el salto devaluatorio de Remes Lenicov y la suba de precios internacionales por el emergente de China. Pero se renegoció la deuda con quita de dos tercios y se calzaron los servicios de deuda con los derechos de exportación. Eso te dio una estabilidad enorme y te liberó el presupuesto: 14 universidades nuevas, AUH. No tenías la presión de la deuda sobre el presupuesto.
“En mi opinión ese proceso fue más allá de lo razonable”, acota Feletti y por esa grieta la entrevista desanda un camino algo inesperado. “Con Amado Boudou, a fines de 2011, pensábamos que había que reforzar las reservas con un poco de deuda del sector privado, pero no como hizo Caputo con Macri. Y ahora, con la caída de la actividad, Milei tuvo una balanza comercial positiva de 18 mil millones de dólares y no acumuló reservas. No hay estabilización desde el ajuste fiscal y de hecho les está rebotando la inflación”, analiza mientras la luz del jueves otoñal se termina casi por completo.
–¿Qué hubiera sido audaz desde tu punto de vista durante el gobierno del Frente de Todos?
–Primero, creo que antes de arreglar la deuda con el sector privado, debería haber tenido una política decidida de enfrentamiento contra el FMI. No pagar más allá de la sobrecuota.
–Guzmán lo intentó.
–Pero hubiera requerido no pagar, y se fue a un programa de facilidades extendidas. Un acuerdo stand by debería haber implicado 25 mil millones de dólares, pero a Macri le dieron 45 mil millones. Habría que haber marcado que no correspondía pagar por esos 20 mil millones de excedente. Lo segundo que habría que haber hecho era discutir, como lo hizo Cristina en todos los foros internacionales contra los buitres, la cuestión de que el FMI no supervisó el cumplimiento de las metas para que no hubiera fuga de capitales durante el macrismo. Y el otro punto es importante es que el Congreso no tuvo nada que ver con la decisión sobre ese endeudamiento, de ahí la ley de Guzmán que corrige eso. La deuda con el FMI era totalmente cuestionable, atacable.
Trazar el derrotero de los sectores económicos argentinos lo hace volver una y otra vez sobre los verbos de endeudar y fugar. A eso, Feletti contrapone el de disciplinar. Pero sobre el Excel del más reciente peronismo en el poder, figura en rojo todo monto de valentía. “Una herramienta que tuviste servida fue la expropiación de Vicentin para poner un pie en la comercialización de granos, que era algo que pedían los chinos a través de Cofco. El mundo va hacia el bilateralismo. Con las cooperativas de granos más Cofco y Vicentin habrías tenido una participación en el mercado de un tercio. Ahí tenés una forma de disciplinamiento de las élites”, señala.
–Pero mientras tanto, ¿hay manera de hacer en el corto y mediano plazo algo distinto de Vaca Muerta, minerales y agro?
–Si no industrializás esa renta primaria, estás perdido como país. Porque te puede pasar como en Congo, un país riquísimo pero surcado por guerras civiles. En la medida en que la Constitución de 1994 habilita que el subsuelo es de las provincias, los gobernadores van a querer ser quienes definan la distribución de esa renta. Milei plantea substituir al Estado y la política argentina por poder externo que administre esas riquezas. Ni la Generación del 80 llegó a esto, es muy grave. Milei también cree que las élites hicieron de esto algo inviable políticamente en los últimos 50 años, por lo que hay que traer una potencia extranjera que las ordene, concretamente de Estados Unidos.
«Comienza a pasar algo que pasaba en la segunda mitad de los noventa” -advierte no sin preocupación- “El tipo de cambio fijo promueve la extranjerización y el take over de empresas. Si se verifica lo que dice Caputo, de una convertibilidad a 1000 pesos por dólar –yo dudo que lo logren, pero esa es otra discusión– ahí tenés una exigencia de competitividad muy grande para sostenerte. Hoy atrás de Caputo hay una intentona por enésima vez del poder económico estadounidense de ser un factor dominante en Argentina. Porque si bien siempre tuvieron peso, nunca pudieron terminar de hacer pie porque todos los procesos de reconversión favorecieron ante todo a los grupos económicos locales o europeos”. «
Fuente Tiempo Argentino